Harry se encerró en la biblioteca, empeñándose en terminar una tarea que les había encargado el profesor Snape, —apropósito— porque él sabía que pronto tenían un partido con Slytherin y tenían que practicar. Le era difícil sin la ayuda de su mejor amiga, Harry estaba solo, pues Hermione estaba ocupada y extrañamente no con deberes. Ron no era de mucha ayuda podría decirse, su desempeño en las clases teóricas no era algo en lo que se destacara el pelirrojo. Cuando Ron se dio por vencido y fue a buscar ayuda en algunos compañeros de casa, el chico de lentes se quedo solo y poco a poco se sumía en el silencio de la gigantesca biblioteca, mientras los ojos les pesaban cada vez más.
Harry despertó en un extraño lugar, y cuando se dio cuenta reconoció uno de los puentes de Hogwarts, para ser mas preciso, el Viaducto. Estaba muy frío, no tenía ni idea de como había llegado allí, solo podía pensar en el frío que congelaba su cuerpo lentamente, mientras dejaba de sentir los dedos de sus pies y manos. Empezó a caminar lentamente mientras dejaba huellas sobre la nieve que había en el suelo del puente, se detuvo cuando sintió como una mano se apoyaba en su hombro, lentamente y sorprendido se dio la vuelta... solo para encontrarse con el cálido rostro de Malfoy, el cual tenía una amplia sonrisa. Estaba sorprendido porque era Draco, y por su sonrisa; la cual nunca había llegado a conocer.
—¿Tienes frío? —preguntó el platinado, con una voz tan suave a la que nunca le permitió escuchar a nadie.
El chico trato de tomarle la mano pero Harry se hizo hacía atrás, desconcertado por las actitudes de Draco, se dio la vuelta para seguir su camino. Pero al darse la vuelta, él estaba allí de nuevo.
—¡¿Que demonios haces?!—le gritó asustado Harry, Draco solo se limito a sonreír.
Ninguno decía nada, no importa que Harry lo intentara el seguía apareciendo en su camino. Al principio pensó que era solo un simple hechizo lo que hacía, pero Draco no tenía la varita en mano. Trato de recordar como llego allí, pensando un poco, recordó que se había quedado dormido en la biblioteca. Miró a Malfoy fijamente a los ojos antes de hablar.
—Esto es solo un sueño, y puedo hacer lo que quiera —sentenció Harry. De repente la nieve empezó a derretirse y el frío desaparecía.
Harry volvió a ver a Draco, que tenía una sonrisa muy cálida. La luz del sol los iluminaban, destacando los ojos verdes de Harry y el pelo rubio del otro.
—¿Por que sueño contigo?—le preguntó a Draco.
—Porque me quieres —le respondió cortante, borrando su sonrisa al instante.
Draco se acerco lentamente hacía Harry y este se hacía hacia atrás, cuando menos se dio cuenta Draco estaba a solo unos centímetros de los labios de Harry. El ya no tenía una sonrisa divertida, si no que parecía dominante y frió.
Draco puso sus manos en la cadera de Harry, se sentían frías con la contrastante piel cálida del otro chico. Lo empujo contra la pared suavemente mientras lo miraba directamente con sus grises ojos, Harry por algunas extraña razón no hacia nada para detenerlo. Tampoco importaría, nada era era real, todo era un simple sueño, nada importaba ¿Nada importaba? se pregunto a si mismo.
Unos milímetros los separaban de un beso, un beso que Harry dio. Empezó a sentir un calor incontrolable por todo su cuerpo, los labios de Draco eran suaves y el empezó a apretarlo cada vez más contra la pared, se ponía cada vez más violento, le mordío el labio y en ese momento Harry despertó súbitamente en la biblioteca con el corazón latiendo más rápido que nunca antes, asustado y con mucho calor.
Cuando logro recomponer la compostura, se dio cuenta de que entre medio de sus libros había una carta, se pregunto cuanto tiempo estuvo dormido. Recordó el sueño y se sintió avergonzado, por suerte estaba solo para lidiar con las cosas que había imaginado, pero ni siquiera el mismo se atrevía a pensar en eso, tuvo un apasionado momento con Malfoy en su sueño y no podría sacárselo de la cabeza por días.
Abrió la carta para distraerse pero no sirvió ¡La carta era del mismiso Malfoy! como si no fuera poco. El platinado lo invitaba para jugar Quidditch, al parecer le había caído bien, luego recordó el estúpido plan que tenía para ayudar al ED. De solo pensar que estaría solo con Draco se asustaba, pero por alguna extraña razón ahora se emocionaba, pero el sentimiento de miedo le gano y le contesto con una negativa.
Lo siento, tengo mucha tarea, será para otro día.
Potter.
Y la carta partió por si sola.
No le diría a Hermione sobre el hecho de que Malfoy lo haya invitado, porque al saber de su respuesta rechazando su invitación, explotaría y Harry no estaba de muy buen humor para las discusiones con Hermione —las cuales ellas siempre terminaba ganando—.
ESTÁS LEYENDO
A Beautiful Lie ;drarry;
RomanceEl quinto año para el "Trío de oro" ya había empezado, pero sus grandes esperanzas de poder ayudar a la Orden del Fénix desde Hogwarts se habían apagado como una vela cuando se extingue, esa vela fue apagada por Dolores Umbridge y la Brigada Inquisi...