𝓓𝓸𝓼

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—Se venden caballo y carreta. A precio justo. Me entristece dejarlo ir. ¿Caballo y carreta?

—Jack iré a ver por allá–la pequeña hermana señaló a un puesto de artefactos. El muchacho casi no prestó atención a lo que dijo pues había leído algo que le llamó la atención.

Erik el grande.

Sin esperar respuesta de su hermano, la castaña salió corriendo hacia el puesto. La chica notó los asombrosos artefactos. Eran tan bellos pero no podía pagar uno así. Sus ojos se posaron en una linda y pequeña escultura. Se fijó en el vendedor que estaba atendiendo a una familia, así que sin que se diera cuenta tomó la escultura y rápido la escondió entre su bolso de lana. Se dió la vuelta para huir de ahí pero chocó con un cuerpo haciendo que ella retrocediera unos pasos.

—¿Qué no sabes qué no deberías robar?– se cruzó de brazos viéndola con una ceja alzada.

Regina lo notó y vio que era un chico un poco más alto que ella pero casi de su edad, su cabello era oscuro y ojos cafés, se le notaban las pecas y además llevaba ropa que no era para pobres, pensó la chica.

—Yo no robé nada, ahora si me disculpas tengo que buscar a mi hermano– pasó a su lado pero el chico la tomó del brazo–. ¡Oye suéltame!–intentó zafarse pero el agarre de él era más fuerte.

—Devuelve lo que robaste–intentó tomar el bolso de la chica pero un fuerte pisotón por parte de ella hizo que se detuviera, soltó a la muchacha para quejarse–. ¡No hemos terminado!

—¡yo creo que si terminamos novato!–le gritó al salir corriendo en busca de su hermano.

Al casi llegar a donde seguro estaría su hermano, notó que iban saliendo en caballo los guardianes del rey, ella se fijó mejor y notó que uno de ellos llevaba a una chica de cabello rojizo.

—¿Alguien vió mi carreta?

Regina escuchó la voz de su hermano, ella frustró al saber que ya se habían robado la carreta, cosa que ella también hizo hace unos minutos.

—¿Perdiste la carreta? Y una cosa más, ¿por qué tienes un golpe en la mejilla?– levantó la mirada para verle el pequeño moretón que se le estaba haciendo.

—Tuve una pelea.

—Jack.

—Está bien, no fue una pelea... estaba defendiendo a una chica–sinceró haciendo que su hermana le diera una sonrisa orgullosa–, pero como verás no salió como esperaba–señaló su moretón–, pensé que por estar ebrios serían más...

—Ay Jack, ahora ¿cómo le explicaremos al tío sobre la carreta?

• • •

Ahora ambos hermanos se encontraban vendiendo el caballo, Regina notó como los guardias estaban revisando a gente pero más a los monjes.

—Se vende caballo. Última oportunidad, buen precio.

—Es un buen caballo para una carreta...si tienen uno.

—les daré diez monedas–ambos giraron para ver a un monje acercarse a ellos. Regina lo miró sorprendida por tanto dinero.

—¿Diez? ¿En serio?

—Estoy en una misión urgente. De vida o muerte.

—Sí, bueno.

—No tengo el dinero conmigo. Pero hay dinero en la abadía.

𝑹𝒆𝒈𝒊𝒏𝒂 𝒚 𝑱𝒂𝒄𝒌 𝒍𝒐𝒔 𝒄𝒂𝒛𝒂𝒈𝒊𝒈𝒂𝒏𝒕𝒆𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora