Capítulo • 07

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          Ahí, las lágrimas habían dejado de brotar, sin embargo, los sollozos secos eran algo que aún permanecían

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          Ahí, las lágrimas habían dejado de brotar, sin embargo, los sollozos secos eran algo que aún permanecían.

—Karma, amor; ¿Me contarás ya que es lo que ha pasado?— Su madre volvió a intentar el hablar con él. Era el tercer día desde que los ojos de Karma cayeron en una dura depresión y donde aquellos bellos cristales rojos se ensombrecieron.

Él negó.

No quería hablar con nadie, Karma estaba bien sólo. Al menos, a su parecer.
          Sólo extrañaba rotundamente a aquel chico que se juró siempre mantenerse a su lado.

Pero no lo diría.
          Todo antes de que otras personas se enteren de su presencia. Se juró aquello no hace mucho.

Entonces, Karma miró a su madre y le dio una sonrisa torcida, forzada y malograda.

—Quiero salir, ¿Me dejas?— Habló en tan sólo un hilo de voz que parecía romperse en cualquier momento.

Su madre temió por ese hecho.

—Iré contigo entonces.

—No... Por favor, quiero estar yo sólo, mamá.

Era tan sincero y tan decaído a la vez... Que su madre dudo por unos segundos.
Sabía que había algo más allí. Algo de lo cual, ella no estaría consiente hasta mucho después.

Suspiró cansada.

—¿Prometes que no te irás tan lejos?— Sobo suavemente su helada mejilla.

—Lo prometo.

Y así, con la misma ropa que tenía, Karma salió de su habitación a paso lento casi de forma inmediata. Dejando a su madre atrás.

En su propio cuarto él ya se estaba sintiendo asfixiado. Tampoco era que tuviera muchas ganas de salir, no tenía con quien ir, ni siquiera sabía a donde iría con exactitud.

Sólo quería ir... Ir y no volver hasta mucho después...
Sólo de eso estaba seguro.

          Las cinco de la tarde recién rebosaban, a esas horas las calles no estaban tan llenas en la zona donde él vivía, por ello es que se permitió el caminar tranquilo durante unos diez minutos.

Sólo hasta que llegó a un parque y tomó asiento en una de las tantas bancas, notó el como sus ojos se cerraban casi por inercia.

Las últimas noches su corazón había dolido tanto que a penas y tenía tiempo de dormitar.

Nagisa...

—¡Hola mamá, hola papá!— Los ensordecedores gritos a la distancia, no hicieron que Karma se sorprendiera, pero si lograron una mueca de su parte al escuchar la voz gruesa que emitía aquellas palabras.

Después, hubo otro momento de silenció.
Uno donde se dedicó a sumergirse en sus pensamientos olvidando todo su alrededor.

Al menos, hasta que sintió una dura presencia posada en la misma banca que él.

Eye Otome.© [NagiKaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora