Persecución #2

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-Esto no está bien Gina, ¿porque el consejo nos mandaría a esta hora al bosque, y con guías de los cuales no sabemos nada?, ¿son Kobols realmente? y si lo son

¿Todos los Kobols nos protegerán?

-Piensas mucho Dan, pero no negaré que también me inquieta esta situación, solo podemos esperar, no podemos hacer nada.

-¿Los ven? Dan y Gina dieron un salto del susto que les provocó Aruma,

-¿Qué te pasa?¿ pretendes matarnos?

-No era mi intención, solo quería que los vieran también.

-¿Qué los viéramos? ¿De qué hablas?, preguntó Dan

-Las sombras.

-¿Sombras? cuestiono Gina. es de noche el bosque está lleno de sombras.

en ese momento la brisa comenzó a sentirse más fuerte, tanto que empezaba a emitir un silbido peculiar, las ramas de los árboles se movían y hacían ruidos tenebrosos.

-¿Qué es eso?, ¿QUÉ RAYOS ES ESO? preguntó Humbert, mientras señalaba tembloroso un árbol que se estaba moviendo, es mejor decir, que estaba caminando hacia donde ellos.

-todos lo chicos comenzaron a correr en varias direcciones, mientras su guía se colocaba enfrente de aquel enorme y terrorífico árbol.

¡NO SE SEPAREN!, Grito aquel Kobol. Las tres pelotas que tenía su arma comenzaron a brillar en diferentes colores, la roja se puso enfrente de él, la amarilla comenzó a golpear con gran velocidad a aquel árbol atravesando varias veces, y la azul se elevó a una gran altura, aquel árbol seguía caminando estiró una de sus ramas para golpear a su oponente pero no pudo tocarlo porque este dio un gran salto, el árbol no se detenía y seguía estirando sus ramas para poder acertar un golpe, pero esto era imposible, la agilidad de aquel guardián era demasiada abrumadora para su oponente, el guardián quedó a las espaldas de aquel ser inesperado, el árbol se dio la vuelta parecía que esta vez sí iba a cumplir su objetivo, levanto todas sus ramas, y en ese instante fue partido en dos, por la bola azul que cayó a gran velocidad del cielo. El arma de aquel ser se volvió a unir, se sacudió un poco y volteo a ver a su alrededor, estaban todos sus alumnos cerca ocultándose y viendo con asombro aquel espectáculo que acababan de presenciar, bueno, todos excepto Gina, Dan y Aruma.

-¿Cómo sucedió esto? ¿Cómo pudimos separarnos del resto? se cuestionó Gina.

-No se, estabamos enfrente nos ocultamos detrás de un árbol, no nos movimos y cuando tratamos de ver lo que sucedía ya no estaba nadie.

-Shhh... ¿escucharon eso? preguntó Gina.

Unas malezas se estaban moviendo, los chicos caminaron lentamente y con mucho miedo hacia el lugar. Aquello se movía más rápido y fuerte, apartaron las ramas y alguien grito ¡AAAAAAAAAAAAAA! todos pegaron un brinco y gritaron también.

¡ERES TU!

¡SON USTEDES!

Era Feber que no tenía idea de cómo llegó a ese lugar.

¿Cómo es que te separaste del grupo? Inquirió Aruma.

No tengo la menor idea, estaba con Aura, y cuando menos me acordé ya estaba solo.

Lo mismo nos pasó a nosotros, dijo Dan.

-Vaya, vaya, vaya, pero que tenemos aquí, no tuvimos que buscar mucho.

-¿Díganme quienes son ustedes? Pregunto Dan con suma desconfianza..

Eran cuatro hombres altos y delgados, cada uno de ellos andaba un sombrero negro y una tunica del mismo color. dos de ellos tenían un coyote enorme cada uno como nahual, otro tenia un oso y el otro parecía no tener ningún compañero espiritual.

-No necesitas saber quienes somos muchacho, contestó uno de ellos. Los Nahuales se aproximaban a los chicos, y en ese momento Dan grito. -CORRAN, los muchachos se metieron entre la vegetación del bosque.

-SIGANLOS, QUE NO ESCAPEN, mando el hombre que no tenía nahual.

Los chicos corrían para no ser atrapados, las ramas pobladas de hojas de los árboles evitaban que la luz de la luna diera su resplandor, y la densa malva dificultaba su aligerado paso, como pudieron lograron salir de entre los árboles y llegaron a un campo donde la malva estaba corta y no había árboles que obstruyeran los rayos de la luna,

Los chicos corrieron todo lo que podían.

-No puedo, ¡no puedo! se lamentaba Feber.

-Si puedes, lo alentó Aruma,

-Llegaron hasta una parte del bosque donde grandes espigas con flores de un color rojizo obstaculizaban el paso.

Feber iba a meterse en medio de ellas cuando Dan, lo detuvo.

-¡Espera!

-¿Qué quieres que espere? ¿A que nos maten?

-Estos son polen de fuego, no podemos entrar por allí, si los tocamos nos quemaran,

!son los más enormes que he visto!.

A lo largo se podían ver sus perseguidores acercarse a ellos.

-¡Rápido haz algo! apuro Gina.

-Espera, espera, Matius me dijo como era, pero no lo recuerdo bien.

-¡Apresúrate o si no seremos cena de coyote!

-Ya, lo tengo, lo tengo, me das permiso para frotar tu hoja, prometo no hacerte daño. Dan hizo la petición a las flores que estaban en aquellas espigas y casi de inmediato cambiaron su color a un tono más agradable y claro.

-Listo corran, corran.

Los chicos comenzaron a correr entre aquellas plantas, y a medida iban avanzando las flores de enfrente iban cambiando a un color más claro.

-Los dos hombres que poseían coyotes de naual, iban adelante, el hombre sin nahual detuvo al hombre que tenía el oso y le dijo, no entremos por allí.

-¿Por qué? preguntó aquel hombre

-Solo observa.

Cuando los otros dos hombres entraron a las espigas, estas comenzaron a cambiar el color de su flor, los hombres iban corriendo y las flores que iban dejando atrás comenzaron a encenderse, grandes llamas salieron de ellas. Los hombres al percatarse de esto se angustiaron y corrieron aún más rápido, pero ya era tarde, las llamas los envolvieron y consumieron, solo se escuchaban grandes gritos de dolor.

Los chicos aun no salian y las llamas se expandian por todo el lugar, las flores que estaban detrás de ellos iban consumiendo todo con una marcha de fuego y que en combinación con los rayos de luna alumbraban la noche fría del bosque de Calmecac.

CORRAANNNN, CORRAAANNN. Gritaba Gina, con terror.

Salieron justo a tiempo, antes de que las llamas los alcanzaran, pensaron que estaban a salvo, pero solo era un pensamiento erróneo, enfrente de ellos estaba el río, pero para su mala suerte, este no estaba emanando orbes, lo que significaba que no podían pasar por él.

-Son muy escurridizos, se escuchó una voz.


Los chicos voltearon a ver y allí estaba el hombre que no poseía nahual al lado del hombre portador de un oso.

Nahual - Espíritu ProtectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora