SULTANA

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Pasaron tres meses y en esos meses me hice la criada de confianza de la sultana Mihrimah, me habló de la rivalidad prima y el porqué de ello, me explico que ella sabía que se había enamorado de un simple Aga y que al saberlo lo mandó a matar. Poco poco se había vengado de ella, andando siempre a concubinas para su hermano, aunque este es la rechazaba, dejaba la duda plantada en ella, luego mandó a que le dieran hierbas de infertilidad y por último, madre la contagió de una enfermedad, lo último fue cuando se enteró, que su tía había tenido que ver en la muerte de su madre, la sultana Hurrem, quién fue la esposa legal de Su Majestad el sultán. 

Conocía al pequeño sehzade Cihangir, quién era un niño muy dulce e inteligente, y que era la que se encargaba de mandarlo a dormir, luego de que un día le cantará y se durmiera en sus brazos. 

Supo que la madre de su sultana, era conocida como la bruja rusa, quién había dejado desplazada a la primera consorte del Sultán. También se enteró de la gran historia de amor de ellos y sueño que tal vez pudiera también será su destino. 

Hasta el momento no había cambiado de religión, pero sabía que tarde o temprano lo tenía que hacer.

La gran rivalidad que había tenido su madre con la Kadim Mahidevran, su medio hermano Mustafá, quién era el primer hijo del Sultan.
Lo que ella tenía que hacer, además de enamorar al príncipe Mehmed, era lograr que el llegara al Trono. No sólo iba a ser su consorte, sino también su amiga, iba a convertir en alguien importante te juntó con la sultana iban a lograr sus objetivos.
Aprendió todo lo que la sultana le mandó, y ya estaba lista para entrar a los aposentos del sehzade, aunque ella le había dicho, qué tal vez no pasará nada, porque el príncipe rechazaba las concubinas y si las dejaba entrar no pasaba nada. Había aprendido muy bien el arte de la seducción para lo de su caudal a la confianza de la sultana. Todo estaba listo, la sultana Mihrimah iba a ir con ella a Manisa, la provincia que gobernaba su hermano. 

                                                                                                                                                                                                      La provincia de Manisa, era la provincia que antes gobernaba príncipe Mustafá, pero que el sultán le había quitado y dado Amaysa por sus errores cometidos.

El carruaje estaba listo para partir, en uno iba el príncipe Cihangir, con algunas criadas de confianza y en el otro la sultana con ella. 

Desde ese momento supo que solamente ella iba a determinar Su futuro, que su futuro iba a estar en sus manos.