Capítulo X

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Capítulo X

    Lady Alondra Cavendish se dirigió a la propiedad de los padres de su amiga Audrey Wilson, bajo la compañía de su doncella y lady Alondra Aldwich, y anunció su llegada. Al parecer no era la única que había decidido hacer una visita ese día. Entró a la sala principal junto a Isabella, siendo escoltadas por una sirvienta, encontrándose allí presente al conde de Essex junto a lord Christopher Wilson, quien les observaba asombrado y emocionado al verlas.



—Dispénseme... No hemos querido interrumpir.

—Su presencia no es ninguna interrupción y me alegra verla presente. Estaba hablando con mi querido amigo y estaba anunciándole que he pensado hacer una pequeña reunión en mi propiedad mañana en la noche. Será algo íntima ya que soy de pocos amigos y muchos tienen planes este próximo fin de semana...—guardó un corto silencio— he escuchado que una de los eventos sociales de este fin de semana ha sido su presentación, lady Candevish. Y deseaba extenderle mi invitación, pero Dios ha sido tan generoso conmigo que la ha traído hasta este lugar el día de hoy. La invitación es para usted lady Aldwych...

—Tomen asiento, señoritas... Es grato tenerlas presente. Mi hermana estará por llegar en breve...—miró a su amigo— Y en referencia a la invitación de mi amigo, sería de mucho agrado poder contar con sus presencias.

—Por favor, digan que irán...—expresó Audrey al escuchar, interrumpiendo la respuestas tanto de Alondra como la de Isabella. Algo que agradeció con una sonrisa Terrence Ashworth, conde de Essex. Esperando que fuese más fácil convencerla si ellas sentían un poquito de presión. No quería llegar al punto de que sus padres conocieran a dónde ellas irían esa noche, porque estaba claro, que ellos no se lo permitirían.



    Alondra observó a  Isabella y luego a Audrey, y recordó que sus padres les consideraba una buena amiga, al igual que a Isabella.



—No tengo ninguna razón de por qué no asistir...—miró al conde de Essex—. Cuente con mi presencia.



    Isabella miró a Alondra y se vio obligada a aceptar. Al menos, era mejor estar bajo la compañía de lord Christopher Wilson que de la de Matthew Cavendish.



   Una sonrisa frívola se dibujó en el rostro del conde de Essex, para después fingir una falsa emoción de tener nuevos amigos que entendían su deseo de hacer una reunión para compartir con todos ellos. No era tan sociable como los demás nobles, más bien, era un hombre solitario que no se acostumbraba a los eventos sociales.



—Te tengo en mis manos...—se dijo a sí mismo, mirando a Alondra, mientras escuchaba a los demás presente celebrar por su respuesta.



    Y así había sucedido, sin Alondra saberlo.



    Había caído en su trampa.



    Una trampa que la llevaría a algo que ni siquiera esperaba.



—Me alegra tenerla presente entre los pocos invitados que aceptaron mi invitación...—le expresó lord Terrence Ashworth, mirando hacia atrás por encima del hombre para asegurarse de que lady Isabella Aldwych ni lord Christopher Wilson pudiesen oírle—, tal vez fui muy atrevido al invitarla a una cena tan aburrida.

—Espero no haberle dado la impresión de que no deseaba que me invitara. — le expresó por educación, al sentirse por primera vez algo incómoda ante la presencia de un caballero.

— Al principio sí... Lo admito. Pero ahora al escuchar su respuesta, no. He de admitir lo mucho que me agrada su compañía.... Dispénseme por mi honestidad. Pero como le indique en la propiedad Wilson, soy un poco reservado y de pocos amigos, por lo que agradezco cuando alguien empieza a considerarme un amigo...

—Le entiendo... Y es un honor para mí tenerlo como uno de mis amigos. También soy un poco reservada. Ser la hija de un duque en ocasiones priva de encontrar buenas amistades.

—Ciertamente... Incluso heredar un título. Jamás puedes saber quiénes realmente te aprecian a ti o a tu título.

—Solía pensar así cuando estuve en un colegio de señorita en Bath... Y cuando estuve estudiando en Florencia, me alegre de ser simplemente una señorita entre muchas otras que habían ido a Italia a aprender a mejorar sus técnicas de pintura.

—Debe mostrarme uno de sus pinturas... He escuchado por una amiga en común que usted es una excelente pintora.

— Lord Terrence Ashworth, nuestra amiga en común, solo ha exagerado, puedo asegurárselo...

—De seguro no...—le miró con interés, viendo a lo lejos a lady Audrey hablar con su hermano amenamente—. Lady Alondra, ¿podríamos tutearnos si vamos a hacer amigos?... Soy de los que odia el formalismo entre amigos.



    Ella lo miró y lo consideró un momento. Era la primera vez que alguien le pedía eso, pero ella ya era alguien adulto y podía tomar sus decisiones.



—Está bien... Lord Terrence...

—Y como un buen amigo, realmente me gustaría ver sus pinturas... Pero no insistiré, aunque sí le pediré un inmenso favor...

—¿Cuál?

—¿Podría pintar un retrato para mí?... Me gustaría tener una de sus obras.

—¿Un retrato de usted?

—Si no es mucho pedir... Podríamos reunirnos un sábado en el Hyde Park junto a sus amigas y mi buen amigo Christopher. Por favor, no me niegue dicho honor...

—Creo que no puedo negarme si me lo pide de esa manera...



   Y lord Terrence sonrió, porque finalmente, había conseguido uno de sus objetivos: Acercarse más a ella.

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Intenté publicarlo ayer, pero se me hizo imposible. Sé que no es mucho, pero así iré adelantando, poco a poco. Gracias por sus comentarios, votos y lecturas... ¿Qué creen que sucederá?

Ecos del Corazón (7ma novela de Todo lo que soy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora