Cap. 20 Un Paso A La Muerte

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Después de unos minutos los dos salieron del lugar y me hallaron tirada en las escaleras. De nuevo había tenido esos dolores de cabeza y me había caído. Esta sensación era de lo peor, apenas y podía mantenerme consciente. El señor Sesshomaru de inmediato se acercó a mí. Mi vista no podía enfocar, pero algo me decía que en su mirada se notaba la preocupación. Me cargo y pude escuchar qué tuvo una pequeña discusión con su madre; no entendí que dijeron. Y después de eso me desmaye por completo.

Desperté sobresaltada y pude sentir una mano tocar mi hombro. Volteé. Era el señor Sesshomaru. Eso me tranquilizó...

—¿Cuánto tiempo llevó así?

—Pocas horas.

Se mantuvo un gran silencio entre nosotros. Al parecer nadie deseaba dar el primer paso.

—Rin... Esto ya no es algo normal — dijo refiriéndose a mis desmayos —No lo tomes a la ligera —. Sus palabras fueron demasiado frías, pero sabía que estaba preocupado. Sus ojos no me mienten.

—¿Y qué propone usted?

Estaba segura que quería llevarme al doctor, pero sentía que no debía exagerar.

—Mañana iremos al doctor.

Suspiré.

—Esta bien...

Como fue lo planeado al día siguiente fuimos al doctor, no obstante, como lo había pensado no tenía nada.
Pensé que era algo temporal y no debía preocuparme por ello. No obstante, las siguientes semanas esto no mejoró, cada vez me sentía peor. Ya no tenía las energías de antes y siempre me encontraba cansada.

El señor Sesshomaru intentó de todo, pero ningún doctor (humano o demonio) le daba respuesta. No había explicación sobre lo que me pasaba. Nadie sabía que tenía. Y eso preocupaba de más a mi señor al igual que yo.
Cuando era pequeña era una chica muy sana, podríamos decir que nunca me enfermaba, muy rara vez sucedía. Yo no era  como mis compañeros ellos a  comparación de mí eran enfermizos. Aunque eso también se debía a las condiciones en las que vivíamos. Por supuesto no eran las mejores.

El señor Sesshomaru salió a regañadientes por un trabajo. No quería dejarme, pero yo insistí en que estaría bien y podía irse. No quería ser una carga para él y sé que debía asistir al trabajo. No podía estar toda la vida aquí en la casa solamente por mí.

—Esto es muy aburrido... Pero ni siquiera puedo moverme y me duele la cabeza cuando leo— analicé en mi cabeza— ¿Ahora? ¿Qué puedo hacer?

En está condición no podía hacer mucho, mejor dicho nada. No era agradable, pero ni siquiera tenia las fuerzas para quejarme.

—Veo qué va funcionando— pronunció una voz cerca de mí oído.

Era Zero.
Su voz había quedado grabada en mi mente después de todos los encuentros qué tuve con ella.

—¿Qué haces aquí? — Pregunté sentándome en la cama y observándola.

Parecia tener la guardia baja, no obstante, algo me decía que no era así.

—¿No es evidente, querida? — aclaró alzando la ceja.

Se acercó.

—No te haré daño...— frunci ligeramente el ceño— Por ahora. —Hubo un silencio y después prosiguio— Sabes eres una persona muy complicada. Pensé que después de tantos días ya estarías al límite al punto de morir.

Abrí más los ojos, las recientes palabras que salieron de su boca me dejaron en shock ¿qué acababa de decir?

—Tú...

—En efecto... Fui yo. Yo te puse en esa condición.

—Pero...

—¿Cómo? Fue fácil. Ahora tú y yo estamos conectadas, puedo hacer lo que quiera con tu frágil vida. Como has de haber notado cada día vas empeorando y eso es a causa de mi voluntad.

Estaba sin palabras. Abrí la boca y la cerré intentando encontrar qué decir, no sabía como reaccionar.

Ella fue la que ocasionó mi estado... Ella quería que yo sufriera, incluido el señor Sesshomaru, sin embargo, esto no se había terminado, al menos no por el momento.

—Zero, aléjate... Ahora —ordenó una persona parada en la puerta.

Observé por el rabillo del ojo y vi unos cabellos plateados. Con ese pequeño aspecto ya sabía de quien se trataba.

Me relaje.

—Oh, Señor Sesshomaru. Regreso rápido — comentó con ironía girando su cara para verlo.

Camino con paso firme hasta llegar a mi lado. Me analizó rápidamente y después volvió los ojos a Zero.

—Bien, ya entendí. Me voy— Se dio la vuelta y camino unos pasos, no obstante, antes de irse — Y recuerde esto aún no termina.

Antes de pronunciar otra palabra desapareció. Note al señor Sesshomaru molesto, pero lo dejó a un lado y volteó.

—¿Te hizo algo?

—No— respondí todavía impactada y colocando mi mano derecha en mi pecho. Baje la mirada.

—¿Qué pasa?

—Es solo que... Zero... — intenté explicar, pero todavía intentaba digerirlo. No comprendía como lo había logrado.

—...

—Dijo que nuestras vidas están conectadas.

Se sorprendió, sus ojos se abrieron de más. Eso me decía que esto estaba mal, muy mal. Sabía que él no se sorprendería con cualquier cosa, no si fuera algo problemático.

Se acercó y me abrazó en su pecho. Colocó una mano en mi cabeza y otra en mi espalda. Esta acción tan repentina me sorprendió un poco, pero después pasé mis brazos por su espalda y me dediqué en solo respirar su aroma.
Quería preguntar sobre lo que sucedió hace unos momentos. Necesitaba comprenderlo mejor, pero sabía que el señor Sesshomaru no deseaba hablar de  ello y tampoco lo obligaría. Decidí preguntar mejor en otro momento.

Al saber todos estos acontecimientos el señor Sesshomaru fue a hablar con el hermano menor de Zero o más bien advertirle qué ya no dejaría pasar todos los caprichos de su hermana. Su paciencia ya estaba al límite, eso era muy evidente.

Kagome vino a visitarme y al ver mi estado se preocupo demasiado. Yo le explique que todo estaba bien y no estaba tan mal, pero ella ya tenía la noción de que ya llevaba varios días así. Y no era fácil engañarla, bueno de hecho nunca lo ha sido. Ella siempre sabía cuando mentía. Después de tantos años vi iendo juntas me conocía a la perfección.

Continuará

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