Capítulo • 18

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          Sobre aquel puente él yace

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          Sobre aquel puente él yace. Sintiendo el frío aire en su rostro. Debajo hay un lago lleno de agua tan clara, que parece un pedazo de cielo bajado a la tierra.

Suspira alto, dispuesto a aquello que le esperé tras la muerte.

¿Castigo?

¿Descanso?

¿Una evidente eternidad revolcándose en su miseria?

Sea lo que sea, sabía que era mejor que estar vivo. Y lo entendía perfectamente. Él ya no tenía una salida.

Con lágrimas y su corazón desbordando el dolor, escucha aquella sutil voz... Una vez más.

—¡Idiota! Si decides morir, tu vida y las que siguen se arruinaran, ¡Serás condenado, serás acechado por aquella vida que te ha terminado de quitar todo! ¡Serás aquel ser que ahora tanto repudias en cada una de ellas con tanto dolor y demencia, con él, con ese demonio de cabellos azules acechando hasta el universo más feliz!

Karma voltea, observando a la joven muchacha de rizos negros, gritándole con desesperación.

¿Cómo ha llegado ahí?
¿Cómo demonios le ha podido encontrar tan rápido?

Levemente siente sus pies tiritar sobre el frío pavimento luego de una ráfaga de viento.
Es húmedo, casi helado como si se tratara de un diciembre.

—¡¿Qué mierda hago?! ¡No tengo nada, nada!

—¡Belcebú se ha fijado en ti! ¡Y si te rindes ahora, serás eternamente maldecido con un amor tóxico, violento y jamás pudiendo encontrar la paz junto a la persona que amas!

—¡Yo no amo a nadie! ¡Sólo quiero morir, entiendelo!

—¡No podré ir contigo a las siguientes vidas, perderemos todo si haces esto!

En efecto, Akabane estaba cansado de tanta barbaridad infernal de la que Kirara tanto hablaba, ¡Eran mierdas! Tan sólo estaba loca y sabía que él también estaba teniendo el mismo destino.

Giro un poco más para verle, otra ráfaga de viento soplo, y de sus labios salió;

—Yo seré el único que aquí perderá.

Pareció que sus pies resbalaron, más sin embargo, el peso muerto que dejó caer tras esas palabras fue inevitable. Y ante aquella caída, presenció como Kirara se esfumaba como si de polvo se tratará.

Tal vez, y sólo tal vez, había estado alucinando todo durante un largo período de tiempo.

Y en realidad yacía sólo.

Tanto en ese momento, como en la vida que había estado teniendo hasta ahora.

No sintió dolor, no sintió temor, sólo observó el oscuro cielo mientras su aire se perdía y poco a poco sus extremidades se iban entumiendo hasta llegar al punto de ni siquiera sentirlas.

Luego, manchas negras y profundas se posaron en sus ojos, nublando la poca visión con la que entonces contaba.

Finalmente cayó dormido.

Eye Otome.© [NagiKaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora