Oscuro. Todo estaba oscuro. No podía ver nada. Intenté llevar las manos a mis ojos pero no podía moverlas. Mis brazos y piernas estaban atados de forma que quedaban extendidos. Tenía los ojos vendados y una mordaza en mi boca. Estaba indefensa. Estaba... ¿Desnuda?
Sentía movimiento a mi alrededor, pero no escuchaba nada. Todo estuvo en silencio hasta que... Pasos. Escuché pasos, y sentí cómo alguien pasó muy cerca de mí.
Luego algo filoso y frío me acarició la piel de la cintura y subió por mi espalda a los hombros. Una respiración chocaba con mi nuca. El filo bajó por el otro lado de mi cuerpo y luego se alejó. No pasó nada por un momento, pero luego unos dedos enguantados acariciaron mi cuello.
—Mave...
Reaccioné sudando frío con la respiración agitada. Ustedes dirán "solo fue un sueño" pero no, no lo fue. La diferencia de esto con un sueño es que yo no estaba durmiendo. Estaba en el baño de la habitación lavándome la cara, cuando de repente todo se oscureció y pasó todo eso. Me tapé la cara con las manos en un signo de frustración.
Era él...
Yo sé que era él. Esa era su voz. Pero ¿qué fue eso? ¿Estaba soñando despierta? No, eso fue muy real para ser un sueño. Pero si no lo fue, ¿entonces qué era? Definitivamente estoy enloqueciendo.
—¿De verdad crees que fue solo un sueño? Pensé que eras más lista que eso, Mave—habló detrás de mí y quité las manos de mi rostro al escucharlo. Pude verlo a través del pequeño espejo sobre el lavamanos.
Era la primera vez que veía su rostro y carajo... Era un condenado atractivo. Traía una capucha negra pero se veían sus facciones marcadas y sus ojos grises e hipnóticos. Dios... Me quedé estática un momento solo viéndolo a través del vidrio que mostraba cómo su cuerpo cubría el mío. Sus palabras resonaron en mi cabeza hasta que mi boca se dignó a hablar.
—Tu... —Sí, eso fue lo único que pude decir.
—¿No lo recuerdas, cierto? —preguntó con algo de burla y dio un paso hacia adelante para que su pecho chocará con mi espalda—. Vaya, esto será más divertido de lo que creí...
—¿No recuerdo qué...? —dije apenas en un susurro.
Él no dijo nada, solo esbozó una malévola y perfecta sonrisa para luego deslizar su mano con delicadeza desde mi muñeca hasta mi hombro y luego pasar al cuello. ¿Qué obsesión tiene con mi cuello?
—Un poco de presión aquí y morirías asfixiada—dijo, como si hubiera escuchado mi pregunta, y acercó su boca a mi oído—. Eso me encanta—y dio un pequeño mordisco.
Sé que dijo que podría presionar mi cuello y yo terminaría muerta, pero mi cerebro parecía estar más al pendiente de lo que él hacía, ya que cuando empezó a dejar pequeños besos ahí no lo detuve ni hice nada para alejarlo.
—Mave—llamaron a la puerta.
Mierda. Era Roy. Dijo que vendría hoy por mí para ir con su madre. De repente mi cerebro empezó a trabajar de nuevo y se dio cuenta que el sujeto este no se detenía.
—Déjame—dije intentando zafarme de su agarre pero esto no funcionó muy bien para mí. Pasó su brazo libre alrededor de mi abdomen para inmovilizarme y apretó ese lugar que tanto le gustaba haciendo que mi lado racional se diera cuenta que el que estaba ahí detrás de mí podría matarme cuando quisiera—. Suéltame, ya.
—¿Estás bien? —Roy volvió a tocar la puerta.
—¿Qué crees que piense si te encuentra aquí asfixiada? —más presión. Menos aire. Más miedo—. Creo que lo averiguaremos—vi a través del espejo cómo esbozaba una sonrisa macabra.
No, no iba a morir a manos de este psicópata. Intenté con todas mis fuerzas (que cada vez eran menos) hacer que me soltara. Pataleé, arañé sus brazos, lo pisoteé... Pero no se inmutó, más bien creo que solo logré irritarlo. Aire...
—¡Spar Unbekannt, suéltame ahora! —dije entrando en pánico ya que el aire empezaba a sentirse pesado.
¿Cómo fue que recordé su nombre? Ni idea, solo llegó a mi mente y lo dije, y al parecer funcionó, porque la presión cesó y pude alejarme de él y encerrarlo en el baño sin voltear a ver su expresión. No correría ese riesgo.
—Ya voy—abrí la puerta y Roy me esperaba recostado a un lado de la misma—. Buen día.
—Buenos días. ¿Cómo estás? —preguntó amable.
—Bien—no es cierto. No estaba nada bien. Y la mayor de mis preocupaciones estaba encerrada en el baño—. ¿Vamos?
—Claro—cerré la puerta detrás de mí y avancé y él me siguió.
Cuando ya estábamos llegando a la especie de clínica del pueblo Roy puso su mano en mi espalda para guiarme y yo sentí un fuerte dolor de cabeza que me hizo detener el paso un momento. Acaricié mi frente con mi mano para intentar que el dolor mermara pero nada.
—¿Te sientes bien? —Roy se paró delante de mí y puso sus manos en mis mejillas buscando que lo viera.
Decir que eso ayudó es mentir completamente. No sólo no ayudó, sino que el dolor se hizo más intenso.
¿Qué me pasa, Dios?
—Tranquila, ya estamos cerca—pasó uno de mis brazos por encima de sus hombros para ayudarme a caminar. Estaba preocupado.
De repente llegó a mi memoria:
Ayer.
Roy y su cercanía.
La voz de Spar.
—Estoy... —intenté alejarlo pero no pude. Estaba decidido a llevarme con su madre. ¿Cómo le explicaba a la doctora que un demente psicópata hace que me de una moridera en medio de la calle?
Sí, definitivamente debería ver a un psiquiatra.
—Mave, tranquila. Respira—dijo Roy intentando tranquilizarme. Sentía las lágrimas a punto de caer. Lágrimas de miedo.
¿Por qué no puede dejarme en paz? ¿Qué hice para merecer que me pase esto?
—Tú me desafiaste, ahora atente a las consecuencias, Mave—habló en mi mente y luego todo fue oscuridad...
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Desconocido
Mystery / Thrillerdesconocido, desconocida adjetivo · nombre masculino y femenino 1.[persona] Que no es conocido. ******************************* Un desconocido, eso era él para mí. Pero, al parecer, yo no era una desconocida para él.