CAPÍTULO TREINTA

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La mañana de nuestra partida es soleada y con viento agradable. Nos despedimos de Margaret y las chicas en casa.

Sara me abraza muy fuerte y me hace prometer que le escribiré de vez en cuando. Mónica suelta unas lagrimas aunque estoy casi segura de que no son por mí. Cuando Harry le da un beso en la mejilla se pone tan roja como siempre. Me muerdo el labio para evitar reír. La abuela de James me da la receta del pastel de durazno.

James maneja con lentitud precavida a pesar de que le recordamos que el barco zarpa a las dos de la tarde, no a las diez de la noche. Al llegar al puerto, la gente ya está abordando.

Abrazo a James muy fuerte por lo que me parecen horas.

-Te voy a extrañar, papanatas -admito con voz débil y afectuosa.

-Yo también, papanatas.

Harry también abraza a James y su abrazo dura todavía más.

-Si algún día quieres recuperar tu honor en ajedrez, ya sabes dónde vivo.

-Me aparece el día menos esperado.

-¿Iras a nuestra boda?

-Todavía no he dicho que sí, Styles.

Harry se vuelve y me guiña un ojo.

-No te preocupes -escucho que le susurra a James-. Ya dará el brazo a torcer.

Suena un pitido, anunciando nuestra pronta partida. James se queda en el puerto hasta que nos alejamos tanto que no es más una manchita en la distancia. Harry me abraza por la cintura y recarga su barbilla en mi hombro.

-¿Cuánto durará el viaje? -pregunto.

-Tres horas -responde. Su aliento me hace cosquillas.

-¿Iras a casa? -Hemos evitado hablar del tema, pues sabemos que inevitablemente tomaremos caminos separados.

-Sí -responde Harry y le levanto la barbilla para que me mire a los ojos-. Mi hermano ha vuelto y ya está en casa. ¿Tú? -pregunta con un deje de miedo.

-Iré a Londres. Trataré de encontrar a mi hermano.

-¿Y cuándo nos volveremos a ver?

-No lo sé.

-Iré a buscarte, Clark. Hasta por debajo de las piedras si es necesario. Jamás volveré a perderte.

-Te voy a dar la dirección.

-Mmhm. Eso estaría bien -Soltamos una risita tonta y nos besamos.

Tres horas más tarde, bajamos del barco al devastado puerto de Liverpool. La mitad de la cuidad se ha reducido a cenizas por los bombardeos. Por suerte, la estación de tren ha logrado mantenerse en pie. Compro un boleto para el sur mientras que Harry uno para el norte.

-Supongo que aquí es donde nos despedimos.

-No es una despedida definitiva, Styles.

-¿Cuándo nos volveremos a ver?

-En una semana.

-Cuatro días.

-Una semana. Subiré a visitar a Poppy, mi niñera.

-Así que a Poppy y no a mí -dice Harry poniéndose una mano en el pecho y fingiendo estar dolido. No puedo evitarlo, le doy otro beso.

-Sí. A Poppy.

-Bueno. Tal vez tenga a alguien a quien visitar en Londres y tal vez, sólo tal vez, de paso voy a visitarte.

-No puedes mantenerte no un minuto alejado de mí, Harry Styles.

-Más bien ni un segundo.

-Adiós.

-Nos veremos pronto, bebé.

-En una semana -digo subiéndome al tren y sentándome junto a la ventana. Harry se para justo enfrente.

-Tres días. O mañana.

El tren comienza a moverse lentamente.

-¡Harry! -digo con voz quejosa aunque sonrío.

Harry corre detrás del tren.

-Una semana sin ti son como siete años.

-Qué dramático.

-TE AMO.

-Y yo a ti.

Veo a Harry volverse del tamaño semejante a una hormiga y me dejo caer en el asiento, derrotada y orgullosa de no haber llorado. Muy pronto me quedo dormida. Está por anochecer cuando el tren finalmente se detiene. El cielo naranja y rosa hace poco para distraerme de la devastación. Londres está tan jodido como Liverpool.

Salgo de la estación y consigo un taxi. Le doy al hombre la dirección de la casa de mis padres, donde espero encontrar a mi hermano, William. El trayecto hacia ahí dura menos de veinte minutos y me da la oportunidad de ser testigo de la destrucción en mi cuidad. Saco unas monedas del bolsillo y le pago al taxista. Cuando me bajo del coche las rodillas me tiemblan un poco. La casa, para mi alivio, sigue igual que siempre. Antes de que me pueda arrepentir me obligo a llamar a la puerta. La persona que me abre no es otra que William.

-Hola, Will.

La cara de Will es neutra, como una máscara. Pero cuando me abraza siento como si estuviera de vuelta en casa.

Se separa un poco de mí y me inspecciona de pies a cabeza, como si buscara alguna herida.

-¡¿Cómo que "hola"?! -brama tan fuerte que unas palomas que buscaban comida en la banqueta se echan a volar-. TIENES MUCHO QUE EXPLICAR, SEÑORITA. ¿DÓNDE ESTABAS?


FIN.

DUNKERQUE → Harry Styles. (Dunkirk) / TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora