XVII

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Después de terminar mi almuerzo Shotaro me invitó a caminar por el jardín del castillo, obviamente primero pidiéndoles permiso a los dos guardias que se encontraban allí seguramente me estaba ayudando un poco a familiarizarme con el lugar.

El jardín es muy bonito, lleno de plantas y flores de todos los tamaños, de variedades de colores y aromas tan relajantes. Se podía apreciar algunos conejitos jugar por el lugar.

— ¡Que lindos!— corrí hacia uno de esos animalitos peludos y lo acaricié, era blanco como la nieve con una manchita en uno de sus ojitos.

— Si son muy bonitos, un reino los han mandado como obsequio al Rey Hwang pero... a él no le agradan mucho los animales— habló el peligris acariciando a otro conejito con manchitas.

¡¿ESTA LOCO O QUÉ?! ¡¿CÓMO QUE NO LE AGRADAN?!

— Que lastima, Jae-...! digo el R-rey YoonOh le gustaría tener conejitos en su jardín— exclamé sonriente dejando al conejito jugar con los otros conejos.

— ¿El Rey YoonOh, el del Reino Jung? ¿Lo conoces?— preguntó el contrario con sorpresa.

— S-si él... es muy admirable, a veces es un poco intimidante y serio pero es una muy buena persona— con cada palabra que he dicho me lo imaginé sonriéndome agarrando mi mano para traerme a sus musculosos brazos que transmiten calidez a todo mi cuerpo.

— Debe ser una muy buena persona y un buen Rey con su pueblo— admitió con una mueca acompañado con una pizca de tristeza.

— Es un Rey muy servicial con su pueblo... ¿su majestad no es así?— pregunté.

— N-no él... solo se importa a si mismo, no le interesa a las personas que mueren por el hambre ni a los niños que no tienen hogares, tampoco a los ancianos, no brinda ni una pizca de caridad... y lo que más me duele es que nunca piso en su vida al pueblo.— respondió dolido mirando hacia la dirección donde provenía el pueblo.

— Los Alfas luchan para mantener a su Omega y a sus cachorros, varios de ellos llegan a ser sobreexplotados hasta el extremo de gastar toda su energía llevándolo a la muerte. En pocas palabras, el Rey Hyunjin le da la espalda a su pueblo.

Yo me quedé estático. Jaehyun ni estando loco haría algo así, me da mucha pena. Abracé a Shotaro  dejandolo que se calmé y eche todas las lágrimas que tiene retenidas.

— ¡Taeyong! ¡Que bueno es verte por... aquí!— gritó el pelinegro acercándose.

Hablando del Rey de Roma...

— Shotaro puedes retirarte, me quedaré con Taeyong— sonrió sin mirar al nombrado, este solo se separó de mí notando que tenía los ojos hinchados y se retiró sin mirar al Alfa.

— ¿Acaso te dije que salieras de tu cuarto? — preguntó Hyunjin acercándose a pasos lentos después de quedar cara a cara conmigo.

— N-no—.

— ¿Y que haces aquí? — su mirada me transmitía temor.

— S-solo salí con Shotaro a d-dar un paseo por es-ste... lugar— tragué duro al ver cómo este me acariciaba la mandíbula.

— Te deje encerrado bajo llave cariño eso significa que no puedes salir, tengo que volver a hablar con esos dos tontos.

—¿No volveré a salir?—.

— Absolutamente que no— respondió acariciando mis labios. Cuando sentí que me besó a la fuerza le mordí el labio.

— ¡AGH! ¡NO HAGAS ESO NUNCA MAS!— Recibí otra cachetada por parte de Hyunjin.

—¡¡Caballeros llevenselo a su cuarto Y DÍGANLE A ESOS DOS INÚTILES QUE NO LE PERMITAN SALIR— gritó hacia los cuatro caballeros que ya me tenían agarrados de mis brazos impidiendome soltarme de ellos.

Fui arrastrado hacia mi cuarto y me quedé encerrado todo el resto del día.

My Destiny | JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora