14 Fuegos artificiales.

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Alana.

Me he dejado llevar por mis pensamientos que llegué al punto de pensar que la única que sufría era yo.

Pero no..

No era la única persona que se ahogaba en sus propios pensamientos sin encontrar una salida. Era como tener cadenas alrededor de tu cuello y saber que en cualquier momento te quedarás sin aire o llegar al fondo del mar al mismo tiempo, sin encontrar escapatoria.

¿Por fin se desharán las cadenas de mi mente?

¿Seré libre de mis recuerdos?

Su expresión cambio a triste y desbastado, lo observó mientras se pierde entre las aguas. —Lo siento—Su mano está posada sobre la madera.

Mi mano va directo a la suya sabiendo que no lo puedo tocar, sabiendo que lo haría en vano, pero en el fondo quería pensar otra cosa, quería olvidar que no era solo un fantasma y que podia tocarlo incluso. Sin que mi mente me tomara la contraria, mi corazón lo quería pero mi mente me obligaba a ver la realidad.

Pero sucede algo inesperado..

¡Toque su mano!

Retiro mi mano asustada.

—¿Cómo lo pudistes hacer?—Preguntó confundido.

—No lo sé, sólo quería hacerlo y sucedió —Dije pensativa y confusa.

El silencio ocupa un período de tiempo entre nosotros, sólo estamos pensando en nuestra hermosa escena.

Los fuegos artificiales iluminan el cielo nocturno. Hoy en un día festivo y es costumbre encender fuegos artificiales

Echo un vistazo y lo veo perdido entre los colores.

En su rostro refleja los colores, junto al mar. Azul, rojo, verde, amarillo, morado. Todos los colores que representa un arcoiris explotan en el cielo hasta desaparecer, dando libertad para el próximo.

—¡Gracias!—dice perdido entre los colores..

—¿Por qué? No hice nada—Preguntó desorientada.

—No le había dicho esto a nadie, y admito que se sintió bien compartirlo contigo—Dice sincero.

No supe qué responder al respecto y realmente no quería arruinar este momento con algunas palabras absurdas y decidí que mi silencio era la mejor respuesta.

Guardamos silencio apreciando la hermosa vista.

🌟🌟🌟

Después de un rato de charlar decidimos volver al hospital.

—Y dime, ¿Aún crees que soy pesado—Pregunta con una sonrisa de medio lado.

Me río de su pregunta, creo que mis mejillas se sonrojaron.

—La verdad acosador es que...—algunas enfermeras interrumpen mis palabras.

Su voz retumban en mis oídos. —¡traigan una camilla rápido!— ha lo lejos puedo ver una silueta de una mujer a través de su cabello rojo como el fuego. Esta sangrando mucho puedo ver cómo su sangre forma un charco.

Al ver toda esa sangre me quede perpleja, no me imaginaba cuánta sangre tiene el ser humano. No podía adivinar de dónde venía toda esa sangre.

La colocan en una camilla, me acerco poco a poco al cuerpo de la chica.

No puedo analizarla bien, la impresión inmediata que me dio no fue de terror, si no de familiaridad. Hubo una fracción de segundo que pasó lentamente y se convirtió en algo insólito y abrumador. Indeterminable, como si mil recuerdos hubiera golpeado mi mente, y luego lo supe, llego a mi tan rápido y tan confuso que tuve que retroceder.

—¿Estás bien?—sólo escucho a Dylan como un susurro mientras todos los recuerdos invaden mi mente como un virus.

—Alana, ¿quien es ella?—Dylan insiste pero estoy en shock, no puedo moverme, no puedo hacer nada y apenas siento su voz.

Un dolor enorme surge en ggy ynmi cabeza, coloco mis manos sobre ella tanto como pueda, siento que va a explotar, gritó de dolor.

—¡¿Alana que tienes?!—Dice Dylan qdesesperado, tratando de tomarme en sus brazos pero el intento es en vano, y aún así no se rinde, sigue intentándolo una y otra vez.

Mis latidos cada ves se hacen más fuertes.

¿Que me está pasado?

Veo que mis manos tiemblan hasta el punto de que no puedo controlarlo.

—tranquila Alana todo estará bien, te lo prometo ¡solo resiste!—escucho a dylan como un murmullo.

Su voz es lo único que me calma en estos momentos.

Miró el cuerpo de la pelirroja.

—Vela Torres—

Es lo último que digo antes de cerrar los ojos....

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