Boyfriend 💞 Karma Akabane

💞 Prólogo

Tn aprovechó que no había nadie en casa. Se cambió su ropa de entrecasa, vistiéndose con un short negro tiro alto, un top rosa pastel y zapatillas deportivas blancas; cepilló su cabello, atándolo en una coleta alta, y se colocó lentes de sol. Fue hacia el cuarto de su hermano, abrió el armario y tomó una de sus chaquetas con capucha, una blanca; se la colocó encima de su ropa y cerró de nuevo el armario, para volver a  su cuarto. Tomó su teléfono, llaves y cartera, y se echó algo de perfume. Al estar lista, bajó las escaleras y salió de la casa.

[Arcade Room]

Tras unos minutos, Tn llegó al lugar donde quería: un salón de videojuegos. Le gustaba jugar, pero sólo tenía una Nintendo ya que su hermano se había llevado las consolas cuando se mudó. Además, quería tomar algo de aire lejos de casa, fuera de su vida de "burgués". Tragó saliva, nerviosa, y se adentró al lugar. Tomó sus lentes y se los quitó, sus ojos se iluminaron ante las luces de neón y de las máquinas de videojuegos.

– Woah...

Sonrió. Acomodó los lentes sobre su cabeza y fue a comprar fichas para poder jugar.

Se estaba divirtiendo bastante, incluso se había quitado ya la capucha de la chaqueta. Quería ocultarse, temía de que alguien de la escuela la viese ya que todos la tenían como la perfección en persona, y sin mencionar además de que su padre enloquecería si descubría que estaba perdiendo el tiempo en esos lugares lleno de "flojos adolescentes". Ganó el juego de la máquina arcade en la que se encontraba, y sonrió ampliamente al ver que había roto el record que estaba registrado.

– ¡Lo hice!

Los aplausos se hicieron presentes, sobresaltándola. Cuando ella observó a su alrededor, notó que varios chicos estaban viendo cómo jugaba, todos interesados en saber si rompería el dichoso record o no. Tragó saliva y sonrió con un pequeño sonrojo, como agradecimiento.

– ¡Bien hecho!

– ¡Felicidades!

– G-Gracias –rió.

En cuanto los chicos comenzaron a dispersarse, Tn suspiró y se dirigió a una de las máquinas expendedoras, metió unas monedas y se compró una lata de refresco; la tomó, la abrió y bebió.

– ¡Vaya! Si es la señorita perfección –rió.

La joven se ahogó con su bebida y comenzó a toser, limpió su boca con el dorso de su mano y giró, sorprendiéndose al ver a aquel pelirrojo, quien la miraba con una sonrisa de lado.

– ¿A-Akabane...?

– Hey, Kawakami. ¿Qué hace alguien como tú en un lugar como este?

– N-Nada. Yo...ugh...

– No me digas que te perdiste –rió.– No te veías perdida hace unos minutos cuando rompiste el record en esa máquina.

– No, yo...

– ¿Uhm?

– ... ¿Y tú qué? ¿Te gustan estos lugares?

– Sí, es divertido. Aunque es más divertido cazar delincuentes cuando vienen, no sabes el dinero que me hice así –rió.

– ¿Ahora eres delincuente?

– No, sólo me divierto –rió.

– Claro...C-Como sea, debo irme.

La rubia comenzó a caminar, pero rápidamente aquel chico tomó una de sus manos, deteniéndola y haciéndola girar, para quedar de frente otra vez.