CAPÍTULO CINCO

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No puedo mentir, estoy un poco decepcionada. Han pasado tres meses y no ha sucedido ningún incidente digno de ser nombrado. Tan sólo estamos en el suelo francés, a la espera de la guerra. Los francés lo llaman «drôle de guerre». A mi me preocupa. Parece ser la imperturbable calma antes de la tormenta. Y está tormenta traerá consigo mucha sangre y mucha muerte.

Mis compañeros no parecen muy angustiados. Muchos sienten como si estuvieran en unas vacaciones bien merecidas. Después de sus turnos salen a tomar el sol, beber o a fornicar con prostitutas y mujeres francesas de moral distraída. A veces hacen todas estas actividades en un día. Como era de esperarse, abundan las úlceras gástricas, las enfermedades venéreas y la sarna.

Para mí, los meses han pasado tan solitarios como en Londres. Después de mis rondas, tengo tanto tiempo libre que no sé que hacer con él.

Cuando la mayoría se han ido y el otro turno da inicio me meto en las duchas. No me desnudo completamente, por supuesto. Me quedo con unos calzoncillos y la camiseta negra sin mangas. Si alguien llegara a entrar tendría el tiempo suficiente para cubrirme. Está costumbre ha sido notada por los chicos y, por supuesto, han comenzado los rumores de que tengo pene pequeño, así que naturalmente, me han comenzado a llamar «pequeño Ed».

Me estoy atando los cordones de las botas cuando alguien me da una palmada en el trasero. Me vuelvo con toda la intención de golpear a quien sea que se haya osado a tocarme.

Harry Styles esquiva mi puño antes de que haga contacto contra su nariz.

-¿Qué haces aquí, Harold? -gruño. Harry sonríe ampliamente y agarra un horrendo gorro de James que reposa sobre la cama de la izquierda.

-James me envió por esto -Y con eso salió de la habitación. No pude evitar poner los ojos en blanco-. ¿Vienes o no? -Salte cuando oí la voz de Harry en mi oído. Había vuelto a entrar a la habitación y llevaba el gorro bajo el brazo.

-¡No! -grito y Harry retrocede. Me doy cuenta de que me estoy alterando así que trato de cambiar mi semblante-. No quiero.

-Estaremos en el bar Trône si cambias de opinión, Edmund.

Asiento secamente con la cabeza y tomo los dos libros que hay debajo de mi almohada. Hay una biblioteca en la cuidad más cercana a nuestro puesto; ahí es donde pasó la mayor parte del tiempo cuando no estoy cavando trincheras o haciendo guardia. Salgo de la base y voy directo ahí. El cielo azul todavía está muy iluminado pero la noche no tardará en llegar.

-Bonjour, madame -salude a la bibliotecaria. La mujer a penas y levanto los ojos de su lectura.

Un par de chicas soltaron una risita cuando pase junto a ellas. Me meto por el laberinto de altos estantes y tomo un volumen de la sección en inglés. Me siento en un raído sillón y me pongo a leer. Unas horas más tarde, Harry Styles interrumpe mi lectura.

-¡Smith, el comandante nos ha llamado! -grita y sale corriendo. Corro detrás de él y nos internamos en la infinidad de la noche. Doblamos dos calles antes de que entremos a una muy concurrida. Harry se detiene jadeando y me toma por el codo. Solo cuando veo su sonrisa triunfante sé que he caído en una mentira. Me suelto de su agarre pero él me toma por los hombros con fuerza y me conduce a la calle siguiente, llena de música y risas.

La fiesta se encuentra en todo su esplendor afuera de la callejuela llena de bares. Los reclutas -tanto británicos como franceses- bailan borrachos con mujeres para no desperdiciar la música gratis. Nos metemos a uno de los locales, donde casi todo el mundo está alrededor de un grupo que juega a las cartas en una mesa grande.

DUNKERQUE → Harry Styles. (Dunkirk) / TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora