-Necesito ver a Vale.-Le dije a mis padres.
-No puedes, Cass.-Habló mi madre.
-¿Por qué? Se supone que esta bien, ¿por qué no puedo verla?.-Pregunté angustiada.
-Cass, calmate linda.-Dijo mi padre.
-Yo soy la culpable, si no la hubiera contradecido su bebé seguiría vivo.-Negé sollozando.
-Las cosas pasan por algo amor.-Volvió a hablar mi madre.
-¿Y Jasib, como esta Jasib?.-Pregunté.
-Sigue en la sala de espera, no quiere ver a Vale aún.-Noté la sonrisa forzada de mi madre y me preocupé aún más.
-Quiero verlo, necesito ver a Jasib.-Ordené y limpie mis lágrimas.
-Le avisaré.-Mis padres se levantaron del incómodo sillón marrón, me dieron un beso y salieron del cuarto.
Unos minutos después la puerta se fue abriendo lentamente y detrás de ésta vi a mi primo y a Nash.
-Jasib.-Dije en un susurro y extendi mis brazos, sin dudarlo Jasib se tiro a mis brazos y comenzó a llorar.-Todo esta bien, estamos bien.-Le dije calmándolo.
-No, Cass..-Negó.-Vale quedó paralítica.-Sollozó.-Y no se perdona haber perdido al bebé.-Se separó de mis brazos, se limpió las lágrimas y se sentó en el sillón a llorar en silencio. Me sentía tan mierdas; yo había sido la culpable de que mi prima perdiera a su hijo y que quedará atada a una silla de ruedas.
-Cass.-Habló Nash, en cuanto pronunció mi nombre un escalofríos recorrió mi columna. Su voz, había escuchado su voz antes pero ahora sentía que la había escuchado solo unos minutos atrás.
-Nash.-Dije algo despacio y sorprendida por el escalofríos.
-¿Recuerdas algo del accidente?.-Preguntó, negé. No le iba a decir lo que mi prima y yo íbamos discutiendo frente a Jasib, no quería que mi primo se pusiera en mi contra.
-Solo recuerdo algunas voces cuando llegué al hospital y un chicos entro a verme mintiendo que era mi novio.-Reí un poco nerviosa y él desvío su mirada de la mía.
-¿Recuerdas al chico?.-Preguntó acercándose un poco.
-No.-Contesté.-Recuerdo que hablaba, pero no identifiqué su vos y no pude verlo.
-Oh.-Sólo dijo.
-¿Por qué Nash?.-Preguntó Jasib, Nash negó.
-Tal vez pudo ser cualquiera, era sólo una pregunta.-Se encogió de hombros.
-Perdón por venirte a llorar Cass, ¿cómo estás?.-Volvió a preguntar Jasib.
-Bien, me siento adolorida y cansada, pero no quiero dormir.-Reí levemente.
-Me alegro prima, sabes que te amo.-Sonrió sinceramente.-Iré por un café, vuelvo en un momento.-Nash y yo asentimos y mi primo salió del cuarto.
-¿Como supiste que estaba aquí?.-Le pregunté a Nash.-¿Como supo Vane y Shawn?.-Pregunté más para mi misma.
-Estábamos en el restaurante.-Explicó 'Los chicos y yo estábamos en el restaurante'. Recordé la voz de aquel chico.-Escuchamos que tu padre le decía a tu madre.-'Tu padre comenzó a decir lo del accidente'. Asentí.-Nos preocupamos y teníamos que venir a verte.-'Tenía que venir a verte'. Todo lo que me había dicho Nash coincidía con lo que me había dicho el chico misterioso.
-¿Quienes? ¿Que chicos?.-Pregunté, estaba segura que era alguno de los chicos.
-Shawn, Vanessa, Taylor y yo.-Asentí, o fue Taylor o, fue Nash. Shawn ésta saliendo con Vanessa y claramente no se me iba a declarar.
-¿Dónde ésta Taylor?.-Pregunté, era el último paso para descubrir a mi 'novio'.
-No se ha separado de Vale desde que llegamos.-Río nerviosamente.-Pero sí quieres voy por él y le digo que quieres verlo.-Señaló hacia atrás, a la puerta.
-No, sólo era una duda.-Negé con la cabeza.
Quería decirle a Nash, más bien; preguntarle que sí había sido él el que se había hecho pasar por mi 'novio' pero, ¿y sí mi deducción era incorrecta? Iba a quedar como una tonta frente a él. ¿Quizás había sido Shawn? Cosa que dudo. ¿Taylor? Desde un principio Taylor y Vale se han hechado miraditas y no creo que Taylor hubiera sido.
-Me alegró de que ya estés mejor.-Sonrió.
-Gracias, que lindo.-Me sonroje levemente.
-Te ves linda con esa cosa en la cabeza.-Señaló mi cabeza riendo discretamente, toqué mi frente y en ésta tenía una gaza, entre cerré los ojos indicándole que no era gracioso y los dos soltamos en carcajadas.
-Yo siempre me veo bien.-Bromeé.
-Lo sé, excepto en el uniforme del trabajo; con eso te ves sexy.-Reí nerviosamente, él me guiñó un ojo dándome a entender que estaba bromeando. Damn, malditos hombres raros.