02

371 64 3
                                    

El pintor, a la mañana siguiente, se había levantado temprano para escoger el dibujo que le iba a regalar al florista. «Seungmin tenía razón», pensó Minho, debía de hacerlo, tenía semanas mirándolo. Escogió entre todos uno donde el florista estaba rodeado de todas las flores de su negocio. 

Regresó a su habitación y se cambió de ropa, pues no iba a salir en su pijama de gatitos. Ya estando listo el pintor se paró en la puerta de su departamento, se estaba arrepintiendo. Suspiró tres veces para ver si lograba calmarse y luego, a paso decidido, salió rumbo a la floristería.

El florista, por su lado, estaba acomodando las flores en un buen lugar para lucirlas. La señora Kim ya había pasado por su ramo y esta vez si le pagó. El florista por momentos miraba hacia la ventana, aunque muy disimuladamente pues no quería ser visto y que el chico pensara cosas erróneas sobre él. 

El florista fue a su pequeña bodega, donde guardaba más material para las flores, y cuando salió casi se le caen al piso. Él chico del departamento de enfrente estaba ahí, en su negocio. 

El rubio empezó a sobre analizar la situación, «¿Qué tal si me ha visto mirándolo?, ¿Pensará que soy un chico raro?. No, Chan, tal vez solo viene a comprar flores.»

El florista se quiso convencer de aquello, tal vez el castaño solo venía por flores, nada más. 

—¿E-En que puedo ayudarle?-preguntó el florista y se regañó mentalmente por tartamudear, a veces le molestaba ser tímido. 

—¿Tienes claveles?-preguntó el pintor. 

—Sí, por supuesto.-

—Quiero un ramo de claveles, por favor.-

—¿Necesita algún color en especial?-

—No, el que sea está bien.-

—Okey.-dijo el rubio y empezó a formar el ramo con claveles blancos.—Aquí tiene.-

—Gracias. ¿Cuánto sería?-preguntó el pintor. 

—S-Se las regalo-respondió el florista. 

—No puedo aceptarlas...-

—Por favor, es un regalo de la casa. Por ser la primera vez que compra aquí.-

—Muchas gracias.-

—Por nada.-

—Ah, casi lo olvido. Yo... hice este dibujo.-dijo el castaño, entregándole el dibujo. 

—¿P-Para mí?-preguntó el florista un poco sonrojado. 

—Si, me inspiró mucho. Espero que le guste.-

—Muchas gracias.-

—De nada.-dijo y se dió la vuelta pero antes de salir se detuvo y volvió a mirar al florista.—Podría... ¿Podría saber su nombre?-

—Ah, s-si. Mi nombre es Chan. Bang Chan.-

—Lee Minho. Un gusto.-dijo con una dulce sonrisa que hizo al florista quedarse mirándolo embobado. 

—Lo mismo digo.-dijo tras sacudir levemente la cabeza. Y esta vez el pintor si salió de la tienda. 

Cada uno estaba por su lado, haciendo diferentes actividades, pero ambos pensaban en el otro. El florista, al ver el dibujo, quedo impresionado. Era un dibujo maravilloso, y aunque él no quería tomarle demasiado significado, le fue imposible no hacerlo. «Eso significa que él también a estado mirándome.» pensó el florista con una sonrisa en su rostro.

~~~~~~~~···♡···~~~~~~~~

—¿Lo hiciste? ¿de verdad?-preguntó el mejor amigo de Minho. Ellos estaban hablando por teléfono. 

Pétalos Pintados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora