My Destiny | Jaeyong

XXIV

<<Hyunjin>>

Hace unas horas

— Félix — lo llamé desde mi habitación mientras observaba en la ventana como entrenaban mis caballeros.

— ¿Si HyunJin? — preguntó poniéndose a mi lado.

— ¿Sabés que yo mandé a Seugmin como un espía?— Félix asintió a mi dicho— Pues recién me llegó una carta diciendo que el Reino Jung con los Reinos Wong y Qian nos iban a atacar por todos los desastres que le hemos desatados en sus reinos y aparte también para recuperar a Taeyong. Yo necesito que te dirijas al Reino Yang y por favor que Jeongin me apoyé.

— Claro como tú digas, HyunJin— respondió con una sonrisa.

— Ve rápido Félix... tú, BangChan y Jeongin acompañados de Seugmin son los únicos que tengo con mucha confianza en estos momentos— musité sereno.

Sin más que decir Félix salió para partir hacia el Reino Yang.

Espero que me des una mano.

En la actualidad

— ¡Son muchos Hyunjin, creo que no po-!

— ¡No me importa, solo manda a los caballeros en su forma animal que quedan!— lo interrumpí furioso.

— P-pero...

—¡¡NADA DE PEROS, SOLO HAZ LO QUE TE ORDENÓ CHRISTOPHER!!!— grité haciendo asustar al General.

— Como usted ordené "Rey Hyunjin" — afirmó de una forma fría haciendo una reverencia.

Antes de seguir hablando Félix nos interrumpió gritando.

— ¡¡JEONGIN YA ESTA AQUÍ ESPERÁNDOLO EN SU DESPACHO , PERO LOS REINOS WONG Y QIAN ESTAN ATACANDO A SU GRUPO!!—.

—¡¡CHAN, EL RESTO DE CABALLEROS QUE QUEDAN MANDALOS CON JEONGIN!! ¡¡POR FAVOR!! ¡¡NO SE RINDAN, NOSOTROS GANAREMOS!!— Solté con valentía y superioridad.

— SI REY HYUNJIN— Respondieron al unisono saliendo de mi habitación.

Rápido me puse mi atuendo y armadura, también mi hermosa y presiada espada.

— Después de tanto tiempo por fin hay una verdadera batalla— dije saliendo de mi habitación llendo hacia la de Taeyong.

. . .

— ¡Denme a Taeyong!— ordené con mi espada levantando hacia el chico alto que estaba protegiendo a los dos caballeros que protegían a Tae y a Shotaro que este abrazaba al pelirosa ocultandolo.

— No lo permiré— se inmutó.

— Bien, si tú lo quieres así...

En un movimiento clave mi espada en el hombro del chico y lo saqué, dejando al chico adolorido. Lo empujé y agarré con fuerza a Taeyong.

—¡¡NOOO!!— Gritaron los presentes pero igual no me importaban en este momento pude ver la llave insertada en la puerta, la cambié rápido y la tranqué... ¡y todo eso en unos segundos con una mano! ¿sorprendente no?.

Arrastré a Lee hasta mi despacho quién una silueta se encontraba sentado en mi asiento.

— ¡Jeongin! —

— ¡Hyunjin! —

— Aguántame un poquito, primero tengo que amarrar a mi pelirosita ¿cierto bebé?— con las cadenas de hierro que estaban en mi mesa sirvieron mucho, el contrario solo intentaba zafarse pero no lo logró.

— Hyunjin, YoonOh ya está dentro del castillo— habló haciendo contacto visual conmigo a la vez que pulía su filosa y brillante espada.

— Tranquilo yo me encargaré de él y tú quiero que te encargués de los dos Reyes idiotas que vinieron con Jung.

— Ok.

Miré al peliazul como miraba a Tae con cierto disgusto, me quedé callado y salí sin más a buscar al patán de YoonOh sin antes saludar al General Han que estaba esperando en la puerta.

<<Narrador>>

— No puedo creer que Hyunjin te haya elegido a ti en vez de a mi— habló acercándose y agachándose a la altura del pelirosa que tenía la mirada al suelo. Lo agarró fuertemente de la mandíbula haciéndolo mirar hacia arriba.

— Hyunjin me pertenece... aunque te guste o no... yo lo amo más que a nadie...— afirmó mirándolo con odio puro.

— A-a mi... n-no me im-mporta... n-no lo quiero... cerca mío nunca más en mi vida— respondió Lee sin ninguna expresión y con cierta fluidez en la última parte sorprendiendo al peliazul.

— Más te vale ratita, o yo mismo te mataré con mis propias manos— recalcó lo último posando su espada en el cuello lechoso y fino del contrario. Después de estar unos segundos así dejo al pelirosa llorando en un rincón en el frío despacho.

— General Han, quiero que se encargué de que el General Suh y ningún otro caballero se acerque a este lugar ¿oíste?— ordenó.

— Claro majestad— sacó su espada para luego ponerla a su costado y poniéndose adelante de la puerta.

Jeongin salió del castillo a encargarse de los otros Reyes que lo estaban haciendo más difícil.