Tus ojos

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Narra Poché

Kim y yo salimos de la escuela y fuimos al estacionamiento. Vi a Tom, Emili, Ana y Calle al lado de mi auto.

¿Estás lista? ― preguntó Kim cuando estuvimos lo suficientemente cerca.

¡Sí, lo estoy bebé! ― dijo Tom y la abrazó. Sonreí por lo lindos que son.

Está bien, entonces conducirás mi coche y yo iré con Poché ― dijo y miró a los demás. ― ¿Todos tienen su coche?

. ― Ana dijo y me miró.

Le di mi mejor sonrisa y ella apartó la mirada y se sonrojó. No tengo idea de cómo me contuve de reír. Me encantaba el efecto que tenía en la gente.

Está bien, ¡vamos entonces! ― Dije y tomé la llave del auto y presioné el botón. Entonces el coche no se vio y las puertas se abrieron. Le sonreí a mi bebé.

¡Esto es lo que yo llamo un coche! ― dijo Tom asombrado.

¡Yo sé, verdad! ― dijeron Emili y Ana al mismo tiempo. Solo me reí un poco.

Venga. ― Dije y le indiqué a Kim que se subiera al auto.

¡Nos vemos en cinco! ― Kim gritó cuando cerré la puerta.

¡Corramos! ― gritó una vez más y me reí. Apreté el acelerador y dejé a los chicos asombrados.

Amo tanto a este bebé ― dijo ella hablando de mi auto con las manos en la mesa de control.

Lo mismo, amiga. Elige algo para escuchar ― dije y ella eligió el nuevo álbum de Ed Sheeran.

***

Llegamos después de 5 minutos y luego esperamos a los otros.

¡Espero que vengan pronto, me muero de hambre! ― Dije y me toqué el estómago.

¡SIEMPRE tienes hambre! ― Kim dijo y puso los ojos en blanco.

La empujé juguetonamente ― ¡Mira quién lo dijo! ¡Puedes comer todo el día!

Sí, de hecho puedo ― dijo, lo que nos hizo reír a las dos.

Luego, el auto de Calle se estacionó justo al lado del mío. Salió y se veía tan bien con sus ajustados jeans azules y su camiseta blanca. Ella vino a nosotras y me sonrió. ¡Oh Dios, aquí vamos de nuevo!

¡Tengo tanta hambre! ― ella se quejó.

Igual que yo. ― Dije y suspiré.

Justo en ese momento, otros tres autos estacionaron cerca.

¡Gracias a Dios que estás aquí! ― dijo Kim ― ¡No sabía que eran tan lentos!

¡Oh, vamos, no es culpa nuestra que no tengamos autos veloces como este, chicas! ― dijo Emili y nos hizo un gesto con la mano a Calle y a mí. Intercambiamos una mirada divertida y nos echamos a reír.

No importa, ¡solo entremos!

Entramos y encontramos una cabina libre. Me senté al final y Kim se sentó a mi lado, luego Ana, Emili, Calle y en el otro extremo Tom.

Tomé el menú y lo miré y luego suspiré.

¿Qué pasa? ― preguntó Ana.

¡Oh, nada, ya extraño la comida de serbia!

Chica de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora