Cap. 1 Mi Salvación

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Un joven detective se encontraba investigando una escena del crimen, había varios ojos curioso observándolo. Varios contaban qué él era el mejor detective de todo Japón y solo iba a casos de suma importancia. Muchas de las jovensitas qué estaban ahí suspiraba al verlo, era muy guapo, además soltero, seguramente era el soltero más codiciado de Japón. A los pocos segundos el detective resolvió el caso y se fue.

—Es muy guapo ¿No?

—Sí—suspiraron las demás.

Pasaron los días y en otro lugar de Kanto, una joven de cabellos azabache se encontraba liderando a sus compañeros. Sin embargo no se encontraba del mejor humor y sus camaradas se dieron cuenta.

—Jefa, ya desactive las cámaras.

—Bien, ahora podemos entrar.

Los ladrones entraron con cautela, estaban a punto de tomar su objetivo, pero policías entraron y los rodearon. Levantaron las manos por instinto. Los policías se acercaban a ellos, no sabían quienes eran ya qué llevaban capuchas, menos uno ese llevaba una pequeña capa con capucha. En un descuido de los policías ellos dispararon hiriendo a unos cuantos. Se dispersaron y escondieron por todo el lugar. Se dividieron en grupos menos el detective qué decidió ir solo.

Era un lugar oscuro además la noche no era bonita. El detective detectó algo y empezó a caminar hacia este. A pocos metros alguien salió del lugar y él lo persiguió hasta la azotea, estaba rodeado, no tenia a donde ir solo podía dejarse atrapar o saltar del edificio. Volteo y se encontró con unos ojos color ámbar. Le estaban apuntando con un arma.

—¿Quién eres?— Interrogó el detective con voz ronca. El ladrón sonrió y se quitó la capucha, era una chica.

—Pronto lo sabrás, adiós. —Saltó sin dudar, solo pudo escuchar como impacto contra el agua, se acercó para ver si seguía ahí, pero ya no estaba, había escapado.

Las palabras de esa dulce voz quedaron grabadas en él, "pronto lo sabrás" ¿pero cuándo? Lo quería saber exactamente, esa chica le daba curiosidad.

Mientras tanto en otra parte.

—¿¡Los descubrieron?!

—Sí, jefe.

—Pero que inútiles— comentó.

—Lo sentimos.

—Bien ya pueden irse.— Sé retiraron del lugar y después entró su líder.

—¿Por qué fallaron?

—Errores de cálculo.

—Hm.— Sé acercó al individuo y la tomó del mentón. —Rin... No falles en tu siguiente misión, ya sabes que pasa cuando me enojo. —Beso su mejilla.

—Sí, señor.

La azabache salió del lugar y se encontró con su amigo esperándola.

—¿Kohaku?

—Rin, no puedes seguir así, no me agrada verte como una sumisa.

—No lo soy— negó frunciendo el ceño.

—Sabes que el jefe te trata como se le pega la gana y tú no puedes hacer nada. —Se quedó callada, él tenía razón—  eres mi amiga desde la infancia,  así que busca ayuda para escapar de aquí. No me gusta verte sufrir. —Ella ya había estado pensando en esto, necesitaba ayuda para conseguir su objetivo. Hubo muchas veces que ella lo intentó sola pero nunca pudo y termino rindiéndose. Pero ya no quería seguir ahí. No le agradaba como su jefe la trataba, ya no lo aguantaba.

—Lo pensaré Kohaku. — Se retiró del lugar. —¿Una sumisa? Quizás, pero he estado aquí desde muy pequeña y no tenia otra opción qué ser así. Si era rebelde me matarían y mi vida sería más corta... no me queda de otra que pedirle ayuda, pero dudo que me la proporcione— pensó con el ceño fruncido —Aun así conseguiré mi libertad.

...

El detective volvía a su casa, entró pero algo no le agradaba, había alguien más en la casa y estaba sentado en el sofá.

—¿Tú?

—Hola señor Sesshomaru.

—¿Qué es lo que quieres conmigo? ¿Matarme?— La analizó rápidamente era una jovencita de tez media, ojos color chocolate, cabello café oscuro (qué cualquiera lo confundirla con el color azabache) cuerpo esbelto, apariencia de 18 o 19 y una cara de lo más angelical, era complicado saber si era una ladrona o una chica cualquiera y por alguna razón dudaba qué tuviera esa edad.

—No, no quiero matarlo, quiero su ayuda— confesó cruzando los brazos.

—¿Ayuda?

—Quiero mi libertad.

—Lo siento, no puedo ayudarte— aclaró dejando su abrigo en el perchero.

—¿Eh? ¿Por qué soy una criminal?

—No es por eso.

—Bien, comprendo... ¿Me va a delatar?

—No. —La azabache dudo por unos instantes pero sentía que podía confiar en su palabra.

—Bien, entonces adiós señor. — Paso a un lado de él pero antes de que se fuera Sesshomaru la agarró de la muñeca provocando asombro en ella.

—Antes de irte dime ¿cómo te llamas?

—No creo que sea correcto qué le diga mi nombre a un detective. —comentó con una pequeña sonrisa.

—Veo qué no eres tonta. —La soltó. Ella le dedico una sonrisa y posteriormente se fue.

Continuará

Bueno sigan leyendo para saber más sobre esta historia
P. Perdón por las faltas de ortografía.

Avance

—No puedo creer que vaya a hacer esto— dijo en su cabeza tapando su cara con una mano.

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