Rosalie Vangeance

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-¿Segura que no quieres que te acompañe?

Asentí mientras subía a mi escoba.

-Preferiría que acompañes a Noeru

-Pero

-Pero nada- ajusté la capa de orden esperando algo de calor, la mañana era fría- cada miembro de la orden está poniendo de su parte buscando una cura para Asta, yo también debo esforzarme

-Rose- se acercó de manera que oídos curiosos no escucharan- sabes que Asta no es el único con una maldición

Miré exaltada a todas partes, esperando que nadie sepa de lo que Finral hablaba.

-¡Shh! Te dije que no se comentaba más del tema- llevé la mano a mis labios para hacer una señal de silencio- además, dijo que no sabía si mi caso se trataba de una maldición como tal

-Rose, ni siquiera me has dicho a dónde vas, ¿Cómo pued...?

-Finral- tomé sus manos y las apreté para darle seguridad- estaré bien, sabes que sí. Asta es quien nos necesita

-¿De verdad irás sabiendo que es inestable tu situación?

-Sí- mordí mi labio con fuerza- Asta puede ser desesperante y algunas veces peleamos... pero es mi amigo. Él haría lo mismo

Sus ojos parecían buscar algún indicio o pista que pudiese convencerme de que no dejase la base.

Hasta ahora, Finral era el único que sabía lo que me había dicho el Doctor Owen y lo extraño que le resultaba el caso, no le había dicho a Yami ni algún otro miembro, entre menos supieran, mejor. No tenía idea de los problemas que podría acarrearles, por eso mismo, también había decidido mantener para mí el lugar que visitaría.

-¿Se supone que le debo confiar tu seguridad a esto?- liberó una de sus manos y tomó el collar de cuarzo blanco que descansaba en mi cuello

-Así es- me despedí por última vez antes de partir- confía en mí, y te encargo a Noeru

Partí tan rápido como pude para evitar que me convenciera.

Volé en dirección a la capital. Tenía unos asuntos pendientes ahí primero, la última vez nos fuimos tan rápido que ya no pude hablar con William.

-Escuché que me buscabas

-Nii-chan, necesitamos hablar

-Rosalie, estoy ocupado- ciertamente tenía en la mano derecha un papel enrollado- no pue...

-Me gustaría hablar con mi hermano, si no le importa- tomé el collar con una mano, haciendo que su vista fuese a parar en la joya- ¿Podemos, capitán Vangeance?

Sus ojos se achicaron apenas un segundo, después soltó un suspiro pesado.

-Haremos esto- se inclinó levemente y apoyó sus manos en las rodillas, como si le hablase a una niña pequeña- iré a dejar estas órdenes y tú puedes irte adelantando a mi oficina, te alcanzaré en un rato

-¿Seguro?

-Lo prometo- sonrió y acarició mi cabeza

Asentí emocionada, cuando tomaba esa postura me hacía dudar de mis sospechas.

Me sabía el camino de memoria, así como también sabía que él se demoraría al menos unos minutos para llegar a la sala de indicaciones y regresar.

En el centro de la estructura, había una fuente gigante, además de hermosa. Cuando era niña, antes de conocer a Nozel, solía jugar cerca de esta para que William me encontrase fácilmente.

¿Señorita Vangeance?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora