Cinco

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Entonces estaba a voluntad propia con los villanos.

Era una opción que nadie quería tomar, porque no podía ser posible.

Al ver que estaba dispuesto a dejarlos fuera de combate las cosas cambiaban.

—¡Deku, Endeavor! ¡Vamos!

Acataron la orden dada por el cenizo.

No los mataría, no los dejaría grave, todos lo sabían; podía crear un ataque superior a ese, lo que hizo fue una distracción para irse.

Bakugo se quedó con eso, nada lo haría titubear.

Los demás inmovilizaron a Shigaraki, era crucial que Aizawa se encargara de llevarlo con los encargados de encerrar y bloquear los dones quienes estaban cerca de la escena.

De la antigua A solo quedaban algunos siguiendo al bicolor junto a los otros tres, en el camino tuvieron que separarse para ayudar a sus superiores.

La Bakusquas y Dekusquas eran los únicos que tenían de refuerzos, era sufiente.

[...]

—¿Por qué corremos de los héroes?

Intentaba calmar su respiración, tenía que seguir corriendo.

—¿Por qué perseguían a mis tíos? —pregunto en los brazos de su padre.

En ningún momento lo soltó, no lo haría.

—Renji —dijo acariciando la mejilla de su pequeño—, no te preocupes, estaremos bien.

Múltiples explosiones se escucharon, empezaba la persecución de nuevo.

Giran hizo su traje para favorecer a sus particularidades, era perfecto.

Pero por más ideal que fuera, no puede escapar de su pasado.

Su padre acercandose por arriba, de los lados viendo sus conocidos; sus maniobras, sus llamas y su hielo no podían contra ellos que lo superan en cantidad por mucho.

Su error fue entrar a un callejón, la que tenía que ser la salida era sustituida por una barda muy alta.

Cuando quiso hacer un camino con su lado izquierdo Endeavor se posicionó ahí. Al dar la vuelta vio que estaba acorralado.

Bajó a su pequeño cenizo manteniéndolo cerca, si usaba alguno de sus lados la temperatura sería demasiada para el infante.

—Todoroki —habló el peliverde—, ya no puedes escapar. Déjanos ayudarte.

Mentiría si dijera que no le dolió escucharlo otra vez.

Le dolió tanto verlos a todos de esa forma.

Tuvo que dar algunos pasos al frente cuando el hombre en llamas bajó.

—Hijo, ya basta.

Renji, al ver a su padre a la defensiva con ellos se acomodó mejor su capucha y se acerco más a su padre.

No importaba si eran héroes y admiraba a algunos de ellos, estaría del lado de su progenitor.

Lo que el bicolor sintió después de eso fue un fuerte mareo, no pudo más y lo que estaba delante de él se volvió oscuro.

RenjiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora