Capítulo 16. Un nuevo hogar.

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Capítulo 16. Un nuevo hogar.

Io se despertó con el ruido de una explosión, haciéndola sobresaltarse de la cama y ponerse de pie de golpe, provocándole un ligero mareo.

—¡Perdón! No pensé que me saldría a la primera—se disculpó Alem al ver la reacción de su prometida.

—¿Qué hora es? —repuso molesta.

—Las 12—respondió

—¡¿Por qué no me despertaste?!

—No quería interrumpir tu sueño—respondió —perdóname

—Kaatar ¿Ya llegó? —preguntó la reina, tomando vestimentas más adecuadas, pero cuando llegó al closet se llevó al sorpresa de que solo había una prenda para usar—¿Dónde está mi ropa?

—Ya empaqué tus cosas, Gorgi me pidió irnos antes de las 4 y no sabía a qué hora despertarías—respondió Alem, levantándose del suelo y tomando una charola—¿Tienes hambre? —pregunto a Io—pedí el desayuno

Io se acercó al príncipe tomando la bandeja y notando que había 2 raciones.

—¿Por qué no has comido nada? —preguntó la reina

—No desayunaría sin ti—quito la bandeja a ambas raciones y se sentó frente a la reina, hambriento empezó a comer.

—Tu rostro—dijo Io preocupada—¿No dormiste bien?

—No—respondió sin expresión

Io se sintió culpable al reconocer algunas marcas en el rostro del príncipe, como la que tenía en la mejilla y que empezaba a marcarse de un intenso morado tras las constantes bofetadas que le daba, también estaban las de sus ojos, ojeras inmensas señal de la depresión y una noche larga envuelta en llanto.

—No puedes salir con ese aspecto, te ves peor que un leproso—dijo para disimular su preocupación.

—No te preocupes, ya lo solucioné. Hay un encantamiento que puede modificar algunos rasgos de mi apariencia—respondió Alem tratando de no sentirse mal por los constantes comentarios de Io.

—Duerme un poco ¿Quieres? —pidió Io

—Lo haré, lamento arruinar tu desayuno—respondió Alem <<Aunque tu arruines mi vida>> pensó el príncipe—en cuanto termines, es importante reunirnos con Gorgi

—Si, será lo primero que haremos—La reina empezó a comer más deprisa, sin importarle ser juzgada por el príncipe debido a la falta de modales.

—Así está mejor—le dijo Alem luego de limpiarle una mancha cerca de la mejilla—tu rostro es muy bonito como para dejar que se arruine

—Ya sé que es bonito—respondió arrogante. Sus sentimientos eran siempre diferentes a los que mostraba, después de tratar al príncipe de aquella forma y llevarlo a algo menos que la basura, el seguía siendo amable, aunque solo lo fingiera y eso le hacía perder la cabeza—nos vamos ahora—ordenó—no me importa, comerás después.

—Si, es buena idea—el príncipe cerró los ojos, concentrando su magia en sus rostro, tratando de modificarlo—¡Listo! —exclamó al finalizar el hechizo. Io se quedó sorprendida de que ya dominara tan bien la transformación, si no estuviera tan confundida, probablemente le felicitaría.

—Ordenare a mis súbditos venir por nuestras cosas, vámonos ahora—pidió Io saliendo de la puerta con las manos vacías, Alem le imitó, pero no pudo evitar llevarse el libro que le habían regalado. Se reunieron todos en el jardín de la fortaleza. Estaba el rey Gorgi con toda su familia; sus hijas que se emocionaron al ver a la reina Io y su esposa que trataba a Alem como un hijo más debido a la edad del príncipe. También estaba Flira y su hermano, Magon. La princesa de Magna sostenía en sus brazos a colmillo, para alivio de Alem, el perro corrió hacia el en cuanto lo reconoció.

La ultima reina de la magiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora