XII

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Los amigos más cercanos de Harry —Hermione, Ron, Ginny, Neville y Luna— miraban con recelo a Malfoy, algunos de ellos le insultaban:

—¡Eres un idiota Malfoy, lo que estábamos haciendo podría salvar al mundo mágico! —gritó Hermione.

—¡Yo no hice nada! —se defendió el rubio.

—¡Oh si, claro, el que nos ha jodido toda la vida no hizo nada! ¡Ninguna sospecha sobre ti Hurón!  —gritó sarcastico el mayor de los Weasley.

La puerta se abrió violentamente con Nott y Goyle sosteniendo fuertemente a Harry, que intentaba zafarse sin éxito alguno, y detrás de ellos venia la profesora Umbridge con su petulante marcha. 

—¡Harry! —gritó Hermione desolada al ver atrapado junto a ella a el único que podría salvarlos, pero él ni siquiera volteó a verla y su amigo se le quedo mirando a Draco de una forma amargada.

—Harry... yo no, yo nunca... —habló el rubio atropellando sus propias palabras, pero no importaba Harry decidió ignorarlo.

Umbridge se paseo por la habitación con su mirada acusadora, tratando de escrutar la verdad de los jóvenes magos y brujas aparentando calma aunque por dentro se derrumbaba. 

—Muy bien Potter, necesito—se interrumpió a si misma—. No, te ordeno que me digas dónde esta Dumbledore —dijo la anciana con las manos en la espalda.

—Ya le dije que no lo sé, si lo supiera no estaríamos en esta...

—¡Suficiente!—lo reprimió exasperada por respuestas—. Ya veras mocoso insolente, Cruci-

—¡No! —chillo nuevamente Hermione, provocando que Umbrindge se detuviera antes de lanzar la maldición.

—¿Qué sucede Granger? ¡Tú siempre entrometida! —la mujer le apuntó con la varita nuevamente a Harry, el cual permanecía taciturno  entre tanto observaba el piso pensando quién sabe qué. 

—¡Harry no le digas! —gritó Draco, todas las personas en la habitación lo miraron desconcertados.

—¿De qué esta hablando él, Potter? —pregunto la mujer-sapo.

Harry miró a Draco, y luego a Umbridge —No tengo idea de lo que ese mequetrefe habla. —Respondió tajante.

Umbridge se volteo rápidamente hacia el rubio y camino hacia donde estaba, hace más de una hora sentado sin poder hacer nada.

—Dime de qué estas hablando ahora mismo Malfoy, o verás las consecuencias.

—Ah, yo... —miró a Harry con desesperación. Por un momento pensó que había empeorado las cosas y para peor Umbridge le apunto con la varita.

—¡Es una arma! —gritó Harry interviniendo antes de que le pasara algo a Draco.

***

Draco y Harry caminaban en frente de Umbridge mientras esta trataba de esquivar las ramas de los incontables arboles del Bosque Prohibido.

Draco aún no tenía idea de que planeaba Harry, pero como la pequeña mujer detrás suyo le apuntaba directamente con una varita le seguía la corriente.

Harry Potter llevó a Umbridge a una zona del bosque en donde habían demasiados arboles partidos y esparcidos por una gran porción de tierra. El terror era visible en los ojos de Umbridge.

—¡¿Por qué me trajeron aquí?! —gritó mas asustada que molesta.

—Ya le dije, que aquí es donde esta la arma secreta —respondió Harry tratando de convencerse a si mismo de su mentira.

De repente el suelo empezó a sufrir unas vibraciones constantes que aumentaban cada vez más y más, hasta que la figura de Grawp se hizo visible —claramente imposible de ignorar a un gigante de cinco metros y con semejante olor— . La cara de la profesora Umbridge se desfiguró del terror.

Grawp se agacho de forma lenta, pero segura, sobre la pequeña mujer que se encontraba paralizada del miedo, para tomarla entre sus gigantescas manos. Cuando reacciono a su situación, la profesora no dejaba de patalear y trataba de lanzar hechizos pero era imposible con sus brazos siendo aplastados por Grawp y a semejante altura a la que el gigante la había elevado.

—¡Gracias Grawp! —fue lo único que alcanzo a decir Harry antes de que tomara a Draco, que se encontraba en estado de shock, y corrieran hacia el castillo.

Cuando ambos cruzaban el puente Vesubio, se podían ver las figuras de Ron, Hermione, Ginny, Neville y Luna acercándose.

—¿Qué demonios hace ese mequetrefe aquí, Harry? —preguntó Ron mientras se acercaba y acortaba la distancia entre él y Draco.

—Esté mequetrefe, va a ayudarnos —respondió con firmeza.

Draco quedo con la boca abierta, primero por lo que había dicho Harry, y segundo por haberlo defendido. El dio un paso atrás, asustándose.

—No creo que sea útil, lo ves, él ya...

—¡Ron, ya cállate! —grito exasperada Hermione, aunque por dentro sabía ni ella misma confiaría del todo en Draco Malfoy.

Luna se acerco a Draco lentamente —Draco, —dijo con su voz sutil y dulce—... deberías usar ese empeño que pones para destruirte y cerrarte en ti mismo, en ayudarnos, sé que puedes.

El grupo se quedo en silencio, Luna siempre sabía que decir en cada momento, y eso si bien la convertía en un ser algo extraño, su actitud reconfortaba.

—¿Qué es lo que debo hacer? —preguntó Draco al resto.

Los dolores permanentes en la cicatriz del mago más famoso del mundo venían acompañados de borrosas imágenes que Harry trataba de descifrar, cuando volvieron a la oficina de Umbridge en busca de sus varitas, encontraron la carta abierta que Ginny había mencionado pero nadie le prestó atención como se debía. 

La carta era una advertencia desde el Ministerio de Magia, Voldemort había vuelto, debía cerrar el castillo, nadie debía entrar ni salir.  

Pero ese no era el plan del ejercito de Dumbledore.


A Beautiful Lie ;drarry;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora