Templo Submarino

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Finalmente había llegado el día en que los Toros Negros viajarían al templo submarino.

-¿Estás nerviosa?- le preguntó el más bajo a la chica de la realeza

-¿Eh? N-no estoy nerviosa- repuso inmediatamente- ayer salió bien

Todos intentaban darle apoyo, a su manera. Claro que ningún consejo estaba ayudando, y Yami lo sabía de sobra.

-Si te sientes presionada es posible que no salga bien. Noelle, tómatelo con calma- todo parecía bien, hasta que...- pero si fracasas, te mataré

-¡Onii-chan, la estás presionando!- reclamó la pelinegra- tranquila Noeru- la abrazó por los hombros- todo saldrá bien

Sabían que la mayor ventaja de Noelle en este momento era su orgullo, así que de manera inmediata tomó su grimorio e invocó la cuna del dragón acuático y emprendieron el viaje.

Se adentraron al mar poco a poco y después de acomodarse, le prestaron atención a su alrededor. Había peces de colores por todos lados, era un paisaje de admirar.

-Mocosa, ¿Por qué no me dejas en paz, eh? - le dijo a la pelinegra que estaba aferrada a su brazo- pareces un gato asustado

-¡N-no es verdad!

-Rose-chan...- apenas Asta le tocó el hombro, la chica ya había saltado a la espalda del hombre

-Baja de ahí- dijo Yami sin mucho ánimo, la verdad le daba igual

-¡No!- se aferró más a su espalda, parecía una especie de mono

-Te he dich...- se detuvo apenas recordó algo- Rosalie

-¿Sí?- asomó su cabeza a un costado de la de él

-Ocupaste tu tiempo estos días para aprender a nadar, ¿cierto?

-¡Oh, mira!- señaló una especie de remolinos- ¿Qué es eso?

-No intentes cambiar de tema- advirtió

-No estoy intentando cambiarlo- dijo mientras se sostenía mejor- estoy segura de que ya sabes la respuesta

Yami suspiró- Es la entrada a la zona de magia cuantiosa- dijo resignado a cargar con la chica, incluso fue él quien sostuvo los brazos de Rose para que no cayera cuando la burbuja comenzó a entrar en turbulencia

Después de unos segundos el alboroto se contuvo, y dio paso a un ambiente tranquilo y relajante, pero eso no hizo que la chica bajara, por el contrario, había trepado hasta el cuello del capitán de orden

-¡Yami mira!- señaló con su dedo a un pez peculiar que pasó al lado de ellos

-¿Por qué Rose puede hacer eso?- interrumpió Asta con un puchero

-¿Celoso, enano?- le contestó ella, de vez en cuando no podía evitar pelear con el chico

-¡Claro que si!- se acercó- ¡Yo también quiero que el capitán me cargue!- hizo un ademán con las manos

-Si lo intentas, te mato- contestó el capitán con una cara aterradora

-¡No es justo!- se quejó

-Tengo derecho de antigüedad- Rose le hizo una mueca

-Pero...

-Oh- Yami lo interrumpió- es tu turno, mocoso. Ve a cortar con tu espada mágica esa barrera

-Capitán, me di cuenta de algo importante al llegar aquí, no sé nadar-admitió el chico

-Rose...- llamó el capitán

¿Señorita Vangeance?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora