𝔼ℤ𝕀ℕ𝕐𝔼: ℂ𝕒𝕣𝕖𝕤𝕤𝕖𝕤 - 𝕀𝕔𝕒𝕟𝕕𝕖𝕝𝕠 𝟚

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La habitación del europeo era grisácea y monótona, lo único que se alejaba un poco de esa tonalidad quizás era su ropa o algún que otro amueblado de color azul marino

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La habitación del europeo era grisácea y monótona, lo único que se alejaba un poco de esa tonalidad quizás era su ropa o algún que otro amueblado de color azul marino.

En este momento a Reino le temblaban las manos a más no poder. Había dejado de escuchar el agua correr y eso le avisaba una sola cosa: en 5 minutos Sudáfrica estaría en la habitación.

Y era correcto, luego de entrar se recostó en bata sobre la cama, miró a su izquierda encontrándose con la espalda de su inquieta pareja.

──UK angibheke [Reino Unido, mírame]──.

El contrario se dio vuelta un poco sorprendido de haber escuchado aquel idioma, sonrojándose al instante puesto que había recibido un beso. Involuntariamente su instinto lo colocó sobre el sudafricano, entrelazando sus manos y volviéndolo a besar con un poco más de intensidad.

Se separó para respirar y de paso, apreciar la belleza que había bajo él. Parecía que en su interior había una guerra descontrolada, en donde el placer ganaba sobre el inseguro razonamiento.

──C'mon Mr. Kingdom── al ver la incertidumbre de su compañero, Sudáfrica no solo desató el cordón que mantenía su bata cerrada, sino que también tomó las manos del contrario y las guió por su cuerpo enseñándole dónde quería que lo acaricie.

Comenzó por el pecho y descendió suave por sus costados, los dedos del europeo se movían en círculos recorriendo cada rincón de su piel.

Repartió delicadas mordidas, desde el ombligo hasta el pezón, viendo cómo poco a poco su compañía se excitaba y tensaba sus piernas.

Mientras rozaba sus intimidades provocando ese cosquilleo ardiente, sintió como las manos del sudafricano se escabullian por cada parte de su cuerpo, dejándole caricias en el abdomen, uno no muy marcado -y que lo acomplejaba un poco- que digamos. Tratando de desviar aquella acción, detuvo los mimos tomándolo de las manos y apresándolas suaventeme sobre la cabeza de su contrario.

Ante la humedad de sus bocas luego de tantos besos repartidos, el exquisito tacto de sus labios pegándose y luego separándose lentamente era algo que los embriagaba y funcionaba de afrodisíaco mejor que los mismos chocolates.

Descendió sus caricias a los delgados muslos de aquel africano, los apretaba nervioso por lo que iba a hacer.

Con los dedos empapados en lubricante, introdujo uno de ellos en el interior del otro, despacio, tratando de acortumbrarlo y a su vez estimularlo lo más posible.

Sentía el agarre de su hombro intensificarse, arrugando su remera, así como también los tiernos suspiros que soltaba su pareja.

──Mmhm~!── continuó así por varios minutos, alternando la cantidad de dígitos y sus movimientos, por momentos rápido, por momentos lento.

RAMÉ [C.H.- TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora