Capítulo • 06

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          Cuando tropezó, notó que sus uñas se encontraban sucias, llenas de tierra que había tomado en el transcurso

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          Cuando tropezó, notó que sus uñas se encontraban sucias, llenas de tierra que había tomado en el transcurso. Una rama había quebrantado su tan elaborada huida.

Aún podía ver la tenue luz de su hogar a través de las ventanas y de todos los árboles que obstruían su campo de visión. Casi podía seguir oliendo esa cosa muerta aún a la distancia...

Suspiró ya cansado, no sabía cuanto es lo que había recorrido, ni siquiera cuanto es lo que llevaba ahí, tratando de huir de algo que ni siquiera sabía que era con exactitud.

O tal vez si lo sabía, sólo prefería el evitar pensarlo.

—No me dan muchos abrazos, pero me siento cálido, no me felicitan a menudo, pero con una simple sonrisa me siento lleno de alegría...— En voz baja, comenzó a cantar lo primero que se le venía a la mente mientras lentamente abrazaba ambos de sus brazos. Se sentía tan aislado... —. La luna en lo alto, da una muy bella luz, brillando a lo lejos, me cuida del viento acechante.

Por unos segundos, Karma temió que su corazón saliera de su pecho, latía demasiado rápido y aquel tétrico silenció sólo empeoraba las cosas.

Cuando miró a mis espaldas, me halló con un pasado, uno que quiero olvidar, pero que más sin embargo, es uno que me ha amarrado y que no sabe soltar.

Por su nuca, corrió un frío aire que le hizo respirar profundo. Marcando una clara línea entre el miedo y el cansancio.

No fue hasta que se detuvo, que pudo oír algunas ramas rompiéndose, no a sus espaldas, pero sí muy cerca de donde él se encontraba. Las ramas se rompieron vorazmente bajo las pisadas de algo moviéndose entre la oscuridad.

Trago pesado.

Karma tembló comenzando a avanzar despacio.

El miedo que te alienta a alejarte, es el mismo que te acerca. El mismo que te acecha en lo profundo...

—Cuenta uno, no avances más. Al dos, veras los ojos del lobo, en el tres, querrás correr. El cuatro, te demostrara que has demorado demasiado. En el cinco, serás acorralado...

Cuando la dulce y tierna voz comenzó a susurrar, Karma sintió un dolor en su corazón.

El correr le era en vano, sus piernas quedaron atascadas.

Cayó al suelo, entonces, sus manos parecieron haberse entumecido, no las sentía en lo más mínimo.

»—En el seis, seras atado, en el siete, torturado. El ocho, te hará llorar. Cuando caigas al nueve, no morirás, tu alma lentamente se irá. Y, en el diez, volverás y sonreirás... Repitiendo los finos lazos de tu seco infierno.

Su boca, fue cubierta. Un repulsivo aroma mezclado con un poco de alcohol, lo envolvió.

Estaba cayendo.

Eye Otome.© [NagiKaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora