Capítulo I "Viaje de Negocios"

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SEÚL, COREA DEL SUR

Eran casi veinticinco cajas, las que se encontraban recargadas en la pared de la cocina, de aquel lujoso apartamento, situado en una de las zonas más exclusivas de Seúl.

— Recuérdame de nuevo la razón por la hago esto. —dijo una mujer de cabello negro, mientras pasaba por la entrada con la caja número veintiséis y la colocaba junto a las otras.

Giró sobre sus talones y vió a la mujer rubia que estaba a un costado, abriendo una de las cajas y sacando de ella unos cuadros envueltos por hojas de papel periódico.

— Porque me amas. —respondió simplemente, mientras la veía con una sonrisa—. Y porque no puedes estar un solo segundo sin mí.

Jisoo, sonrió mientras caminaba hacia su novia y envolvía sus manos alrededor de su cintura, pegándola a su cuerpo.

— No sabes cuánto tiempo desee mudarme contigo. —dijo, viéndola directo a los ojos—. Y ahora que lo estoy haciendo, me siento la mujer más feliz del mundo.

— Yo me siento igual. —respondió Rosé, dejando lo que estaba haciendo, para envolver sus manos alrededor del cuello de su novia—. Y me hace aún más feliz, al saber que el día de mañana, nos iremos a la isla de Jeju, a celebrar nuestra cinco años de noviazgo.

Jisoo asintió con una sonrisa, antes de acercarse a su novia y besarla apasionadamente.

Rosé y Jisoo, se habían conocido en la universidad, cinco años atrás. Jisoo, estudiaba Arquitectura, mientras que Rosé, Derecho. Se conocieron en una fiesta universitaria, dónde a Jisoo, se le había roto el pantalón y Rosé, amablemente le ofreció su sudadera, para que no pasara vergüenza frente a los demás. Esto, las llevó a pasar toda la noche juntas, dándole inicio a una amistad, que un par de semanas después, se convirtió en una relación que día con día, se hacía más fuerte.

Ahora, cinco años después, Jisoo y Rosé, estuvieron de acuerdo, en que era el momento de dar un paso más en su relación y empezar a vivir juntas. Ambas ya tenían un trabajo. Jisoo, trabajaba para una prestigiosa empresa cómo arquitecta, mientras que Rosé, se había hecho cargo del bufete de abogados que por años le había pertenecido a sus padres, pero que ahora, era todo suyo. Sin contar, que era conocida cómo la mejor abogada de todo Seúl.

— ¿Sabes?. Amo este apartamento. —dijo Jisoo, separándose de Rosé y viendo todo el lugar con una sonrisa—. Y lo que más amo, es que podré hacerte el amor por todos los lugares.

— Umm, me parece una estupenda idea. —dijo Rosé, acercándose a su novia y empezando a dejar besos en el cuello de la pelinegra—. ¿Te parece bien si empezamos desde ahora?. Es un lugar grande, así que nos tomará bastante tiempo.

— Encantada. —Jisoo dijo, antes de girarse y tomar a Rosé por las piernas, mientras se besaban intensamente. Con paso lento, la llevó al sofá y poco a poco, la fue dejando sobre el. Se ajeno de ella y la vio directo a los ojos–. Te amo, Roseanne.

— Y yo a ti, Jisoo. —sus labios se acercaron de nuevo con la intención de besarse.

— Por Dios, al menos cierren la puerta si van a hacer este tipo de cosas. —ambas chicas, se sobresaltaron al escuchar la voz de una mujer. De forma inmediata, se pusieron de pie, encontrándose a la madre de Jisoo, parada a la mitad de la sala, viendo todo con detenimiento—. Vaya, es un lugar bastante hermoso, sin duda no escatiman en gastos ustedes dos.

— ¿Qué quieres, madre?. —preguntó Jisoo, acomodándose la ropa.

— Oh sí, lo olvidaba. –dijo la señora Kim, centrado su atención en su hija—. Tengo que hacer un viaje de negocios hoy mismo, mi vuelo sale en dos horas y regreso el lunes por la tarde, Así que necesito que cuides de tu hermana.

Dulce e InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora