Capítulo Nº3: "El doctor Cullen"

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Sin pensarlo por mucho tiempo, tome los papeles que me daba Charlie y los guarde en una bolsa. Luego fui hasta al garage y saque la bicicleta que siempre me prestaba Charlie cuando era mas pequeña.

Una vez puse las cosas en orden, comencé a pedalear con rumbo hacia el hospital.

La fachada del hospital de Forks era bonita, aunque estuviera llena de autos en frente de la puerta.

Cuando entre al lugar, inmediatamente me acerque a la señora que estaba en la recepción de el lugar.

- Disculpe, el jefe de policía me ha enviado a traerle unos documentos al Dr. Cullen, ¿podría decirme como encontrarlo? –

- En este momento está atendiendo a alguien, pero puedo decirle que venga a la recepción cuando termine, por supuesto solo si usted esta dispuesta a esperar – me respondió la señora, a lo que yo asentí, para luego sentarme en uno de los sillones de la recepción del hospital.

No se cuánto tiempo habrá pasado pero, para cuando volví a mirar por una de las ventanas del lugar, la noche ya habia caído.

- Disculpe, señorita, lamento haberla hecho esperar – me hablo un hombre que parecía haber sido tallado por los mismísimos dioses; tenia un cabello rubio algo desordenado, una piel tersa y pálida, unos ojos dorados iguales a los de sus hijos pero a los cuales les encontraba aun mas belleza.

- Doctor Cullen, ¿no? – el hombre asintió – Mi nombre es Scarlett Swan, mi tío me pidió que le trajera unos documentos de parte de la policía – le entre la bolsa con todos los papeles que me habia dado Charlie –

- Gracias, Scarlett – respondió el doctor regalándome una pequeña sonrisa, provocándome un pseudo paro cardiaco, que clase ser habia creado a este dios griego.

>>Realmente lamento haberte hecho esperar, pero puedo recompensártelo alcanzándote hasta tu casa.

- Gracias, Dr. Cullen, pero puedo volver sola, tengo mi bicicleta afuera – agradecí.

- Primero, por favor no me digas Dr. Cullen, mejor llámame, Carlisle. Y segundo, ya es muy tarde como para volver en bicicleta sola, además, tu tío se probablemente enojará conmigo si se da cuenta que te deje en esta situación – insistió el Dr.

- Esta bien – acepte ya rendida.

- Acompáñame – me pedio el doctor y luego me guio hasta su auto, un Mercedes Benz de ultimo modelo, estaba realmente sorprendida por la cantidad de dinero que manejaba la familia Cullen.

Colocamos la bicicleta en el baúl del auto y luego el Carlisle me abrió la puerta de copiloto, todo un caballero.

El auto iba a una velocidad lenta por lo que me permitió disfrutar todos los segundos posibles de ver el perfil de Carlisle, jamás iba a cansarme de decir que parecía el hombre perfecto.

Cuando llegamos a la casa, me desabroche el cinturón de seguridad y después me gire para despedirme de Carlisle.

- Gracias por traerme, Carlisle – dije.

- No hay de que – respondió – Por cierto... - dijo tomando una tarjeta del bolsillo de su bata -, ten mi tarjeta, llámame si tienes algún problema, no dudare en ayudarte –

No sabia hasta que punto me habia sonrojado hasta que vi mi reflejo en el espejo retrovisor, tenia la cara casi completamente roja.

Lo único que atine a hacer fue a tomar la tarjeta y a decir un simple y seco adiós ¿Quién me mandaba a ser asi?

Me baje del auto y entre a la casa, no sin antes agarrar la bicicleta.

- ¿Por qué tardaste tanto? – pregunto Charlie apenas puse un pie dentro de la casa.

- Em... Carlisle, estaba atendiendo a un par de personas y tuve que esperar a que terminara su turno – respondí.

- Con que Carlisle, ¿eh? – dijo mi tío y yo volví a sonrojarme - ¿No es un poco mayor para ti? –

- No lo sé, tal vez se lo pregunte cuando me atreva a llamarlo – comente mostrándole la tarjeta con el numero de Carlisle escrito.

Charlie puso una cara de sorpresa total, para luego reírse fuertemente – No tienes idea de cuantas personas matarían por tener ese número. Tienes mucha suerte pequeña –

- No lo niego, buenas noches – me despedí y subí a mi habitación.

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Pasaron dos días desde lo que habia sucedido en el hospital y yo no podía sacar al patriarca Cullen de mi cabeza.

- ¿Pensando en mi padre? – hablo Alice mientras se sentaba a mi lado, haciendo que me atragantara con una galleta que estaba comiendo.

Una vez me recupere, me voltee para poder hablarle - ¿Cómo sabes que hable con Carlisle? –

- Él me lo conto y también me conto sobre lo nerviosa que te pusiste cuando él te dio su número – respondió Alice. 

- Creo que no soy buena fingiendo – hable.

- Para nada – afirmo Alice.

- Respondiendo a tu pregunta, si, estaba pensando en él – Alice soltó una pequeña risita y sonrió -. Por cierto, ¿Qué le paso a tu hermano? Mi prima quiere hablar con el pero no ha estado viniendo a clases –

- Simplemente no esta viniendo por una serie de problemas personales, es algo complicado – me aclaro Alice.

- Esta bien, eso es señal de que no debo preguntar más – dije y Alice me regalo otra sonrisa.

- Hoy no te salvas de venir a comer con mis hermanos y conmigo – dijo Alice, haciéndome reír por su insistencia.

- Okey... - simplemente respondí.

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Al parecer, el hecho de caminar con un Cullen por los pasillos no era algo que sucediera todos los días, ya que la mayoría de las personas nos miraban de manera muy extraña y curiosa a Alice y a mi mientras nos acercábamos al comedor para almorzar.

- Ignora sus miradas, es lo que mis hermanos y yo hacemos siempre – me aconsejo Alice a lo que yo asentí.

Nos acercamos a la mesa de los Cullen, recibiendo aun mas miradas que antes.

- Chicos, ella es Scarlett Swan, mi compañera en biología – dijo Alice a sus hermanos – Scar, ellos son Jasper, mi pareja y Emmet y Rosalie, mis hermanos –

- Es bueno conocerte, Scarlett, Carlisle y Alice no paran de hablar de ti – hablo Emmet, haciendo que me sonrojara.

- Oh, que tierna – hablo esta vez la rubia -, es un placer, Scarlett –

- Es un gusto conocerte – hablo Jasper.

- Igualmente – respondí, intentando deshacerme del calor que se habia formado en mis mejillas.

El almuerzo con los Cullen estuvo lleno de risas y bromas por parte de Emmet y Jasper, e incluso las chicas habían logrado convencerme para ir de compras algún día, el ambiente era increíble en esa mesa.

Las dos clases restantes se dieron de forma normal, aunque tuve que esperar unos minutos hasta que Bella terminara la suya.

- ¿Ellos te contaron algo de Edward? – me pregunto mientras nos subíamos a la camioneta.

- Alice me dijo que el no estaba viniendo por problemas personales, perdón si no es la información que querías oír – explique.

- No tranquila, no importa, algún día vendrá y me tendré que estar lista para encarar de frente la situación – hablo Bella.

- Bien, Bells, asi se habla – dije y esta negó con la cabeza mientras esbozaba una pequeña sonrisa.

Definitivamente, una de mis pasiones favoritas, era hacer sonreír a los demás. Me hacia sentir que ese vacío que dejaron mis padres y mi hermano se llenaba por al menos unos simples segundos. 

Scarlett - Carlisle CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora