Capítulo XV

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Capítulo XV

    Despertar había sido una sensación extraña para Alondra, cuando el rayo cruzo por su ventana el día en que despertó, encontrándose con la mirada de su padre, que hacía ver unas ojeras que mostraban que no había descansado por varios días. De la misma manera, que podía percatarse que había estado llorando.



—Padre...—susurró al ver que sus ojos se encontraban y él la miraba con una sorpresa y alegría que no podía ocultar.

—Mi princesa...—expresó al abrazarla, después de tocar y besar su frente— Por fin has despertado... Y la fiebre ha bajado finalmente... Nos tenías con tanta angustia.

— ¿He estado enferma? —expresó al no recordar, más que el recorrido que había hecho bajo la lluvia el día que había decidido regresar.

—Por dos largos días desde que llegaste y te desplomaste en los brazos del ama de casa... Tu madre y yo nos encontramos que estabas enferma cuando llegamos. Desde entonces, no hemos abandonado tu habitación, desde que el médico de la familia te examinó en nuestra presencia... No ha sido para tu madre. Fue como si el pasado hubiese querido apartarte de nosotros una vez más.



    En ese instante su madre abrió la puerta, corriendo a sus brazos, al ver que había despertado, sin poder ocultar sus lágrimas.



—¡Mi niña, has despertado!... Nos has tenido el alma en vilo.



     En otra oportunidad le hubiese corregido, ya no era una niña, aunque después de todo lo que había ocurrido dejaba en claro que internamente, quizás, mantenía sueños e ilusiones de una niña. ¿Cómo había sido tan tonta y haber caído en el engaño en que había caído?



     Bajó la mirada al ver que su madre lloraba, sin saber que más hacer, sino llorar junto a ellos. ¡Había sido tan ingenua y había estado de cometer una locura!



—Lo siento... Lo siento mucho...

—No llores... No hemos venido desde Londres para juzgarte. Sino para estar contigo. Nos hemos enterado de todo...—expresó su madre, y luego guardó silencio, mirando posteriormente a su padre, sin saber si había dicho algo impropio que no era necesario expresar.

—No tienes nada de que preocuparte... Sólo estamos aquí para ti. Y es lo que importa... Desde ahora miraremos hacia adelante. —expresó su padre.



   Y así había ocurrido. Después de Alondra había recuperado su salud y su peculiar ánimo, regresó a ser ella misma, o externamente se fue mostrando como la enigmática e irreverente Alondra que todos conocían, aunque internamente ocultaba su destrozado corazón, que no se cansaba de recordarle lo terrible que había sido permitirse amar, por lo que decidió mantenerse alejada de ese sentimiento por un tiempo. Hasta que una parte de ella, hubiese sentido que había sanado sus terribles heridas. Primero se permitió ser testigo de la boda de su hermano con su mejor amiga, Isabella. Y luego el retorno a Londres, después de dos años de mantenerse aislada de todos los eventos sociales a los que acudían su familia. Manteniéndose resguardada de lo que sucedía. Dejando atrás los cotilleos de la alta sociedad. De todo aquello que pudiese darle noticias de que había sido de Terrence Ashworth.

Ecos del Corazón (7ma novela de Todo lo que soy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora