Dos

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Durante un mes no hubo pista de su paradero, treinta días enteros en los que no dejaba de buscar y frustrarse por tener el mismo resultado.

Su hijo menor desapareció así sin más, varias agencias se unieron a él para ayudar, pero aún no tenían nada.

Fuyumi estaba incontrolable, se culpaba a sí misma por haber estado en la misma casa y no darse cuenta a tiempo.

Cada día esperaba a su padre ilusionada. Para después en llorar, noche y día.

Natsuo también estaba mal, regresó a casa junto a su novia para estar con su hermana, ambos se daban apoyo mutuo. Cuando el albino tenía que salir su compañera de quedaba con ella.

Sentía como le quitaban la oportunidad de estar con el bicolor cuando empezaban a estar un poco bien, quizás si hubiera estado ahí, si no se hubiera ido las cosas serían distintas.

Rei, darle la noticia a ella fue demasiado doloroso, ella también había recuperado a su hijo.

Estaba planeado su alta del hospital psiquiátrico en esa semana, a pesar de la noticia pudo salir del lugar y vivir junto a sus hijos.

Al igual que su hija, esperaba que su ex esposo llegara con noticias diferentes.

—Nada.

Otra noche más, igual de triste que la anterior.

[...]

—Da el primer golpe y que sea fuerte, de la parte de la cara que sea en la quijada y en el cuerpo que sea a un lado del estómago o en los testículos.

Un mes más en donde los villanos no se movían, Shoto estaba concentrado en reforzar sus cuerpos y agilidad.

—Twice ha mejorado, ¿eh?

Tuvieron que mover su base a un lugar con terreno amplio. Lo hicieron cuando el nuevo entró, Shigaraki lo hizo acaso de que el teléfono pudiera dar una pista de su ubicación.

Hasta el momento no había nada raro, cumplía su palabra de ser su entrenador.

—Aquí están las cosas —avisó el portal con las bolsas de alimentos varios.

Su nueva rutina iba con un cambio de alimentación.
A palabras del bicolor, sus cuerpos desesitaban nutrientes para que su cuerpo funcionara bien.

No le gustaba que consiguieran comida robandola de las tiendas, pero no había otra opción, no podían comprarla y el mitad pelirrojo no tenía permitido salir.

Aunque pudiese, no se arriesgaría a ser visto, a las dos semanas de unirseles, los noticieros no dejaban de hablar de su desaparición; su padre junto a otros colegas estaban todos los días atentos a un solo indicio.

Se había comunicado otra vez con la mujer de cabello de fuego, igual a las dos semanas de su última plática, bajo la atenta mirada de todos.

Le confirmó que estaba bien, le repitió que no dijera nada. La fémina preguntó por su embarazo y si iba en orden todo.

Seguían los síntomas, pero había podido esconderlos y no habia hecho mucho esfuerzo ni usado su poder, estaba bien.

—¿Helado y bocadillos picantes? —Dabi dirigió su vista al adulto.

—Eso venía en la lista que me dio.

RenjiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora