IX

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¿De quién crees, Mave?

No... No de nuevo, por favor...

Cerré los ojos con fuerza y cuando los abrí, encontré a Jason con su cabeza ladeada, mirándome con curiosidad.

—Ven, vamos a comer algo—le di una media sonrisa, me levanté y le tendí mi mano para que la tomara. Cuando aceptó me dirigí a los demás pequeños—. Niños, voy a ir a buscar algo para que Jason coma. No hagan un desastre, por favor.

—Sí, maestra—respondieron juntos.

No era la primera vez que me llamaban maestra, así que no le di importancia y salí del salón a paso rápido hacia la cafetería.

Luego de sonreír a varias personas que me encontraba al pasar llegamos a la pequeña cafetería de la escuela. Pedí un sándwich para mí y Jason lo señaló y luego se señaló a él mismo.

—¿Te gustan los sándwiches? —asintió y sonrió un poco—. Bueno, entonces será otro sándwich para el niño también, por favor.

Tomé ambos platos y nos sentamos en una mesa un poco apartada de las pocas personas que había a esta hora aquí, Jason sentado a mi derecha. Piqué su sándwich en pedazos pequeños y puse el plato  delante de él para que comiera. Fue tomando pedacitos y metiendolos en su boca tranquilamente.

—Que bueno que te gusta—dije para luego empezar a comer yo, pero en cuanto el pan iba a tocar mis labios...

—¿En serio creiste que me iría para siempre, amore? —sentí unos dedos rozando mis brazos y me paralicé. Su imponente altura detrás de mí me hacía sentir más pequeña en la silla. Sus manos se posaban una en cada uno de mis hombros, de forma que me mantenía mirando hacia el frente.

No de nuevo, por favor...

—S-Spar—logré titubear. Sentí como se agachaba y su respiración rozaba mi hombro derecho.

—Mave—susurró en mi oído y eso bastó para que mi corazón se acelerara y mi respiración se volviera irregular.

Volteé un poco y me encontré a Spar mirando con mucha atención a Jason. Teniéndolos uno al lado del otro se notaba aún más el parecido. Sin embargo, Jason parecía ajeno a la situación, como si no pudiera... Verlo...

—Exacto—dijo Spar, sin ese tono malévolo al que estoy acostumbrada (lamentablemente). Sonaba serio, pero no enojado, más bien triste—. Él no puede verme, ni escucharme—¿Pero cómo...? Aish, no sé ni por qué siguen sorprendiéndome estas cosas—. Y cuando podía hacerlo yo... Lo eché a perder.

La rabia tintó su voz y su agarre en mis hombros se hizo más fuerte. Me dolía. Tragué grueso buscando mi voz.

—Spar... Me estás lastimando—sé perfectamente que estaba sumido en su mundo, porque el agarre no cesaba, más bien se hacía más fuerte—. Spar, por favor...

Y entonces la mirada de Jason se clavó en mí, y automáticamente dejé de sentir a Spar apretando mis hombros, ni tampoco estaba ya detrás de mí.

Jason ladeó su cabeza y señaló mi sandwich aún sin probar y luego me señaló a mí.

—¿Qué? —siguió señalando el plato y luego a mí—. Ah. No, no tengo hambre. ¿Tu quieres? —negó con la cabeza y me señaló a mí—. Ok, ya entendí. Es mío. Me lo llevaré para comerlo más tarde. ¿Está bien? —asintió y sonrió un poco. Yo le devolví la sonrisa—. Bueno, como tu ya terminaste, podemos irnos, ¿correcto? —él asintió y se levantó. Yo hice lo mismo.

Con una mano tomé mi plato y con la otra aguanté a Jason y nos dirigimos al salón de Kinder.

—Ahí estás. Te estaba buscando—me dijo Roy en cuanto sintió mi llegada—. ¿Jason? Creí que estaba con la Sra. Jacky.

—Si la Sra. Jacky es esa mujer que lo trajo aquí, pues entonces te digo que no lo quiere ver ni en pintura—le respondí a Roy y este puso una mueca. Me dirigí a Jason—. Anda a jugar con los demás, lindo—señaló el plato con el sándwich que seguía en mi mano—. Tranquilo, lo comeré luego. Ve a jugar—le di una sonrisita y el asintió y se fue a donde los demás niños. Volví mi mirada a Roy y lo encontré mirándome sorprendido—. ¿Qué?

—¿Tú estabas...? ¿Él acaba de...? —no dejaba de balbucear.

—Escupelo, Roy—se aclaró la garganta para poder hablar.

—Él... Nunca había hecho algo así...

—¿Así cómo?

—Pues eso. Tratar de comunicar algo. Más bien pensábamos que no nos entendía cuando hablábamos. ¿Cómo lo hiciste?

Eso me dejó pensando un poco. No había hecho nada en especial, solo me acerqué a él y le hablé.

—Yo solo me le acerqué y hablé con él—me encogí de hombros sin saber qué esperaba que dijera.

—OK, pero la cuestión es que el nunca había respondido de ninguna forma. Uno le hablaba, pero el no hacía nada, solo se quedaba mirando hacia abajo—Roy se pasó las manos por el cabello, en un claro gesto de desconcierto.

—La verdad, no sé qué decirte. Simplemente pasó—decidí cambiar de tema porque claramente no llegaríamos a ninguna parte así—. ¿Ya nos vamos? Estoy cansada y ayer dejé el libro en una parte importante.

Eso era verdad. Ares estaba a punto de llegar a casa de Raquel a buscar a Apolo luego de la fiesta. Eso iba a estar interesante.

—Yo tengo que quedarme un poco más, pero si estás muy cansada puedes irte—me respondió yéndose al escritorio.

—¿Yo sola? —pregunté con nerviosismo.

—Sí—dijo distraídamente metido en sus asuntos—. Después de todo, creo que ya conoces el camino...

—Sí, lo conozco—dije algo insegura. Tenía un mal presentimiento...

—Bueno, entonces ve. Yo iré a visitarte más tarde y llevaré una película en mi computadora. ¿Te parece?

—Seguro—tomé una bocanada de aire y me repetí varias veces que todo estaba bien, que solo era mi paranoia. Luego avancé a la puerta y antes de salir me despedí—. Bueno, entonces me voy yendo. Te veo después.

—Adiós. Cuídate—se despidió Roy, con la cabeza enterrada en unos papeles.

Cerré la puerta detrás de mí y sentí un pequeño escalofrío cuando empecé a caminar.

Diosito, no me abandones, por favor.

Tranquila, que si Dios te abandona, yo estaré aquí...

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2021 ⏰

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