Como era de esperar, la isla más pequeña de lasdos estaba completamente desierta. Únicamente los pasos del peliplateado rompían ese tranquilo y, a la vez inquietante, silencio que reinaba en ellas a esas horas de la noche. Y sólo sus ojos, ansiosos, brillantes y decididos, iluminaban la oscuridad de la noche.
Riku iba a cumplir su sueño, por fin, esa noche.
Sin dudarlo, avanzó entre los pequeños arbustos y, aunque tuvo que agacharse un poco, encontró esa pequeña entrada a la solitaria cueva.
El Lugar Secreto.
Su mano recorrió todas las pintadas de aquellas rocas, todas las aventuras fantasiosas e infantiles que Sora y él inventaron ya años atrás. Sonrió con cierta tristeza, al pensar que no volvería a ver la sonrisa inocente y siempre radiante en el rostro de su mejor amigo, como tampoco sus ojos azules, siempre tan expresivos...
Aún recordaba el día en el que encontraron este lugar. Sora llegó corriendo, asustado, diciéndole que había escuchado rugidos procedentes de entre los arbustos. Fue así como dieron con la cueva... y cuando comenzó la sospecha del mayor acerca de la existencia de otros Mundos.
Miró hacia esa puerta que se encontraba al final de la cueva. Esa puerta que llamó su atención desde el primer momento, y que intentó abrir tantas veces...
Esta noche se abriría, lo sabía. Iba a conseguir que se abriera.
Pero algo detuvo a Riku en su camino. Miró el dibujo que, tiempo atrás, ya vio. Y que tanto le molestó.
Sora y Kairi. Dibujaron eso un día que él enfermó y no pudo venir a la isla. Aún recordaba cómo enfureció y dejó de hablar a Sora durante una semana, hasta que el menor fue a su casa, con su rostro lleno de arrepentimiento, pidiendo perdón por revelar a la pelirroja ese lugar que se suponía que iba a ser secreto de ellos dos.
Al final, Riku no tuvo más remedio que aceptar a la chica como una amiga más. Y, en realidad, no se arrepentía. Kairi era una buena amiga. El problema, era que lo conocía demasiado bien.
Tan bien, que sabía que ahora mismo se encontraba tras él, y que estaba pensando lo mismo al ver el dibujo de aquel casco al lado de Sora.
-Aún puede verlo... -murmuró ella, y Riku pudo notar la preocupación en su voz.
Lo siguiente que pudo escucharse, fue el puñetazo que dio Riku contra aquel dibujo.
-¡Ese idiota...! ¿¡Cuántos años cree que tiene!?
-Riku... no me gusta ese amigo suyo... -comenzó Kairi. -Riku... ¿y si no se trata de cosas de niños? ¿Y si...?
-Sora es un crío. ¿Es que nunca madurará?
-Riku... sé que a ti también te preocupa... Si no, no te enfadarías tanto cada vez que piensas en él.
No recibió respuesta por parte del peliplateado, y ella sabía que era porque tenía razón.
-No me gusta, Riku. Siento... algo extraño. No puedo explicarlo, pero... sé que es... malo. -continuó ella. -Riku... No te vayas...
Sin más, el mayor se levantó y fue hacia la puerta, posando la palma de su mano en ella, mirándola. Aún esperando a que, de una vez, se abriera.
-Sabías que pensaba irme sin vosotros, ¿eh...? -fue la única respuesta que recibió.
-Sora se disgustará mucho si no te ve mañana al despertar...
-Sora no debe salir de aquí.
Un suspiro salió de los labios de la pelirroja.
-Si salimos de aquí, seremos los tres juntos. Sora... ¿De verdad piensas dejarlo solo? Riku, esto no me gusta...
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Kingdom Hearts: Amigo Imaginario [Yaoi]
FanficSora tiene un amigo imaginario, o eso creía Riku, pero las cosas eran más complicadas de lo que parecían... ¿Qué habría pasado en Kingdom Hearts si cierto personaje hubiera decidido entrometerse? ¿Habría triunfado la Luz en este caso? Derechos reser...