Capítulo 16.

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-¡Cass!.-Karime corrió hasta mi en cuanto bajé del auto de mi primo.

-Hola Karime.-Le sonreí y la abracé.

-Que bueno que éstas mejor, lo siento, había salido de la ciudad.-Tomó mi mochila y comencé a caminar abrazada a ella.

-No te preocupes, tu llamada me levantó mucho el ánimo, también fue bueno escuchar a Kenny.-Reí levemente, Kenny es el hermano de Karime y es un gran y chistoso chico.

-Lo sé, me preocupé mucho, ¿cómo sigue, Vale?.-Trague en seco.

-Mal, en un momento te diré porque.-Me miró sabiendo que algo mal estaba por decir. Entramos al gran edificio, muchas miradas se posaban en mi. ¿Qué? ¿He matado a alguien?, me imaginaba preguntarle a alguien que me estuviese viendo.

-Hola.-Nathan se puso frente a mi y mi amiga.

-Hola Nathan.-Saludamos ambas.

-Cass, ¿crees que pueda hablar contigo?.-Preguntó rascándose la nuca.

-Tengo que entrar a clases.-Forcé mi sonrisa.

-Aún tenemos quince minutos.-Dijo enseñando la pantalla de su celular donde claramente marcaba quince minutos antes de las siete y treinta.

-Ésta bien, que sea rápido.-Solté mi abrazo de Karime y le indiqué a Nathan que fuéramos a la entrada.

-Quería saber como sigue Vale.-Se recargó en una barda cerca de la entrada.

-¿Por qué me lo preguntas a mi?.-Me crucé de hombros.

-Vale no quiere saber nada de mi.-Me dijo con una expresión seria.-Perdió a nuestro hijo y cree que todo es su culpa, no me quiere ver más.-Negó desviando su mirada y perdiéndose en algún lugar.

-Lo siento Nate.-Le dije triste, yo me sentía aún más mal y lo único que quería era que la tierra me tragara.-Yo tuve la culpa.-Confesé a una persona que no era mi mamá, él me miró serio.

-Nadie tuvo la culpa.-Dijo.-Lo que pasó, tenía que pasar, no fue tu culpa.-Asentí, pero sus palabras no me hicieron algún efecto.

-Nate, ya no quiero hablar de esto.-Le dije, no quería recordar nada de lo sucedido hace una semana atrás.

-Solo quiero que me digas como sigue Vale.-Repitió. Mal, muy mal, quiere morirse, pensé.

-Bien, ésta llenado a terapias para poder volver a caminar.-Mentí, si estaba llendo a terapia, pero no estaba nada bien.

-Me alegro, ¿crees que pueda ir a verla?.-Preguntó, lo dudé un poco, pero le contesté.

-Has lo que quieras Nate, solo no le recuerdes lo sucedido, no le recuerdes al bebé.-Él asintió y caminé para volver a entrar a la escuela.

Las clases habían pasado demasiado lento, me dolía todo. Karime y Jasib se la pasaron junto a mi todas y cada una de las clases, parecía como si no tuvieran nada más que hacer.

-¿Qué te dijo Maloley?.-Me preguntó Jasib.

-Ya te dije.-Me subí a su auto y él me paso pasó mi mochila.-No hagas un escándalo.

-No lo haré, solo quiero saber.-Se encogió de hombros.

-Él, de alguna manera, siente que también es su culpa y quiere hablar con Vale.-Le confesé a mi primo, Jasib me miró mal.

-Vale me dijo que Nate le había dicho que no quería al niño, ¿y ahora si lo quiere?.-Preguntó enojado.-Maldito hijo de..

-Jasib.-Lo interrumpi.-No hagas un escándalo, tal vez Nate si quería al niño, sólo nocesitaba pensar las cosas.

-Necesito que vayas y hables con Vale, no puede estar así toda la vida.-Encendió el auto y por el camino que tomó supe que nos dirigiamos a su casa.

Al llegar a casa de mis tíos, Jasib abrió la puerta principal y me dijo que subiera, que él arreglaría unas cosas del auto. Subí a la habitación de Vale y toqué lentamente la puerta, Vale me contestó después de la segunda vez que la llamé.

-Hola Cass.-Me sonrió, estaba en su cama tomando una clase de jugo.-Quiero que veas esto.-Me acerqué a ella y ella destapó la ligera manta que cubría sus piernas, la observé como se movía y después me di cuenta de que Vale intentaba ponerse de pie.

-Vale te lastimarás.-Le dije tomando su brazo.

-Sólo ayuda a sugetarme.-Me puse de pie sin soltar el brazo de mi prima y ella colocó ambos pies en el suelo. Se sentó en la cama y tomó mi mano, puso su mano libre en la cama y se impulsó. Estuvo algunos segundos de pie, quizás un minuto y cuando cayo a la cama se soltó riendo.-El doctor me ha dicho que es un gran progreso, mis piernas no son totalmente inmóviles, quizás dentro de tres meses pueda volver a caminar.-Le sonreí.

-Eso es fantástico, Vale.-Me tiré junto con ella a la cama.-Lo lograras.-Volteé a verla y ella también lo hizo.

-¿Cómo es esto posible?.-Preguntó y miró de nuevo al techo.-Hace algunos años atrás, estábamos en está misma cama, en la misma posición pensando en nuestra boda y como sería cuando tuviésemos hijos.-Sonreí involuntariamente. Siempre que iba a la casa de Vale y ya no teníamos nada más que jugar; nos tirábamos a la cama y comenzábamos a planear nuestra fiesta de dieciséis, nuestra boda, el nombre de nuestro hijos y cosas sin sentido.

-Viejo momentos.-Suspire.-Y cuando teníamos trece hablábamos de muchachos.-Ambas reímos.

-¿Cómo te ha ido con Nash?.-Preguntó de repente.-Me ha dicho mi tía que te a ido a visitar.-Levantó las cejas repetidas veces.

-Si, es un lindo chico.-Me encogí de hombros.

-Dale una oportunidad.-Asentí.-Lo mismo haré con Taylor, él ha venido a buscarme y creo que si alguien se interesa por mi estado así, debe tener una oportunidad.

-Vale, hoy hablé con Nate.-No quería arruinar el momento, pero tenía que decirle.

-¿Qué hablaron?.-Puedo apostarles que por el sonido de su voz rodó los ojos.

-Él también se siente culpable, pero no sé porque.-Miré su perfil.

-No quería al niño, antes de que pasara por ti hable con él y peleamos.-Ahora entiendo todo.

-También me siento culpable.-Confesé.

-No es culpa de nadie, por algo pasan las cosas.-Sonrió sin verme, literal; le sonrió al techo.

-¿No estás mal?.-Pregunté dándome un poco la vuelta y jugando con un mechón de su cabello.

-Lo estaba al principio, pero llorar no me traerá a mi hijo de vuelta y hoy me dijeron que quizás pueda volver a caminar.-Sonrió, sonreí por ver a mi prima tan feliz.-Y también he hablado mucho con Tay, creo que le gusto.

-Harían linda pareja.-Hice burla.

-Y tú con Nash.-Ambas reímos.

Vale volvía a ser la misma chica llena de carisma y potencial, era la chica antes del accidente; aquella que no le importaba nada, que hacía las cosas a la manera tipo YOLO, la que sonreía por el simple hecho de siempre estar feliz. Volvía a ser mi prima, mi hermana mayor, mi mejor amiga, la perra que me acoplaba a clubes para adultos, esa chica que siempre estuvo ahí, pero se escondió ante aquella gran oscuridad.

El Restaurante | Nash GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora