Habían pasado varios días desde el incidente en la torre de astronomía. Harry había vuelto a tener algunos días calmados, al menos lo que él conocía por calmado. Sus reuniones con el Ejercito de Dumbledore mejoraban y había vuelto al ritmo con sus clases.
Pero al contrario de Harry, Draco se sumía cada vez más en su depresión. A pesar de la ayuda de Potter, Draco se sentía desplazado, era como si algún hechizo le hubiera arrancado la poca felicidad que llevaba dentro y le hiciera darse cuenta de que vivía en un mundo de fantasía.
Antes, sus compañeros de casa y demás alumnos de Hogwarts sentían cierto miedo a Draco Malfoy, ahora susurran su nombre como si fuera algo de lo que avergonzarse. Pero aún así, él aparentaba que nada le sucedía y se paseaba por el castillo con su típica sonrisa arrogante y cínica.
Hermione caminaba por los pasillos en dirección hacía la sala común de Gryffindor, cuando se detuvo al escuchar las familiares voces de Harry y Draco. Se sintió placer al darse cuenta de que no estaba equivocada respecto a ellos dos, esta vez no le sucedería esa mala jugada que sufrió anteriormente cuando corrió detrás de Harry hacía la biblioteca.
La chica se escondió detrás de una esquina y saco de su bolsillo un espejo para observar mediante el reflejo a los dos alumnos de casas enemigas, se lamentaba no tener las orejas mágicas que los gemelos Weasley habían inventado. Una expresión de sorpresa se formo en su cara al ver como Harry le deslizaba un regalo a el rubio entre sus manos. Claro, estaban a unos días de Navidad pero ¿por qué a Draco? Si se habían jurado odio eterno.
Hermione dejo caer el espejo al suelo sin querer y se partió en muchas piezas, ella salió corriendo hacía donde sea que Ron estaba, huyendo de los dos nuevos amigos.La clase de Cuidado de Criaturas Mágicas había concluido, como siempre los alumnos de Gryffindor y Slytherin salieron empujándose —apropósito— y se dirigían rápidamente hacía el gran comedor, ya era hora del almuerzo y haber recorrido bastante el bosque había dejado exhaustos y hambrientos a la mayoría.
Hermione y Ron se acercaron rápidamente hacia Harry y no precisamente porque querían llegar temprano al comedor para el almuerzo.
—Harry —dijo ella tomando por el brazo a su mejor amigo.
El joven mago la miro extrañado, ella llevaba una expresión indescifrable en el rostro.
—¿Sucede algo? —preguntó tímidamente, como si el ya supiera lo que sus amigos tenían para decirle.
Hermione vio con desesperación a Ron por el rabillo del ojo y el pelirrojo mordiéndose el labio con temor dijo:
—Harry, Hermione... te vio con Draco, y bueno... es un actitud extraña con respecto a como él nos ha tratado, si esto se trata sobre el ED simplemente... —pero Harry lo dejo de escuchar.
Los ojos de Harry se abrieron gigantes y sus mejillas se pusieron rojas del calor.
—¿Qué has visto? —dijo dirigiéndose a la chica, mientras pensaba en lo que había sucedido entre los dos la última vez que estuvieron juntos en la biblioteca.
—¡¿Por qué no nos dijiste que habías seguido con nuestro plan Harry?! Te hubiéramos ayudado... —continuó hablando Ron.
Y en ese momento Harry suspiro y dejo de escuchar a su amigo. El no quería engañar a Malfoy, el no quería convertirse en una persona engañosa, tramposa y otros miles de adjetivos... que describían a Draco Malfoy, toda esta situación era bastante irónica.
Hermione y Ron se separaron de Harry camino al comedor, él se fue a su dormitorio, quería alejarse de las personas y hablar consigo mismo por un momento para acomodar sus ideas. Si de verdad el conseguía ser amigo del príncipe de Slytherin, entonces todo lo beneficiaria a él. Pensar en eso lo hacía sentir un maldito, Draco no obtendría nada bueno de esto, si lo hacía con intenciones como las que sus amigos pensaban, debería ser honesto y aclarar las cosas desde el principio pero la posible reacción de ellos lo acobardaba, tal como mentirle y usar a Draco.
Mientras Harry se confundía cada vez más una nota aterrizo en su pecho delicadamente, la abrió y leyó el mensaje.
Te espero en nuestro rincón de la biblioteca.
D.
Las mejillas de Harry se sonrojaron, y procuro mantener la compostura en frente de Dean y Seamus y los ojos curiosos de estos.
—¿Qué pasa Harry, carta de tu novia? —Harry ignoro ese comentario de parte de Seamus pero aún así ellos dejaron salir unas carcajadas, de seguro se imaginaban que sería algo de Cho.
Si solo supieras, pensó el chico de lentes. Se metió el papel en el bolsillo y camino con paso decidido hacía la biblioteca, a esa hora —la del almuerzo— aquel lugar se encontraba prácticamente desierto, y eso intimidaba un poco al joven de Gryffindor., básicamente tenía miedo de quedarse solo con Malfoy. Pero aún le daba más miedo que haya incluido la expresión nuestro rincón en el telegrama, aún así eso no lo detuvo de ir al encuentro secreto.
Como supuso la biblioteca estaba vacía, se acerco lentamente hacia el lugar que había compartido con Draco varias veces, pero para su sorpresa este lugar estaba vacío y solo se podía contemplar los viejos libros alumbrados por la pobre luz de invierno. De repente sintió una mano en su brazo izquierdo que le hizo sentir un fuerte escalofrío por la columna.
—Draco. —Susurro con un tono más etéreo del que hubiera deseado usar.
—Harry. —El chico sonaba feliz, como si no hubiera sentido algo así por mucho tiempo, y eso entristeció a Harry— ¿Cómo has estado?
— Bien —contesto incomodo, no sabía como actuar enfrente de él.
—Yo... tengo un regalo para ti Harry.
Draco tomo su mochila y saco una caja rectanlugar, y se la extendio a Harry.
—Esto es solo una forma de agradecerte por lo que hiciste por mi. Además, casi es Navidad.

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A Beautiful Lie ;drarry;
RomansaEl quinto año para el "Trío de oro" ya había empezado, pero sus grandes esperanzas de poder ayudar a la Orden del Fénix desde Hogwarts se habían apagado como una vela cuando se extingue, esa vela fue apagada por Dolores Umbridge y la Brigada Inquisi...