prologo

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Prologo.

Frente a sus ojos se alza la imponente ciudad de Tokio. Por el ventanal, que abarca del techo al suelo, es capaz de divisar una gran parte de la ciudad, paisaje que en otra ocasión lo calmaría, pero ahora las cosas y las razones por las cuales se encuentra ahí son muy diferentes. Un hombre de sesenta y algo años, su cabello aun luce negro mas el paso del tiempo se logra ver ya en su cabeza con algún matiz de blanco. Sentado se encuentra aquel hombre, dando la espalda a la puerta de aquella oficina.

Si alguien entrara y lo viera pensaría que esta admirando el bello atardecer de la ciudad mas no es así, el se encuentra en una gran dilema, en conflicto, está enojado. Piensa en la situación en la que esta su nieta, su adoración. La situación en la que, los está metiendo a ellos. Esta con sus cavilaciones cuando la puerta del despacho es abierta.

-Padre...

La voz de Alison Fujino sale en un susurro. No pretendía que así fuera, pero su miedo y sus nervios le han traicionado.

-Pasa y cierra la puerta.

El no se digna a mirarla. Sigue con su vista fija en el ventanal. La mujer entra y hace lo que su padre le ha dicho. El hombre no se digna a verla, su mirada permanece en la inmensidad del cielo.

Parece que a Alison la acaban de regañar y a la vez luce como si aun no descubrieran su travesura y solo fuera cuestión de tiempo para que, al descubrirla, le sea aplicado el más cruel de los castigos. Esperaba que su padre le gritara, mas su silencio es ensordecedor y aterrador.

Alison tiene la cabeza gacha, su vista mirando al piso, se frota sus manos como si tuviere un frio que cala hasta los huesos. Eso es síntoma de que está nerviosa, a pesar de la edad, a pesar de ser la gerente general de FUJISE Corp parece de nuevo una niña pequeña. Es como si nunca hubiera crecido y su padre aun ejerciera su autoridad sobre ella. Qué gran verdad que a pesar del pasar de los años ella aun le tiene un gran miedo.

Los segundos pasan tortuosamente lentos, ella no se anima a ver a su padre, que a pesar de que está de espaldas a ella ejerce su dominio. Él, un militar forjado en los campos de batalla la ve a través del cristal. Ve como luce y esa actitud lo enfurece más, pero esta vez no grita, se traga sus incordios y suavemente pregunta.

-¿Dónde está Shizuru?

-La mande llamar, no tarda.

Pasan unos minutos en completo silencio. De pronto un gran suspiro se escucha en el despacho, no ha sido otro más que Kotaro Fujino.

-Alison...

-...

-Quita esa cara de estúpida y dime ¿Qué vas a hacer?

Kotaro no necesita girar su silla y ver a su hija, para él todos sus retoños son tontos, estúpidos e inútiles, ha si se ha expresado de ellos desde niños.

-No... no lo sé... correr a esa...

-Eso no solucionara nada... mi nieta no es tonta sabrá que fue por su causa.

-Puedo pedirle algo y si no lo cumple tendré el arma para despedirla...

El señor Fujino se lleva su mano a las sienes y las masajea, no puede creer las absurdas propuestas de su hija. Está a punto de decirle lo que piensa cuando unos toques suaves en la puerta avisan de que Shizuru ha llegado. La puerta se abre dejando ver a una muchacha de, aproximadamente, 25 años, con unos hermosos ojos color sangre, su cabello no muy corto, no muy largo de un color castaño claro, vestida con una camisa color azul cielo, la cual tiene el logo de la empresa en el lado izquierdo, pantalón color café claro y sus botas industriales.

-Permiso... Me mando llamar Alison-sama.

La muchacha de ojos rojos saluda a la gerente de la empresa, a pesar de ser su tía la saluda como su jefa que es. El hombre gira su silla y queda frente a ambas mujeres.

-Buenas tardes Fujino-Sama.

Shizuru hace una reverencia. El hombre que esta tras el escritorio es su abuelo, padre de su padre, aunque nunca lo ha visto como tal, a ninguno de los dos.

-Pasa Shizuru, toma asiento, por favor.

Ambas se sorprenden, el está acostumbrado a gritar, a dar órdenes, tanta cortesía es extraña y, hasta cierto punto, aterradora.

-Shizuru... ¿tú que sabes de una tal...? - El señor rebusca el nombre y lo encuentra escrito en un papel, ni siquiera la ha visto en persona y ya siente que la odia. -...¿Natsuki Kuga?

-Es la chica del área de mantenimiento...

-Necesito de... tu ayuda.

Tal afirmación logra que Alison alce su cabeza y vea sorprendida a su padre. Shizuru ni se inmuta por el exterior, hace años que aprendió a tener una máscara frente a su familia paterna. No dice nada, espera a que su abuelo prosiga.

-Yo... -Titubeante él, por alguna extraña razón, no se anima a decirle, el es claro y directo, sin embargo ahora es diferente.

-Yo quiero que enamores a esa tipa y la alejes de mi nieta.

Nota: está historia no me pertenece es del autor SrtaBrocoli, que me dió permiso para pasarla aquí , todavía no está terminada.

Te dejaré de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora