You seem to need hope [ChanBaek]

Capítulo 21

Creo que este capítulo varias lo están esperando hace tiempo. Personalmente es otro de mis favoritos, espero que también les guste mucho ❤️

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─ Por favor─ dijo bajito.
─ Por favor... ¿Qué?─ lo miré a los ojos, sorprendido. Antes de que pudiera reaccionar, llevó su rostro a mi cuello, comenzando a depositar besos, dando pequeños mordiscos y lamidas, succionando de vez en cuando ─Kai, para─ apoyé mis manos en su pecho, pero él las tomó y me hizo abrazarlo ─Kai... ¡Jongin!─ exclamé, intentando que me prestase atención. Levantó la vista unos segundos, mirándome fijamente, pero enseguida la bajó a mi boca y juntó sus labios con los míos. Abrí mis ojos con sorpresa e intenté alejarlo.
─ Por favor─ repitió al separarse ─Necesito comprobar algo─ susurró.
─ No me uses como conej...─ volvió a besarme, obligándome con sus labios a abrir mi boca y seguirle el beso, que todavía no implicaba la lengua. Sin poder detenerlo, no me quedó otra que seguirle. Cuanto antes comprobara eso que quería, antes me iba a dejar tranquilo. No era que no me gustara, pero no podía evitar sentir que traicionaba a alguien. Además, él era mi amigo y lo quería mucho. Me había dado cuenta recientemente que, a pesar de que lo consideraba un chico muy lindo, lo quería mucho como amigo. Sólo eso.

Se separó para respirar y volvió a atacar mi cuello. Mi menté voló a dos días atrás, la noche de la tormenta con ChanYeol. Recordando su manera delicada y excitante de tratarme, sus caricias, sus mordidas, sus besos y su respeto hacia lo que quería o no quería hacer. Sentí las manos de Kai apoyarse en mi trasero y empujar hacia adelante, para que nuestras entrepiernas rozaran. Cerré los ojos, frunciendo el ceño. No me producía nada lo que Jongin hacía, lo que me estaba haciendo entrar en calor, era el recuerdo de todo lo que había hecho con ChanYeol. Lo tenía grabado a fuego en mi piel.

─ Si muerdes en el cuello, casi llegando a la nuca, entrará en calor más rápido─ dijo alguien detrás de Jongin, provocando que este mordiera por la sorpresa que se llevó al escuchar hablar a ChanYeol. Y para mi mala suerte, había mordido justo donde le indicó, haciendo que me estremeciera y clavara mis uñas con fuerza en sus hombros, delatándome ─Del lado izquierdo es todavía más sensible─ agregó. Kai se separó, mirándome confundido a los ojos y después se giró para verlo, dejando el espacio libre para que yo también lo hiciera. ChanYeol estaba apoyado sobre la puerta cerrada, con los brazos cruzados sobre su pecho. Jongin me observó.
─ ¿Cómo lo sabe?─ me preguntó.
─ ¿Qué cosa?─ miré a ChanYeol, que se adelantó y se posicionó a mi lado.
─ No te hagas el tonto, noté tu reacción cuando mordí de casualidad donde él dijo─ lo señaló y desvió la mirada ─¿Cómo lo sabe?
─ Sí, es lo que te imaginas─ respondió ChanYeol en mi lugar.
─ Yo...─ nos miró a ambos ─lo siento─ caminó con paso decidido para irse. Iba a seguirlo, para que no quedasen las cosas mal entre nosotros, pero él se detuvo en su lugar al sentir su celular sonar. Lo sacó de su bolsillo y atendió rápidamente ─¡KyungSoo!─ exclamó contento ─¿Cómo estás?─ preguntó en coreano. Idioma que yo entendía bastante gracias a mi papá, Sehun y MinSeok, pero que en general nadie estaba al tanto de mi conocimiento sobre este. Siguió caminando mientras reía y salió del baño. Supe que iba a estar bien por el momento, ya hablaría con él más tarde.

─ Tú sí que la pasas bien, ¿eh?─ me preguntó ChanYeol cuando nos quedamos solos.
─ ¿Qué?─ lo miré incrédulo ─¿De qué hablas?
─ Al final cediste a él... y yo que pensaba que no tenía oportunidad─ comentó sin responderme.
─ ¿De qué hablas?─ repetí ─Si prácticamente me forzó─ intenté defenderme. Me enfrentó.
─ Te vi recibir todo muy gustoso, BaekHyun─ se veía muy serio. Me sonrojé. Cuando había empezado a rendirme con Kai, había sido porque estaba recordando a ChanYeol.
─ No... Es que... no es así─ no podía decírselo, me daba mucha vergüenza.
─ No... ¿qué?─ caminó hasta estar muy cerca mío ─Vi todo... vi...─ cerró los ojos con fuerza, respiró hondo y los volvió a abrir ─Vi como dejaste que te besara, vi cómo le correspondiste el beso. Llevo meses intentando que me des un puto beso, BaekHyun. Y él viene y lo logra a la primera─ finalizó.
─ Pero yo no lo dejé... me lo robó, si dices que lo viste todo estoy seguro de que notaste eso también─ se alejó.
─ ¡Pero le correspondiste!─ exclamó, asustándome.
─ ¿Qué querías que hiciera? Pensé que cuanto antes lograra su cometido, antes me iba a soltar─ confesé ─Por ahí fui tonto, pero no tuve mucho tiempo para pensar...
─ ¡Empujarlo! ¡Pegarle una patada en las bolas! No lo sé... pero algo, no corresponderle─ se tiró e cabello hacia atrás con frustración.
─ No puedo pegarle... ¡Es mi amigo!─ le expliqué.
─ Hace tiempo te dije que le interesabas como algo más, deberías haber ido con más cuidado─ y entonces entendí.
─ ChanYeol... ¿Estás celoso?─ pregunté vacilante.
─ ¡Mierda sí! Estoy muy celoso─ me agarró de los brazos y me acercó a él, juntando nuestras frentes ─No puede ser que él haya podido besarte y yo no─ susurró. En un intento por demostrarle que no tenía por qué estar celoso, lo guie delicadamente hasta uno de los cubículos del baño. Como esa vez en la discoteca, lo hice sentarse en el inodoro y cerré la puerta con seguro. Me senté en su regazo, con las piernas cada una a un lado de su cuerpo y, abrazándolo, le di pequeños besitos con la boca cerrada en el cuello. ChanYeol se dejaba hacer, acariciando mi espalda con sus dedos ─Me estás usando...─ dijo bajito. Frené todo movimiento, molesto.
─ ¿Qué?
─ Me estás usando para sacarte la calentura que te dejó Kai─ lo tomé del mentón y lo hice mirarme a los ojos.
─ No te estoy usando. Lo que me hizo Jongin no me provocó nada, así que no tendría por qué bajar ninguna calentura─ dije firmemente, mirándolo a los ojos.
─ No quise que sonara tan... mal─ se lamió los labios. Soltándolo, apoyé mi frente en su hombro derecho.
─ Pero es verdad, no te estoy usando... Lo que me viste corresponderle a Jongin fue porque... estaba recordando lo que pasó en mi casa la noche de la tormenta─ confesé y levanté la cabeza para cruzar mi mirada con la suya.
El brillo de sus ojos me llamaba. Y por primera vez, fui yo el que comenzó a acortar el espacio entre nuestros rostros.