Él estaba aquí en mi habitación. Estaba parado junto a la ventana. Estaba viéndome fijamente, estudiándome. Lo sabía, pero no solo porque lo estaba viendo justo ahí de pie, más bien sentía su presencia en el cuarto, y era muy rara la sensación que me producía ese hecho.
Él no decía nada, yo tampoco. Él no dejaba de mirarme, yo tampoco. Solo estábamos ahí los dos, esperando el próximo movimiento del otro. La verdad estaba un tanto incómoda, incómoda y nerviosa, por la sencilla razón que estoy mojada y prácticamente desnuda.
Ya que él no iba a decirme nada, yo fui quien rompió el silencio:
—¿Quién eres tú y qué haces aquí? —repetí lo que dije hace un momento, solo que en voz un poco más baja. Él avanzó hacia mí, quedando a unos pocos pasos.
—Soy Spar—dijo con una voz grave, igual de baja que la mía, y dio un paso más—. Spar Unbekannt.
Era más alto que yo, de espalda ancha y brazos fuertes. Quería saber cómo se veía su rostro, pero la oscuridad no me dejaba detallarlo bien. Acabó con todo el espacio que nos separaba, extendió su mano derecha y la pasó por mi mejilla, luego la bajó a mi cuello y la dejó ahí justo como había hecho la noche anterior. Apreté con las manos la toalla que me cubría al sentir su contacto.
—¿Q-Qué haces aquí? —volví a preguntar.
En serio, su mano en mi cuello no me daba una buena sensación. Alzó los hombros y respondió:
—Te quería felicitar—movió su pulgar acariciando mi piel.
—¿A mí? ¿Por qué? —dije intentando que no note mis nervios.
—No dijiste nada, justo como te lo pedí ayer—ayer... Entonces no fue un sueño, como había estado intentando creer.
—Tu... —tragué grueso y no supe qué decir.
—¿Por qué tantos nervios? Yo no te haré daño—eso no me tranquilizó en absoluto. Con los dedos de su mano izquierda trazó una caricia por mi brazo, arriba y abajo.
—¿Qué vas a hacerme? —pregunté con un hilo de voz. Se acercó más a mí, de forma que su aliento chocaba con mi boca.
—¿Qué quieres que te haga? —una pregunta por otra pregunta. En este momento solo quería una cosa:
—Quiero que te vayas... —dije cerrando los ojos y esperando lo peor.
Se quedó estático al escuchar mi respuesta, pero luego reaccionó y, en vez de alejarse e irse, estampó su boca en la mía en un beso repentino que me hizo abrir los ojos con sorpresa. No debería llamarlo beso, era más bien sus labios sobre los míos y ya, porque luego, así de la nada, me soltó, tan rápido como me había tomado.
Me soltó, se movió rápido hacia la ventana (que estaba abierta, por cierto) y antes de salir por ella me hizo el gesto de anoche, que no dijera nada, y justo después de él irse sonaron tres golpes en la puerta de la habitación que me hicieron dar un brinco.
—Mave, soy Roy... —volví a respirar—. Te traje algo para que comas...
Me quedé ahí parada sin saber qué hacer con mi vida. Estaba aturdida.
—¿Mave? ¿Estás bien? —volvió a tocar la puerta.
—Y-Ya voy—le dije buscando mi bolso a tientas en la oscuridad, para luego sacar algo de ropa y ponérmela.
No me molesté en secar los restos de agua que quedaron de mi intento de baño, ni tampoco en asegurarme de tener bien puesta la blusa, solo me apuré a abrir la puerta para encontrarme con el chico de ojos café cargando una bandeja con comida y una lámpara.
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Desconocido
Mystery / Thrillerdesconocido, desconocida adjetivo · nombre masculino y femenino 1.[persona] Que no es conocido. ******************************* Un desconocido, eso era él para mí. Pero, al parecer, yo no era una desconocida para él.