Capítulo IX.- ¡Piratas!

716 47 4
                                    

Los tres guerreros pilotaban la nave Gumi, buscando un nuevo Mundo que visitar, ya fuera para encontrar al rey o sellar alguna de las cerraduras. Mientras que el pato se encontraba a los mandos y Goofy intentaba advertirle de los obstáculos que se interponían en su camino mientras que éste sólo le respondía con gritos, la mirada del castaño se encontraba perdida en algún lugar entre todas esas estrellas que parecía estar observando.

–Riku… –suspiró.

No podía decirse que su último encuentro con el peliplateado hubiera sido precisamente alentador: éste parecía más molesto que nunca y no había duda de que estaba involucrado en algo peligroso. Pero Sora no sabía cómo hacerle entrar en razón.

–¡Tranquilo, Sora! –la voz de Goofy logró sacarle de sus pensamientos. –Seguro que Riku se disculpa cuando volváis a veros.

Al igual que Donald, Goofy no sabía que el que había sido el amigo de la infancia de Sora había intentado privar a Pinocho de su corazón. Que estaba yendo por el mal camino, que se iba a meter en problemas y que, al parecer, sabía manejar la Oscuridad.

Sora no podía confesarles algo así.

–Tal vez… no sea él quién tenga que disculparse. –respondió, volviendo a dirigir su mirada hacia las numerosas estrellas que decoraban aquel oscuro lugar.

Después de todo, Riku le había ofrecido su mano tres veces, y él la había rechazado. Hasta ahora, el portador de la llave-espada estaba convencido de que había elegido el camino correcto, pero, sin embargo, sabía que el mayor siempre tomaba las decisiones correctas, siempre le guiaba cuando se sentía inseguro.

Y, esta vez, sus caminos parecían ser tan distintos…

Pero Sora no esperó sentir la mano del escudero apoyarse en su hombro, ni tampoco recibir aquella sonrisa cálida, amable y cariñosa. Aunque pareciera una idea enfermiza, le recordó a una de esas sonrisas que le dedicaba su madre cuando estaba muy preocupado o asustado, o incluso aquellas situaciones tan poco habituales en las que Riku y él discutían de verdad.

De alguna manera, ese gesto logró tranquilizarle.

–Siempre nos has dicho que sois muy amigos. ¡Seguro que todo se arregla cuando os volváis a ver!

El ojiazul le devolvió la sonrisa, pero antes de que pudiera agradecérselo, los gritos de Donald se lo impidieron, y ambos miraron al frente para poder entender qué era lo que éste trataba de decirles.

Lo que ninguno esperaba, era ver aquel enorme barco pirata acercarse a ellos, sin intenciones de detenerse o apartarse.

–¡Va a chocar con nosotros! –advirtió el pato.

Cuando Sora abrió los ojos, le costaba recordar lo que había sucedido. Estaba convencido de que aquel enorme navío había chocado contra la nave Gumi pero, al parecer, estaba sano y salvo. Pero se preocupó cuando, al mirar hacia ambos lados, no encontró a sus fieles compañeros de viaje.

–¿Buscas a alguien?

El castaño reconoció aquella voz al instante y, al levantar la mirada y encontrarse con ese cabello plateado y ojos aguamarina mirándole con aquella suficiencia que siempre había logrado irritarle, comprobó que se trataba de su amigo.

–¡Riku! –exclamó el joven. –No entiendo nada...

En lugar de recibir una respuesta del mayor, escuchó varias carcajadas a su alrededor, y sólo entonces fue consciente de que no estaba solos.

Se encontraba en la cubierta del barco que atacó su nave, y las risas que había escuchado provenían de aquellos hombres que le rodeaban, armados y con una vestimenta que Sora sólo había sido capaz de observar en aquellos numerosos libros que leía tantas veces en las Islas.

Kingdom Hearts: Amigo Imaginario [Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora