Eye Otome.© [NagiKaru]

Capítulo • 09

En lo que a mí respecta,
Sólo puedo decir que soy una libre alma en busca de un camino sin líos.

Pero, ¿Qué hacer si aquellos mismos son los que me llaman con desesperó?
Puedo sucumbir, más no dejarme arrastrar.

Puedo controlarlos,
Manejarlos a mi antojó si es que así lo deseó.
¿Cierto?

¿CIERTO?

No...
En realidad...
...Sólo ando deseando egoístamente algo que jamás podré realizar...

Soy lamentable.

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          ¿Cómo es que ahora se hallaba ahí? Contemplando la distorsión de la bella visión azulina del viejo departamento en una de las calles más remotas de su vecindario, curiosamente.

Karma sabe que corre peligro, un error podría llevarlo inclusive a la cárcel ó a la misma muerte.

¿Por qué lo hacía entonces?
         Oh, cierto; Por su desastroso amor castamente correspondido.

Vaya mierda.

Camina tranquilamente por la acera, tratando de verse como un transeúnte normal y no como un drogadicto que, gracias a su ropa y demacrado rostro, podría ser lo más cercano a su realidad en aquellos escasos momentos.

Busca ocultarse y, por décima vez desde que salió de casa, observa la dirección en su celular mandada por Nagisa.

—¿Qué tan bajo he caído?— Se pregunta tras volver a su andar.

Tiene muchas dudas en mente, varias de ellas le hacen querer correr de aquel lugar y volver a su habitación.
Quiere volver a esconderse y no salir por un buen rato debido no sólo al miedo, sino también a la vergüenza que de seguro su simple existencia le causaría.

Pero entonces; Los aperlados ojos azules viajan a su mente, calcando su objetivo principal una vez más.

—Nagisa lo pidió.— Se repite antes de observar el como se encuentra a tan sólo unos pasos. Suspira hondo.

Toca de forma en que a penas y se puede escuchar su llamado. Patético, aunque parece funcionar.

La puerta se abre y una brillante cabellera negra logra divisarse del otro lado. Karma está sorprendido, aunque tampoco duda en sostener con firmeza la cuchilla que lleva bajo su sudadera color negro.

Yuuma Isogai, va en su mismo grado, jamás se han hablado, mucho menos han intercambiado miradas. Sólo hasta aquel momento.
Karma dudaba de que él supiera si quiera de su existencia, más su respuesta al verlo es totalmente distinta a lo planeado.