South Africa × United Kingdom
Sudáfrica × Reino Unido
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𝐀𝐥𝐠𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬 𝐜𝐚𝐨𝐭𝐢𝐜𝐨 𝐲 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐨𝐬𝐨 𝐚𝐥 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨.
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Sudáfrica, modelo -y casi celebridad se podría decir-, se encu...
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Primer desfile;
Sudáfrica lucía un fino pantalón de vestir a medida junto con un saco a combinación, ambas prendas blancas que se complementaban con una especie de camisa negra transparentoza de cuello de tortuga, que no hacía más que exponer su perfecto tórax. En cuanto accesorios, dos pendientes dorados y un Rolex decorado con diamantes incrustados.
¿Qué cuanto valía cada prenda? ¿Mil dólares, miles y miles de dólares? Bah, a quién le importa, con que las tenga el sudafricano era suficiente para darse la idea.
Un suspiro se escapó de los labios del Inglés al apreciar la verdadera obra de arte que era Sudáfrica. Este último no sabía como reaccionar al verlo sentado ahí, es lógico que por su profesionalismo no cambió nunca su sonrisa y caminar relajado pero enérgico, aunque sus pensamientos sean completamente caóticos.
──Ek hoop dat ek nie met 'n lawwe gesig op daardie foto's uitgekom het nie [Espero no haber salido con cara de bobo en esas fotos]── pensó ni bien dio la vuelta al final de la pasarela.
Segundo desfile;
Se preparaba para salir, solo tenía que esperar a que su compañero camine dos metros para seguirle el paso. Pero se sentía tan... No hay palabra capaz de describir el nivel de ansiedad que tenía.
¿Quería comer? Lo único que podía hacer era morderse las uñas y la sola idea de pensarlo le desagradaba. Pero qué más daba, todo esto no hubiese resultado así de no haberse peleado con Reino horas antes del evento.
Comenzó a caminar, repitiendo en su mente "veilige stappe" alguna especie de código -o macumba- que desconocemos pero logra relajarlo.
Sus largas y estampadas prendas se deslizaban con gracia a medida que avanzaba, arrasando con todo a su paso... como el odio y la envidia. Clavó con entusiasmo las botas al llegar al borde de la pasarela.
Frenar, posar e irse era la clave del éxito.
Entonces, si era tan simple ¿por qué lo primero que hizo fue mirar a los ojos a aquel europeo que no hacía más que pasarle estres. Y así, sostuvieron sus miradas que pedían a gritos un perdón.
El ruido de los lentes, los focos, y los flashes cortaron el momento y sentimiento tan romántico que nacía entre ambos. Como forma de despedida, antes de darse la vuelta y volver a bastidores, Sudáfrica no sólo le sonrió a Reino Unido sino también guiñó sutilmente, mientras sostenía con elegancia su sombrero de flecos.
Y no había margen de error, fue a él, repito, fue Reino al que le dedicó de forma exclusiva aquella pícara sonrisita. Quien con la cara roja, comió uno de los chocolates de su bolsa.
──Hoekom het ek vir hom geknip?! [¡¿Por qué le guiñé el ojo?!]──.
Así como actuó sin pensar antes, ahora también podía hacerlo. Estaba frente al espejo, golpeando su mejilla con el suave pompón de polvos compactos, ocultando su acalorado rostro, sin importarle parecer un fantasma después.
──I-I think that's too much makeup── soltó pequeñas risitas el causante de su sonrojo.
Ahí estaba, parado detrás de él, con su más sincera y hermosa sonrisa.
──Mr. Kingdom── susurró feliz.
──I'm sorry, I really didn't want to treat you like this yesterday, but if you don't want to forgive me, I understand── bajó la cabeza.
──E-Ek... [Y-Yo...]── y fue interrumpido.
──Rápido, rápido, rápido, África do Sul, como é que você ainda não mudou de roupa, vá agora! corre!──.
El muchacho se disculpó con la mirada y salió rápido del lugar, al parecer para hablar tendrían que esperar un poco más.
──Mr. Portugal── el ajetreado representante puso toda su atención ──When South Africa finishes its last runway, could you give this to him?──.
Tercer desfile;
A estas alturas, de aquella bolsa de bombones quedaba poco y nada. Lo mismo se podría decir del evento. Se aproximaba el gran cierre, agradecimientos y un par de palabras emotivas ensayadas durante una semana.
Portugal, quien además de ser representante oficial del sudafricano, era el anfitrión de este increíble espectáculo y había que reconocerlo, autor de que muchas de las cosas perfectas de aquel día se dieran de forma correcta.
Por eso, ahora caminaba en lo extenso de la pista, siendo recibido por varios aplausos, acompañando de Sudáfrica y Japón, otra reconocida modelo de la nueva temporada de invierno aunque no participó esta vez. Se podría decir que esos dos eran sus favoritos, sus estrellitas doradas.
No existía una sola persona en la faz de la tierra que se atreva a poner en duda la frase "la belleza es subjetiva", menos en un momento como este.
Por un lado, teníamos a Sudafrica, un hombre delgado, de piel bronceada y labios gruesos, que tenía un porte masculino y un caminar marcado. Mientras que por el otro, la elegancia de Japón contrastaba completamente, labios finos y rozados, ojos achinados y un abundante pecho que robaba la atención de más de uno de aquel lugar. Entonces sí, bellezas muy distintas que nadie era capaz de ignorar.
Mientras el portugués daba sus clásicas palabras de superación y constancia, el africano y la asiática quedaron de pie a su lado, como si fuesen dos trofeos que los demás debían admirar. Japón concentraba su vista en un punto muerto de la sala y Sudáfrica fichaba disimuladamente al Inglés.
En cuanto al último nombrado, no hace falta decir que tenía la mirada clavada en el bello rostro de aquel modelo, y no fue mucho hasta que recibió una pequeña risita que quedó captada por más de una cámara. Y con razón, esa sonrisa tan cálida y perfecta, sobre todo humilde, obligaba a cualquiera a sacarle una foto.
Así, la bolsa de bombones llegó a fin.
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