IX

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Draco se fue repentinamente de la biblioteca dejando a un Harry atónito, y no porque había tratado de besarle, sino por el hecho de que había mostrado que le importaba, más de lo que él se hubiera imaginado.

Harry siempre pensó que Draco estaba obsesionado de alguna forma u otra con él, pero nunca había pensado que sería de una forma amorosa <<O tal vez sexual>> pensó para sus adentros, sacudio su cabeza como para que esos pensamientos se fueran de su mente pero no podía, era prácticamente imposible dejar de pensar en lo que había pasado. El mismo día por la tarde, Harry se encontraba en su clase de pociones, tan distraido que había puesto los ingredientes incorrectos haciendo que el contenido del caldero explotara en la cara de Finnigan, lo que era muy común. 

Se había dado cuenta al comienzo de la clase de que Draco no estaba allí, solo su pandilla. Y al parecer ellos también estaban desconcertados por las repentinas desapariciones del rubio. Algo que estaba sacando de quicio a el jefe de su casa Snape. 

Lo que no sabía Snape, era que Draco se encontraba en la torre de astronomía, la que ahora estaba vacía dado que era de día y solo se utilizaba de noche. Draco lloraba desconsoladamente, algo que hacía siempre, pero nadie en la escuela se daba cuenta de aquello. Nadie sabia pero todos sabían, que su familia no era la gran familia que aparentaban.  Discuciones, traiciones, y cosas tan oscuras como la mismisima noche. Algo que Draco no disfrutaba, no le gustaba hacer el mal, pero era algo inevitable porque él había nacido para eso, en un hogar así. Más alla de las riquezas y el poder que los Malfoy y los Lestrange tenían, les faltaba amor y respeto entre sí. Draco no quería ser como el resto de su familia, pero no podía decirles que no. Y solo se unío a la Brigada Inquisitorial para complacer a su padre, para demostrarle que el también poseia fuerza y control sobre otros, así podría sacarselo de encima por un tiempo. 

Pero Draco no solo lloraba por lo desgraciada que era su vida y su futuro destino, lloraba porque le habían roto el corazón. 

Harry estaba por los pasillos del colegio, tratando de localizar a Draco con el mapa que los Weasley le obsequiaron. Vio el nombre "Draco Malfoy" y unas huellas de zapatos en la torre de astronomía, casi al borde del balcon. Harry se imagino lo peor y con un hechizo apareció detrás del rubio.

—¡Draco detente!

Draco había pasado al otro lado de la baranda y se sostenia suavemente, esperando que una brisa se lo llevara dulcemente hacia el rápido final que ansiaba. Al escuchar la voz de Harry giró su cabeza sorprendido.

—Tú no lo entenderias jámas. —Unas pocas lagrimas se deslizaron por su mejilla.

—Draco, todo el mundo sabe por lo que he pasado. Y eso nunca me llevo a pensar en el... —la palabra suicidio para Harry es tan fuerte que no puede pronunciarla.

—Suicidio —terminó Draco—, tú no me conoces, no sabes las miserias que sufro.

Draco se solto de una mano y Harry gritó.

—¡Draco, por favor no! Piensa en tú familia, en tus amigos. Piensa en que si acabas con tu vida acabarás con una historia, una historia que dejará de ser escrita. No llegarás a enamorarte, a casarte. No podrás tener hijos y...

—¡Ya para! —chilló desconsolado Draco—. Tú no lo entiendes, los que dicen ser mis amigos son simplemente una mentira. Mi familia... ¡mi familia me llevo a tomar estas acciones! —exclamó Draco mientras contemplaba el lugar dónde su cuerpo caería para terminar con sus agonizantes días llenos de dolor.

—Draco, yo... yo sere tu amigo. Solo si bajas de ahí. —Draco lo miro con una mirada intensa, cargada de dolor.

—Eso es una muy hermosa mentira.

—Soy un hombre de palabra. Odio ver tu corazón roto, odio ver como las personas son consumidas por su propio dolor y tristeza. Odio ver como las personas a mi alrededor desaparecen. No importa quién sea, sea mi amigo o enemigo, no quiero que se autodestruyan. Draco, no quiero que te destruyas a tí mismo.

Draco se sorprendió ante las juramentadas palabras del otro mago. Era lo más sincero que había escuchando nunca jámas. Se dió cuenta de que Harry sufria del mismo modo que el lo hacía, pero en un silencio mucho más profundo que el suyo y se compadeció de él.

Draco dió la vuelta completa con su cuerpo mientras aún se sostenía con fuerza para no caer. La duda hizo una grieta en sus afirmaciones. Ya no quería saltar, al menos no una parte de él. Harry le extendió la mano y se acerco lentamente, Draco miró hacía abajo y luego la mano de Harry.

Tomo la mano de Harry con fuerza, porque era su última esperanza de vida.

A Beautiful Lie ;drarry;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora