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Cuando mi pequeña sultana tenía tres meses, llegó una carta, una que traía una triste noticia, el principe Mustafa había muerto en batalla defendiendo al sultán Suleyman.  Su pobre madre no pudo soportar la noticia y se suicidó. El cuerpo del sehzade fue enterrado junto al de su madre, en la mezquita de su abuelo. 

Ese año no se celebró ningún cumpleaños de la familia real otomana.

El príncipe heredero a la corona había muerto dejando sola a su única hija, Kosem Sultán, una niña tranquila y hermosa, de apenas cuatro años. Su majestad, tomó la decisión de darle a ella, para que la cuidara.


SULTANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora