Habían pasado días desde que no hablaba con Jungkook, ya no me encontraba molesta pero a decir verdad me estaba acostumbrando a no verlo, era una sensación rara pero tenía a la persona correcta apoyándome.
Miraba a Dominic que se encontraba adentro de la cabina donde se encontraba girando un nuevo sencillo.Su cabello alborotado se movía por sus movimientos que hacía al mover la cabeza y meterse tanto en la canción, se miraba casi convencido con su trabajo, de vez en cuando me lanzaba unas miradas acompañadas de una sonrisa de oreja a oreja, de esas sonrisas que hacía que sintiera electricidad por todo mi cuerpo.
Disfrutaba mucho de su compañía, incluso acompañarlo a grabar canciones era completamente genial, me gustaba la sensación de sentir que realmente era importante en su vida como él lo es en la mía.
Estaba saliendo de la cabina, vestía unos jeans a cuadros, una camisa blanca y un suéter negro, el cuello de la camisa se asomaba, haciendo un perfecto juego con sus Converse.
- Podemos irnos ahora. -Dijo sonriendo.
Yo asentí con una gran sonrisa.
Dominic fue al perchero, tomó mi chaqueta y mi bolso, se acercó y estire la mano para tomarla pero fue más rápido que yo, ignoro mi brazo estirado y colocó sobre mis hombros mi chaqueta y dijo
-Hace viento afuera, puedes pescar algún resfriado.
Mis piernas temblaron ligeramente, estaba nerviosa.
Espero que no haya notado el temblor en mis piernas puesto que las llevaba al descubierto.-Gracias Dom. -Le sonreí y salimos de la habitación para bajar por un elevador y por fin salir del estudio.
El viento soplaba tal y como lo predijo Dominic un día antes, últimamente Los Ángeles son días con mucho viento.
Fuimos directo al auto y lo puso en marcha, durante el camino Dominic me decía lo emocionado que estaba por sacar una nueva canción, sin duda tenía demasiado talento y entendía perfectamente porque cualquier persona se enamoraría de alguien como él.- Dom, has pasado mi casa. -Dije mirando por la ventana, dejando atrás mi hogar.
- Es que hoy pasaremos a comer para celebrar mi gran talento.
Me crucé de brazos y reí.
- Esta bien, sólo porque me gusto esta canción.
- ¿Está canción? ¿Insinúas que no te gustan mis canciones?
- Solo un poco. -Reí divertida y el comenzó a reír conmigo.
- Eres muy mala conmigo. Pensé que te había gustado la canción que escribí pensando en ti.
- ¿Eh? -Dije sorprendida.
- Investígalo. -Dijo sonriendo mientras miraba por el espejo retrovisor.
Mis mejillas lucían rojas como tomates, ya no podía seguirlo negando, Dominic me gustaba, ya no salía con Jungkook y creo que esta sería una oportunidad para los dos.
Mi celular vibro sacándome de mis pensamientos y enfriando mas la situación.Mire la pantalla -Hablando del Rey de Roma- pensé.
Desvíe la llamada de Jungkook y lo puse boca abajo.
Dominic noto mi incomodidad y probablemente mi duda en la cara, no sabía si contestar, me miro dedicándome una tierna sonrisa dándome seguridad, correspondí.Después de unos minutos llegamos a un lindo restaurante donde pasamos un buen rato hablando y riendo, llevaba un lindo conjunto de falda y saco a lunares blancos con negro, Dominic llevaba unos jeans negros con un suéter de rayas del mismo color que mi conjunto, su cabello alborotado lucia tan bien como de costumbre, sus ojos grandes y verdes me miraban reír de sus buenos y a veces malos chistes.
Volvía a sentir esa sensación en mi pecho cuando lo veía sonreír de oreja a oreja cada vez que decía algo gracioso.
Simplemente teníamos telepatía, no necesitaba hablar para que el entendiera lo que trataba de decirle.Estuvimos un largo rato así, hoy tendría que llegar un poco más temprano a casa porque al día siguiente iría al trabajo, Dominic siempre me recogía después del trabajo, decía que era muy noche para que una chica linda caminara sola por las calles de Los Ángeles, según sus palabras.
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Die A Little. (YUNGBLUD y tú)
FanfictionLo mire a los ojos, eran tan grandes y brillosos , con un color tan vivo y diferente a todos los que había visto, solo me miraba atento esperando mi siguiente pregunta, pero sentí la tensión extraña que había entre nosotros. Era como morir un poco...