Al llegar a Manisa, puede dar cuenta que nos esperaba un joven muy apuesto junto con una chica. Al bajar del carruaje agachó la cabeza hice reverencia, ayudó a su Sultana a salir y luego de ver a Los Hermanos abrazados por fin entraron al palacio, el Palacio era grande, pero no tanto como el de Topkapi.
Después de la fiesta de bienvenida que brindó el príncipe para su hermana, fueron a los aposentos designados para la sultana.- Le gustas, de que le gustas
- Porque lo dice sultana
- Lo vi mirándome y se que le gustas, aunque no lo quiera admitir.
- Mañana en la noche te mandará sus aposentos, no me decepciones Yasemin, tú vas a poder vencer a Esmahan, ella no está embarazada ni tiene ningún hijo, ella será historia, a pesar de que mi hermano le prometió no enamorarse de otra.
Asentí, sintiendo la adrenalina corre por mis venas. Sabía que después esa noche no iba a volver a hacer nunca más Astrid Bradbury. Y una oración mental y me despedí de mi antiguo yo. Si quería sobrevivir tenía que ser Yasemin, la favorita del príncipe Mehmed.
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- Eres hermosa Yasemin - me dijo la Fakria quién estaba junto con otras criadas que la sultana Mihrimah mandó para que me ayudarán a prepararme.
- Gracias Fakria
Junto con la Kalfa del harén del príncipe y Fakria caminé para ingresar a los aposentos esmaltes. Ese fue el momento al que más tenía desde que fui elegida por la sultana, el miedo al fracaso, el miedo a frenar los planes de la sultana, el miedo de no ser nadie, de morir.
Respire hondo y me tranquilicé, me tragué todo mi miedo.
En ese momento llegamos a las puertas de sus aposentos.
- Hazle a ver al príncipe que su regalo ya está aquí - dijo Fakria
Resultado de la puerta asintió y entró Para avisarle al príncipe, luego de lo que pareció una eternidad para mí, él salió y asintió.
Entre, y como me indicaron, agaché la cabeza, pero no me arrodille.
- Su alteza
- ¿tu nombre?
- Yasemin, su alteza
No volvió hablar y levanté la cabeza
- Entonces te enviaron conmigo - él no parecía hablar conmigo, pero me miraba fijamente En cambio, miré a mi alrededor me puede dar cuenta que en la mesa había comida.
- ¿Podemos cenar su alteza?
- Me temo que estás equivocado conmigo hatun, no pasarás la noche aquí - pero tus ojos decía lo contrario.
En ese momento me di cuenta que sólo necesitaba un pequeño y yo se lo iba a dar.
- Yo no he dicho lo contrario, sólo qué cuando me prepararon fue muy temprano y no cene.
- Nada sucederá - dijo mirándome resignado y sentándose en la mesa, yo no seguí y me senté con él.
Sonreí, bien es cierto aún tenía catorce años, sabía todo sobre seducción, me habían inculcado bien.- No se preocupe su alteza nada sucederá - me incliné un poco enseñándole el escote y tomé un sorbo de vino. Me puede dar cuenta que con excepción es dirigió su mirada a mis pechos. A sentarme enfrente de él pude con mi pierna rezarle la de él.
- Qué haces? - me dijo un poco nervioso
- Nada - luego de decirle eso, comencé a hablarle sobre sus costumbres, para tanto inclinaba.
Luego de acabar de cenar me levanté- Puedo retirarme su alteza? - él seguía sentado y lo único que hizo fue pararse y besarme.
Cerré los ojos y sus labios siguen a los míos. Un beso anhelado que me arrastró a las profundidades del deseo.
Aquella acción me llevó camino más peligroso de todos, el amor.

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SULTANA
RomansaMi vida no fue fácil, varios obstáculos se hicieron presentes en mi camino, pero los supere con valor e inteligencia. Fui una Lady y luego me convertí en una esclava del imperio otomano donde fui la criada de la sultana Mihrimah y concubina del sehz...