Daniel:
Hoy es la cena en la que conoceremos a la novia de papá, llevo sin hablar con papá desde la pelea de ayer, si fuera por mí me hubiera ido de esta casa hace 2 años pero no puedo por Sara, ella me necesita, por ella soy fuerte, desde que paso lo de mamá y Ornella tiene muchas pesadillas, medicación y ansiedad.Lo único que hice en todo el día fue mensajear a Laura, no salí del cuarto, así pase las horas hasta que dieron las 20:00 p.m, me prepare para la visita, me puse unos pantalones anchos negros y una camiseta blanca, luego las jordan azules y blancas.
Cuando termine de prepararme revisé que Sara se haya vestido decente y me volví a mí habitación para seguir ha mando con Laura.
-Daniel Alexandro baja con Sara, ya ha llegado Sandra!-Me aviso mi padre. Como que hija, podría ir peor.
-Voyy!-Le grite.
En realidad no creo estar capacitado psicológicamente como para hacer esto y Sara mucho menos, la verdad ahora mismo solo quiero irme corriendo a la tumba de mama y contarle cómo me está yendo, decirle cuando la hecho de menos. Pero esta es la realidad y sé que si hago eso será mucho peor así que cogí a Sara y bajamos las escaleras.
-Holaa, soy Sandra-dijo una voz femenina, sabéis la típica voz de madrastra mala pues así.
Sara al ver a una chica que no conoce empezó a temblar, yo la mire al darme cuenta. Una ataque de ansiedad empezaría.
-Se me ha olvidado una cosa arriba ahora bajamo-me inventé una excusa.
-No tardéis, nosotros nos iremos sentandonos en la mesa-me comentó mi padre.
-Eh... Vale-rapido llevé al piso de arriba a calmar a Sara.
-Tranquila, todo ha pasado-intente tranquilizarla sin mucho éxito.
El ataque de ansiedad fue a peor, no conseguía calmarla, pasaron 5,10,15 minutos, mi padre subió enfadado.
-Por que coño no bajáis, donde están los modales que os enseñamos-me pregunto furioso.
-Sara está teniendo un ataque de ansiedad, no soy capaz de calmarla-le conteste nervioso.
-Cuanto tiempo lleva?-me pregunto rápido mientras se agachaba para estar a la altura de Sara.
-Unos 15-20 minutos-le contesté.
-Tomale el pulso, rápido-me ordenó mi padre.
Yo rápido fuí a por el pulsómetro, se lo puse y salió que tenía el pulso a 200.
-Es muy alto papá, le puede dar un paro cardíaco-Le informé.
-Llevala al hospital y me dices cómo va mejorando vale?-me pregunto/ordenó.
-Como voy a conducir con un solo brazo?-Le pregunté obvio.
-Si te multan pago yo, rápido-me informó.
Dicho esto cogí en brazos a Sara, baje corriendo y la metí al coche, conduzí lo más rápido que podía, estaba asustado, nervioso, enfadado con mi padre por haberse quedado en casa con esa en vez de llevarla al hospital el y por poner a los dos en peligro al conducir yo con una sola mano.
Cuándo por fin llegamos la pasaron directamente a planta, le pusieron unos cuantos tranquilizante y se durmió.
De repente empezó a convulsionar.
-Enfermeras! Enfermeras-grite desesperadamente.
Las enfermeras me echaron d els habitación, lo único que oí fue:
-La perdemos, oxígeno rápido, está muerta rápido ondas 180!-que gritó una enfermera.
Mi teléfono sonó, pensé que sería mi padre, era Laura le cogí para no preocuparla.
-Hola-intente que no se notará que estaba mal y que no se me quebrará la voz.
-Capi estás bien?- me pregunto preocupada.
-Ehh...si tranquila-se me quebró la voz.
-Amor...que pasa?-insistió.
-Sara ha tenido un ataque de ansiedad, está ingresada re repente empezó a convulsionar y lo último que escuche fue: Está muerta, ondas 180-le expliqué rápidamente. -Tengo miedo Capi-le confesé.
-Capi... Voy para allá, en qué hospital estás?-me pregunto.
Le dije el nombre del hospital, 15 minutos después ahí estaba ella. Me abrazó lo más fuerte que pudo, de cierto modo fue reconfortante, pero me rompí un poco más.
-Capi...-Le llamé suavemente.-como se muera me muero.
-No digas eso amor, seguro todo va a salir bien-me volvió a abrazar al terminar.
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Nuestra Historia ✓
Cerita PendekÉl: el típico quarterback, fiestero, mujeriego, deportista. Ella: animadora, la chica perfecta no tan perfecta. Una amistad que a la entrada del instituto se acabó. Ambos hacían como si no se conociensen desde pequeños, pero al fin y al cabo los pol...