VII

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Diez minutos después de que Harry se hubiera marchado, Draco era despertado por el señor Filch con la punta de su viejo bastón. Confundido, el joven se puso en pie y se asusto al ver a la vieja señora Norris, la gata y compañera del celador de Hogwarts, caminando entre sus piernas en la pesada obscuridad.

-¿Asi qué te quedaste dormido eh? -le preguntó Filch en un tono burlón y con una sonrisa maliciosa.

Draco sin dirigir ni una palabra al anciano, sujetó su mochila y lo dejo en la inmensa biblioteca para dirigirse a su alcoba. Estaba furioso con Harry, porque este no había tenido ni siquiera la decencia de despertarlo, luego de pensar un momento se dio cuenta de que el mismo se había quedado dormido durante el trabajo y sintió una profunda vergüenza ¿Qué pensara Potter? se dijo a si mismo.

Al llegar a su habitación sus compañeros de cuarto estaban dormidos. Al procurar dejar su mochila en su ropero, descubrió que estaba más pesada de lo que se suponía. No había sentido la ligera carga superior dado al susto que le había provocado el viejo decrepito Filch, y tenía miedo de que este se le apareciera de entre las sombras nuevamente.

Abrió su mochila y vio el viejo y sucio libro del que se había burlado cuando estuvo con Harry ¿Potter puso esto en mi mochila? ¿O fui yo? De solo pensar que Harry había tocado sus cosas se sentía incomodo.

Aquel chico, al cual le había hecho la vida imposible desde el primer año, -y no solo a él sino también a sus amigos- demostraba cierto grado de preocupación por él, aunque este fuera de manera casi imperceptible. A Harry no le importaba nada de lo que él hiciera, eso le dolía, Potter acaba de ponerle la otra mejilla, pero Draco seguía siendo orgulloso ¿Por qué le dolía? Porque quería ser su amigo, no, él no solo quería ser su amigo ... tal vez quería algo más, pero ni siquiera el mismo había aceptado que esperaba algo de Harry. Y cuando lo recibía, tenía esas actitudes extrañas que ni él mismo lograba comprender. Cuando el azabache le tendía la mano, lo único que Draco sabía hacer bien era morderla.

Se acostó en su cama y empezó a leer el libro, quería pensar en otra cosa que no sea Harry y sin darse cuenta faltaban dos horas para que saliera el sol, el finalmente termino de leer la fantástica obra de Shakespeare. Tenia una extraña sensación de vació, pero al mismo tiempo rebosaba de todo tipo de emociones. Se sentía feliz, pero triste por el trágico final de la romántica historia.

Se sentó en su cama, no había dormido nada, pero no sentía sueño.

¿Por qué Potter puso esto en mi mochila? Se preguntó una vez más.

Sera posible que, este tratando de decirme algo... tal vez, Draco sacudió su cabeza para olvidarse de esos pensamientos que tanto revolvían su mente, pero profundamente quería que sean verdad.

Draco estaba enamorado de Harry desde siempre, se dio cuenta de eso en tercer año, pero le dolía en el alma que él no estuviera ni cerca de ser siquiera su amigo, y le lastimaba el corazón saber que tenía tantas chicas esperando por él como si fuera un príncipe. Draco no dejo de sentir, pero aprendió a mentir, llevaba una mascara pretendiendo que no le dolía nada de lo que los demás pensaran o dijeran.

Estaba tan hundido en sus pensamientos que se quedo dormido sin haberse cambiado de ropa, Zabini lo sacudió violentamente para que se despertara pero no había caso, cansado, Blaise lo dejó en la habitación a solas. Draco se despertó media hora más tarde y estaba encolerizado como un perro cuando se dio cuenta de que se perdería su primera clase.

Los pasillos estaban vacíos, igual que Draco. Hacía un frío infernal, tal como Draco. Se sentía cansado, y no solo era porque había dormido poco, si no porque su cabeza, sus pensamientos, no lo dejaban en paz. Demasiadas cosas cruzaban por su mente y como espadas lastimaban su corazón.

Se sentó en el suelo frío, no había nadie a la vista, entonces cerro los ojos y trato de acomodar sus pensamientos ¿Por que puso ese libro en mi mochila? Sonrió, pero volvió a fruncir el ceño, Harry lo odiaba era imposible. Se puso de pie y saco el sucio libro de su mochila, de repente vio que alguien doblaba en la esquina y se dio vuelta rápidamente, no quería que nadie viera la expresión de angustia que llevaba en su rostro horas no dejaba su rostro.

Escuchó como los pasos incrementaban a medida que se acercaba aquella persona, pero cesaron repentinamente, justo detrás de él. Lentamente, giro su rostro sin darse completamente la vuelta y miro de reojo.

-¿Qué quieres? -preguntó Draco con su típico tono despectivo.

Con una cálida sonrisa Harry le dijo- ¿Te gustó el libro?

Draco dio la vuelta y lo miro a los ojos unos segundos, se sonrojo y le extendió el libro. Harry al recibirle le rozo la mano suavemente haciendo que Draco explotara por dentro.

-¿Aún piensas que las historias de amor son patéticas y aburridas?

-Me gusta... porque todos mueren, -Draco levantó su mochila y se la colgó en el hombro, mirando al piso él pregunto- ¿Por qué lo pusiste en mi mochila?

Harry pensó un segundo su respuesta e inseguro respondió- Quería alguien con quien hablar sobre el.

Draco se sonrojo nuevamente, pero no lo miro. Si hablaba con él, pensó que se vería necesitado de compañía, no quería que su enemigo lo viera débil. Pero por otro lado su conciencia gritaba que lo siguiera, había esperado por un momento en el que pudiera compartir aunque sea unos minutos con la persona de la cual se había enamorado profundamente. Sentía como si le hubieran lanzado el hechizo confundus.

A Beautiful Lie ;drarry;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora