-¿Aquí está bien? -La ojiverde se estaciono frente a un hotel.
-Sí, muchas gracias Natsuki, tus palabras me han abierto los ojos.
-Para eso estamos, cuando necesite hablar aquí estoy, tiene mi numero para lo que se le ofrezca.
-Sí, gracias por acceder a pasármelo, sabes, mi hija tiene como tu edad, me ayudaras como guía para acercarme a ella.
-Espero ser de ayuda.
-De mucha, créeme. No te entretengo mas, no quiero que tu jefe se enoje contigo.
-Nos vemos Naomi.
-Hasta pronto Natsuki. -La ojiverde prendió la marcha del vehículo emprendió el camino. Feliz por ser de utilidad a esa mujer y poder ayudarla a darle un nuevo enfoque a su vida. Sonrió, tal parecía que el día no dejaba de sorprenderla y aun faltan varias horas para que termine. Pensó en ir hacia el taller, sin embargo antes tenía que ir a otro lugar.
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Shizuru entro a la mansión Fujino, lo primero que hizo fue subir a la habitación de su madre, encontrándose con que ya estaba vacía, su maleta no estaba por ningún lado. Abrió el armario y estaba completamente vacío. Nada de cosméticos o cremas en el cuarto de baño. Suspiro, tenía la leve esperanza de que siguiera aquí, de tenerla aunque fuera de lejos, pero cerca. Se sentó en la cama contemplando la nada.
-¿Ves como no le importas? -Quien le decía esto no era más que su abuelo, quien había entrado a la habitación para comprobar lo que la empleada del servicio le había dicho, que la señora Naomi había salido de la mansión con su maleta.
-Y ni se te ocurra lloriquear... esa maldita perra no merece las lagrimas de una Fujino, ¿entendiste?
-Si abuelo.
Shizuru se puso de pie y salió de la habitación directo al jardín trasero, aguantando el ardor de sus bellos ojos por las lágrimas que querían salir. No podía llorar frente a su abuelo. Camino hasta internarse en una área rodeada de arboles y llegar a un pequeño kiosco donde se permitió llorar. Se sentó en una banca de madera que se encuentra en medio de aquel lugar. Tal parecía que nadie la quería, así se sentía, mal querida. Las nubes poco a poco comenzaron a soltar finas gotas de agua, al igual que ella, primero levemente y gradualmente aumentaron su intensidad, a Shizuru no le importo quedarse ahí. Tal vez el cielo pensaba lo mismo que ella y por eso lloro, acompañando su pena. De pronto sintió que era envuelta en un cálido abrazo, rompió en llanto con más ganas, sin abrir los ojos se aferro a aquella persona como su tabla de salvación.
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Capitulo 11
-Buenas tardes ¿se encuentra Shizuru-san?
-¿Quién es usted?
-Soy Natsuki, una compañera del trabajo.
El vigilante observo el auto y a ella, parecía inofensiva, pero aun así llamo por el intercomunicador para darle acceso o no. Dentro de la mansión contesto su abuelo, quien sonrió cuando le dijeron quien era la que buscaba a su nieta.
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Te dejaré de amar
RandomLa historia no me pertenece ,es del autor SrtaBrocoli, me dió la autorización para subirla. Tengo dos opciones, seguir lo que mi corazón dicta o hacer lo que mi familia me pide, pero... ¿En qué momento ambos deseos se convirtieron en uno solo? ¿Cuan...