Cap. 13 Reencuentro Familiar

353 43 1
                                    

A los pocos segundos llegué al lugar, al ver a Inuyasha quedé atónita, al igual que las otras personas que se hallaba en el restaurante, sin embargo, eso no le preocupaba al Hanyo. Yo estaba tan distraída por el reciente descubrimiento  qué no me percaté que alguien se acercaba con un cuchillo en la mano. Me di cuenta muy tarde al igual que Inuyasha, intentó alcanzarme y ayudarme pero alguien más le ganó a Inuyasha. Yo estaba a salvó. Y se trataba de nada más y nada menos de mi fiel protector.
Conocía ese látigo y esa presencia  qué se encontraba detrás de mí.

—¿Señor Sesshomaru? — Me di la vuelta y me encontré con sus ojos color ámbar.

—¿Estas herida? — Preguntó y me analizó con la mirada. Negué con la cabeza.

Después de eso, caminó hacia Inuyasha, parecía molesto ¿acaso se conocían? Así se veía. Cuando llegó con él lo golpeó sin dudar, haciendo qué cayera.

—¿Qué te pasa, Sesshomaru? — Exclamó molesto y frunciendo el ceño.

—¿Se conocen? — susurré.

—Hablaremos de esto después — respondió enfadado. Mientras qué Inuyasha solo gruño.

El camino de regreso a casa fue incómodo había mucha tensión en el ambiente y más entre Inuyasha y mi señor —Oh, antes de que lo olvidé, si se preguntan qué pasó con las personas en el lugar—. El señor Sesshomaru de alguna forma les borró la memoria, algo que me hizo preguntarme si me lo ha hecho a mí. Llegamos a la casa y todos nos sentamos en la salita. La conversación inicio con un silencio incómodo, ninguno quería hablar, pero el que lo termino rompiendo fue Inuyasha.

— Sesshomaru ¿ella...?

—Sí. —El Hanyo se carcajeo.

—Nunca pensé que caerías por el amor de una humana. Tú que odiabas a esa especie y a la mía... ¿aceptaras qué tus hijos sean Hanyo?

—Cállate, Inuyasha. Eso no es de tu incumbencia.

Inuyasha chasqueo la lengua.

— Quizás no, pero no quiero verme metido en este problema qué tienes con Zero. Interrumpieron mi cita y...

—Y casi los matan. Lo sé, pero mi pregunta es ¿qué haces aquí en Kanto? ¿No se supone que deberías estar en Tokio?

—Vine a visitar a Kagome ¿hay algún problema? No sabía que Rin fuera la humana de la qué tanto hablan.

— ¿Padre no te dijo nada?

—¿¡Son hermanos!? — Pensé sorprendida. Estos dos no parecían querer explicarnos bien la situación, sólo podiamos observar.

—¿Papá lo sabe? No creo que este enterado.

—Bien. Así es mejor.

— Oigan, lo siento por interrumpir, pero ¿Cómo se conocen? ¿Qué tipo de relación tienen? Y ¿de que demonios hablan? — Interrogó Kagome. Inuyasha respondió cada una de sus preguntas, dado qué era obvio que el señor Sesshomaru no lo haría.

— Somos hermanos y ahora él está metido en un gran problema por ella. — Me señaló haciendo qué me encojiera de hombros.

—¿Por Rin? — Cuestionó observándome.

— Luego te lo explicó, Kagome. — Estaba avergonzada.

Ahora Inuyasha y también Kagome estaban dentro de este problema. Eso es lo que menos buscaba, no quería que salieran lastimados por esto. Siempre intenté no decir ni una palabra a Kagome. Ocultarlo  fue imposible y termine entrometiendo a mi mejor amiga y única familia, aparte de Kohaku. — Qué pésima amiga soy.
Me sentí como en la típica historia donde la chica no puede estar con el hombre que ama por varías  circunstancias. Pero si debía dejar al señor Sesshomaru, para que Kagome e Inuyasha estuvieran a salvó, lo haría. No puedo afirmar qué lo superaría o que no me iba a arrepentir, obviamente lo haría, no obstante, mis amigos estarían a salvó.

Los chicos se fueron a la oficina y nosotras nos quedamos en la sala. Algo nos estaban ocultando y eso no le agradaba, pero todos tenemos secretos. Aproveché el tiempo y pusé al corriente a Kagome. Estaba impactada por tanta cosas, pero comprendió por que escondí todo esto.

—Oh, Rin... Y eso que decías que nunca te enamorarías de alguien mayor que tú — dijo con ironía.

Estaba a punto de refutar, pero en ese momento los chicos salieron impidiendo qué otra palabra de esa conversación saliera de mi boca.

—Bien. Yo me quedaré con Kagome para protegerla y tú, Rin te quedarás con Sesshomaru — Explicó con los brazos cruzados.

— Sí — afirmé bajando la mirada.

—Tranquila, Rin esto no es tu culpa — comentó tocando mi hombro y regalándome una sonrisa — Más bien, la culpa es de ese maldito — observó a mi señor molesto.

Articulé una pequeña risita.

—Bien ya nos vamos. Camina, Kagome — Ella solo asintió, y ya afuera pude escuchar unos gritos. Seguramente estaban discutiendo ¿Por qué? Quien sabe, hay varios motivos para que empiecen a discutir. Son propensos a eso, pero aun así tienen buena relación.

El señor Sesshomaru me comentó que saldría, debía hacer algo importante. Me ordenó qué no abriera a nadie y si había problemas que dijera su nombre. Lo último me pareció extraño, pero simplemente asentí.
Subí a mi habitación, me tire en la cama y cerré mis ojos.
Me estaba desviando de mi objetivo, primero ahnelaba mi libertad y ahora me encontraba en un embrollo por amor.
Quéde profundamente dormida, y así estuve por varias horas, hasta que un individuo entró a la habitación, en ese momento me desperté, pero no me moví. Estaba lista para atacar, no obstante, no me parecía que esta persona tuviera malas intenciones, y al estar pensando si atacar o no me distraje. Sentí un peso encima de mí y unos brazos rodearon mi cintura, ya sabía de quien se trataba.

—Sé que sigues despierta —. Una voz ronca pronunció cerca de mi oído.

—. . . Veo qué está cansado.

—Sí —. Se acercó a mi cuello y comenzó a inhalar mi aroma, su respiración chocaba con mi piel. Tanta cercanía provocaba mis nervios.

—¿Dormirá aquí? — Tartamudé. Tardó un poco en responder.

—¿Me dejas dormir contigo?— Me ruborize.

— E- está bien— balbucé. Me acerco más y posteriormente deposito un beso en mi mejilla.

Continuará

Este capítulo debo admitir qué fue más corto de lo normal, sin embargo, quedé sin más ideas.

Privada De Libertad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora