Regina y Jack dos hermanos con una vida simple y aburrida pero que pasará cuando estos dos hermanos se relacionen con los de la realeza y unos frijoles no tan comunes?
«¡Fi-fai-fo-fam... de donde viene el trueno, no has de preguntar!».
Luego de que se fueran, Regina y Jack se fueron también de ahí.
Mientras tanto, gigante miraba hacia abajo del cielo, se dió la vuelta pero su otra cabeza le indicó que mirara a su derecha.
—Ahora no–insistió y él le hizo caso–. ¿Qué?–al girarse hacia dónde apuntaba, miró en donde había una pequeña bolsita, el general lo tomó, y en la palma de su mano cayeron los frijoles, que había llevado Roderick.
—¡Frijoles!–dijo su otra cabeza en muy mal pronunciación.
Al frente de ellos estaban el pequeño lago, y el gigante sopló hacia los frijoles y ellos volaron hasta caer en el agua. Empezaban a trasformarse en los grandes tallos, la tierra temblaba.
—¿Están listos, hermanos míos?–todos respondieron con rugidos–.¿Pueden saborearlo?–de nuevo los rugidos–. Aquí viene el trueno.
Demasiados tallos empezaron a salir del agua.
—¡Fee! ¡Fye! ¡Foe! ¡Fumm!–los nombrados se colocaron más al frente–. ¡Hacia adelante y hacia abajo!
Otro gigante sopló el cuerno que llevaba, y los demás comenzaron a correr hacia los tallos, el pie de uno pisó el cadáver de Roderick.
—¡A comer hombres!
—¡Dulce sangre!
—¡Abran paso! ¡Abran pasó a los demás!–los gigantes al estar en el tallo, este por tanto peso, comenzó a bajar directo a la tierra de los humanos.
—A Albión!
Uno se colocó al lado del general y él le recordó:
—Recuerda, Fumm. La princesa es mía–lo miró.
—Mía–repitió su otra cabeza.
—Lo que diga el rey–habló mientras al igual que los demás, corrió hacia el tallo que iba hacia la tierra de los humanos.
El general miró hacia el frente, y también empezó a correr hasta aventarse, rápido se colgó en el tallo, mientras esperaban a que bajara más y así destruir a los humanos.
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Jack miraba en su mano el frijol que aún tenían, miró al frente donde estaba el tallo ya cortado.
—Jack mira lo que me encontré–su hermano guardó el frijol y alcanzó a su hermana que le hablaba, ambos miraron al frente, una sonrisa se escapó de su rostro y se acercaron al caballo.
—Anser. Que gusto verte, muchacho–Jack empezó acariciarle–, tú caminó fue largo. Que historia te tengo.
Regina miró hacia el agua donde su caballo había estado tomando, frunció el entrecejo al ver algo extraño en las nubes. La chica se asustó y con voz baja le hablaba a Jack, pero el chico solo concentraba en Anser. El caballo le dio un movimiento con su cabeza y el chico por fin le prestó atención a su hermana.