Renji

Siete

—Me alegra que conozcas a tu familia —dijo el hombre.

—¿No puedo entrar?

Al ir a ver a Kurogiri tenían que hacerlo desde un cristal, básicamente era un cuarto dividido por uno.

De su lado había dos sillas y del otro una cama, al menos ya no estaba apresado en una silla como antes, ahora podía moverse en ese espacio.

—Tiene que ser de allí —repitió el portal.

—Me da gusto verte bien —empezó el heterocromatico.

—Saber del inconveniente me preocupó. Disculpen.

—Ya quedó atrás.

—Llevare a Eraserhead con Tío Tomura, será una sorpresa —reveló el niño.

—Le gustará, ¿como estaban los demás?

—Bien, pero todos tenían la misma ropa, como la tuya —apuntó.

—Ya veo, Todoroki, la próxima vez que vengas me informas como está Shigaraki.

—¿Por qué están aquí? —preguntó inocente el ojirubí.

—Te lo explicaré cuando seas mayor —habló el prisionero.

—El tiempo terminó —informó Aizawa—, hay que seguir.

Shoto asintió para pararse junto a su hijo que se despidió de su mayor.

[...]

—¡Tío Tomura, tío Tomura!

Cuando corrió para abrazarlo los jóvenes héroes intentaron detenerlo, siendo ellos los detenidos por el mitad albino.

El celeste tenía unos guantes especiales que solo los guardias podían quitarle.

Shoto se acercó cuando los otros se quedaron en su lugar, viendo como Renji abrazaba las piernas ajenas siendo acariciado de su cabeza.

—¡Mira, mira! ¡Es Eraserhead, le dije que eras su fan!

Regresaron la vista hacia el pelinegro que se acercó cuando el infante le hizo señas.

—Un gusto, Eraserhead.

—Hola, Shigaraki.

—Qué amenos —ironizó el cenizo mayor.

—Tienes mucho que contarme —habló el peliceleste dirijiendose a Shoto, que sonrió ante eso.

[...]

—Es raro verlo así con todos ellos —murmuró para ser escuchado por sus colegas mientras veían lo cercanos que eran esos tres.

Más bien era extraño verlo tan cómodo con toda la Liga. Hablando como amigos y viendo al rubio contento al poder volver a verlos.

—Vendremos cada que sea posible —agregó el bicolor.

—Más te vale, a ti también niño —se diriguo hacia Renji.

—Sí, tío Tomura.

Claro que a todos les gustaba que se refiera a ellos como un miembro familiar.